Capítulo 15 (Parte 1)

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-- Está bien. Estoy muerta de sueño.


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Pasé casi toda la noche desvelándome. No dormía más de media hora sin despertar, muchas veces sin razón alguna. No hubieron pesadillas, no había ruido que pudiera molestarme... llegué a la conclusión que lo que no me estaba permitiendo descansar era mi propia mente, que me estaba torturando. Una vez que regresamos a casa, Olivia fue con Dean sin decir una palabra y yo fui quien le pidió que tuviera paciencia con ella, porque todavía no quería hablar las cosas. No le había contado siquiera a Damián lo que ella había visto. Sentí que la chica necesitaba estar tranquila -Dentro de lo que podía, con todo lo que había visto- Una noche más. 

Mi amigo no había hecho nada más que asentir una vez que regresé acompañada por Liv, y supe inmediátamente que Damián lo había puesto al día respecto a como encontramos a su compañera. Parecía bastante ansioso en hablar con una de las dos. Tyler permaneció apartado en todo momento, sintiéndose avergonzado por no haber notado la fuga de la adolescente anteriormente. Podía calcular que había pasado unos diez minutos fuera sin que nadie se percatara de su partida. Los padres de Dean la observaron siempre desde una distancia prudente, como si tuvieran miedo de acercarse. Liz y su pequeño compañero habían sido los únicos que no se comportaron de una forma extraña una vez que la adolescente regresó, hablando amigablemente con cualquier persona a su alrededor. Me pregunté si el resto de los habitantes del campamento se habían enterado de la desaparición de nuestra amiga y de la búsqueda. Había visto muy poco de ellos durante el transcurso del tiempo. Pero una vez que comenzó a hacerse más y más tarde, comenzó a haber un poco más de movimiento tocando el momento máximo alrededor de la una de la madrugada, cuando a pesar de nosotros encontrarnos en cama fuera podía escuchar el ruido de conversaciones y deteniéndose progresivamente desde esa hora para que alrededor de las tres de la mañana, cuando un silencio fantasmal se hizo cargo de todo.

A penas el sol se levantó iluminando todo a través de la ventana decidí dejar de torturarme intentando dormir. Damián estaba durmiendo a mi lado tan pacíficamente que no pude reunir fuerza suficiente como para alejarlo de ese estado. Se encontraba tendido de lado justo frente a mi con sus labios ligeramente entreabiertos y una de sus manos tenía un flojo agarre un poco bajo mi cintura. Me fue difícil abandonar el lecho sin hacer ruido para evitar que despertara. En el lugar nadie tenía luz eléctrica, pero si lámparas y linternas que había visto en manos de algunos muchachos. Pero de alguna forma los mayores habían logrado hacer instalaciones de agua que llegaban al baño y a la cocina a través de una cañería de cobre -Como ya había averiguado- desde la parte más limpia y cristalina del ría ubicado en el bosque. Lo que resultaba ser muy útil. Damián me había confesado en una privada charla antes de dormirnos que una de las primeras cosas que haría sería obtener energía eléctrica. No quería imaginar que sería de él sin su celular. Y buscaría tener una fuente barata y permanente, como sería utilizar energía solar, aerotérmica o similares, de forma que no dependerían de ningún otro lugar para conseguir energía y no sería un problema el dinero de la cuenta. Al parecer, su antigua manada habían decidido conseguir electricidad eólica. Lo consideré una buena idea, quiero decir, de cualquier manera yo tampoco resistiría demasiado tiempo sin electricidad.

Damián despertó poco después de que yo hubiera terminado con mis asuntos en el baño, entrando en él después de poner un beso en mis labios. Aproximadamente a las nueve de la mañana el total silencio fue interrumpido por una rítmica secuencia de golpes en la puerta. Yo me acerqué a abrir, encontrándome con Carmen fuera reclinada en la puerta. Ciertamente, ya no me resultó una sorpresa verla. Había llegado a la conclusión que le habían pedido encargarse de Damián y yo mientras nosotros nos adaptábamos a todo de la misma manera que asignaron a más chicos para encargarse de los demás.

Alpha DamiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora