Vuelta a casa

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 Abrí la puerta de mi casa, lancé los bolsos adentro y pensé en tirarme encima del sofá, pero me terminé tropezando por culpa de los bolsos

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Abrí la puerta de mi casa, lancé los bolsos adentro y pensé en tirarme encima del sofá, pero me terminé tropezando por culpa de los bolsos.

Eso le conté a Marta apenas entré a su consultorio.

—Dios, mija, esa mala suerte no te la roba nadie.

Yo no me reí.

—Bueno, ¿Por qué viniste? —miró su reloj—. Dijiste que ya no ibas a venir más y en media hora viene un paciente asique no puedo atenderte.

—Sí, pero necesito un consejo— hablé. Ella me miró, esperando a que le explique—. ¿Crees que deba olvidar a Agustín para siempre?

—Depende de lo que diga tu corazón.

Sí, porque los corazones hablan.

Esta Marta no me había ayudado en nada, asique fui igual a la casa de Agustín.

Toqué timbre.

Un segundo.

Dos.

Tres.

Agus abrió la puerta y me abrazó.

—¡Hey, Bian! ¡Qué bueno verte!

Luego salió Marita y dio una vuelta alrededor mío. La acaricié.

—Hola, Mari, ¿Cómo estuviste? —ella respondió con un ladrido.

Agustín me invitó a entrar.

—¿Querés quedarte a cenar? Estaba amasando unas pizzas.

Me reí.

—Está bien. Pero yo te ayudo.

—Claro, podés ayudarme con la salsa.

Fuimos a la cocina y luego de lavarnos las manos cada uno inició su trabajo. La verdad es que sabía hacer salsas y no se me daban tan mal.

De repente me volteé y se me calló algo. Antes de que pudiera agacharme y levantarlo, Agus ya lo había hecho.

Me puse roja.

Se me había caído un tomate.

—Se... Se te calló un tomate.

Él también se había ruborizado.

—No... No me digas —respondí, haciendo alusión a nuestra primera escena.

Cuando Agus me pasó el tomate y nuestras manos se tocaron sentí que todo podía ser incluso mejor que antes.

Porque después de todo, era como si los recuerdos que yo tenía ya no estuviesen presentes. Porque ese Agustín de mis memorias no era el verdadero Agustín.

Y ahora tenía al mismísimo Agustín Casanova frente a mí, sonriendo.

Tenía que asegurarme de que ahora sí, él me eligiese a mí como yo lo elegía a él. Y además, de paso, construir recuerdos verdaderos.

Verdaderos y duraderos.

Soy Difícil (Agustín Casanova) (GAFYUT 2)Where stories live. Discover now