L. Amigos o enemigos.

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Lo miro. La luz de la luna y el farol público apenas son suficiente para distinguir los rasgos en su rostro blanquecino pero estoy seguro de que no veo molestia o asco, ni siquiera cuando me ayuda a limpiar la sangre que ha manchado un poco mis mejillas.

Con todo lo que está pasando, no debería de pensar en lo agradable que es su cercanía o en el aroma de su colonia o en la constelación de lunares que surca sus mejillas sonrosadas por el clima frío de invierno.

Un par de minutos más tarde, cuando ya no hay manchas de sangre seca en mi cara, ambos bajamos del jeep y caminamos lado a lado por la acera. Estamos en el centro de Beacon Hills, en la zona de discotecas. Lo sé porque al fondo de la calle veo el enorme letrero en neón de Sinema un lugar que abrió apenas este invierno y del que la mayoría de mis compañeros hablan por la rápida fama que el lugar se ha ganado al permitirle la entrada a menores sin necesidad de una identificación falsa o sobornos para el guardia de la entrada (aunque parece que sí respetan la ley de no venderle alcohol a los menores).

—Ahí está Scott. —Señalo hacia un edificio de ladrillos con un letrero neón en donde se lee la palabra "Jungle".

Mi hermano se oculta (o al menos eso parece que hace) tras una esquina. Nosotros apuramos el paso y cuando estamos a menos de medio metro de él, se voltea y junto a Stiles da un respingo.

—Lo siento. Lo siento.

Scott suspira con los ojos cerrados y una mano sobre su corazón.

—Está bien.

—¿Adónde se fue? —cuestiono a mi hermano.

—Lo perdí.

—¿Qué? ¿Perdiste su rastro? —Stiles suena intrigado.

Scott hace una mueca.

—No creo que tenga uno.

—Okay, eso es malo —musito.

—¿Adónde habrá ido?

—A matar a alguien.

—Oh. Eso explica las garras, los colmillos y todo. Dios mío, ahora tiene sentido. —El comentario de Stiles le gana una mirada reprobatoria de mi hermano—. ¿Qué? Scott, vamos. Soy 67 kilos de piel pálida y huesos frágiles, ¿de acuerdo? El sarcasmo es mi única defensa.

—Eso es cierto —concedo a su favor.

—Solo ayúdenme a encontrar esa cosa —nos pide Scott.

—No es una cosa. Es Jackson Whittemore.

—Tu cocapitán de lacrosse, el exnovio de Lydia y el idiota más grande del mundo —complemento las palabras de Stiles.

—Sí, lo sé.

—Bueno, pero ¿él lo sabe? —inquiere Stiles—. ¿Alguien más lo vio en su casa?

—Creo que no. Pero ya pasó la prueba de Derek.

—Sí. Esa es la cuestión ¿cómo la pasó?

De pronto tengo dos pares de ojos sobre mí, observándome con un brillo interrogativo. Suspiro lento y profundo.

—No tengo idea de cómo pasó la prueba. Todo lo que sé es que los animales capaces de producir toxinas, son inmunes a ellas.

—Entonces, una serpiente es inmune a su propio veneno —vacila Stiles.

—¿En el mundo salvaje-no sobrenatural? Si.

—Okay. ¿Cuándo el kanima deja de ser el kanima?

—Cuando es Jackson —responde Scott e inmediatamente después ambos vuelven a mirarme inquisitivamente.

About Werewolves and Witches | Teen WolfWhere stories live. Discover now