NUEVE

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LA HISTORIA DE LEO

¿No tienes alma? Es como si hubiera muerto hace mucho. Tus labios se sienten calientes al tocarlos. Puedes devolverme a la vida. Por fuera estás en llamas y viva, pero estás muerta por dentro. Siénteme ahora, sujétame por favor. Necesito que veas quien soy. Sincérate conmigo. Ahora soy como tú. Mis labios se sienten calientes al tocarlos. Mis palabras parecen tan vivas. Mi piel es caliente al acariciarla. Te controlaré e hipnotizaré. Me enseñaste a mentir sin dejar rastros, y a matar sin remordimientos. Estoy muerto por dentro... - Dead Inside, Muse.

Le da una larga calada a su cigarro, para luego mirar fijamente hacia la pequeña pelirroja, que con el rostro surcado de lágrimas, le termina de contar su historia.

Están sentadas en el tejado de aquella casa. La música se escucha fuerte abajo. Pero ellas están en su mundo ahora.

- Leo, cuéntame tu historia ahora.

La castaña apaga su cigarro y lo arroja por allí.

- Bien – Comienza la morena, sonriendo sin felicidad - Todo ocurrió hace cuatro años. Yo entonces tenía trece años y una hermana gemela, Lea.

<<Era una mañana muy calurosa, a decir verdad. Todo parecía indicar que sería un buen día. En el orfanato en el que yo me encontraba, todos nos trataban bien. Yo era muy feliz allí con mi hermana, quien siempre se mantenía a mi lado. También tenía una amiga, Ofiuco. Ella era muy reciente porque entró allí con catorce años, no la conocía mucho pero creí que la conocía lo suficiente, la quería demasiado.

- ¡Leo, vamos a jugar a las escondidas! – Me gritó Lea, corriendo hacia mí con otros niños del orfanato. Las dos éramos de tener muchos amigos, pero ella más. Y es que era tan buena persona, tan sociable, tan bonita. Yo no se lo envidiaba, por favor, era mi hermana. Pero ahora sé, y aunque antes no, que alguien sí lo hacía.

Reí y me acerqué. A un amigo, Thomas, le tocó contar. Así que yo tomé la mano de Lea y ambas corrimos a escondernos en ático, este quedaba muy lejos, y pocos conocíamos su ubicación. Siempre nos escondíamos ahí, y siempre ganábamos. El último en ser encontrado era el ganador.

Cuando llegamos, ella me miró emocionada, y soltó una risilla. Pero resultó que no fuimos solas. Ofiuco también fue, con Toby y Josh, unos de sus amigos. A mí no me agradaban, me daban miedo. Ellos eran mucho más mayores que nosotras, debían tener unos... ¿17 Años?

Ellos se acercaron amenazantes, ni yo ni Lea entendíamos qué pasaba, y menos comprendíamos la sonrisa maligna en el rostro de Ofiuco.

- Bien chicos, ¿Me quieren, verdad? – Preguntó ella, sonriéndoles.

- Por supuesto – Respondieron ellos. Ella asintió con la cabeza y nos señaló, o mejor dicho, la señaló a Lea.

Ellos lo hicieron ver tan simple. Como si fuera aplastar una cucaracha con tu zapato. Toby me sujetó de los brazos, y Josh golpeó a Lea. Me dolió a mí, lo juro. Más me dolió cuando llorando, suplicando que pararan, contemplé como esa bestia abusaba de mi hermana. Era horrible verla, yo la amaba, la amo. Y además era como un espejo, Lea era mi copia exacta. Era mi hermanita menor por dos minutos.

La mataron, también frente a mis ojos. Nadie nos escuchó gritar. Nadie nos ayudó. Estábamos solos, alejados. Ofiuco, quien había dicho ser nuestra amiga, solo miraba con satisfacción mientras fingía ignorar mis llantos e insultos hacia ella.

Sé que está mal odiar. Pero la odié entonces, y la odio ahora. La odiaré siempre, probablemente>>.

- Por dios, que horror – Murmuró Virgo, quien ahora sollozaba más fuerte. No podía creer que Ofiuco era capaz de tales cosas - ¿Qué pasó con tu hermana? Es decir, ¿No le dijiste a nadie?

- Por supuesto que lo hice, pero no me creyeron. Ofiuco se puso a llorar, y a decir que seguro yo era la culpable. Me creyeron culpable a mí por un buen tiempo, a las mierdas de Ofiuco y sus amiguitos los adoptaron – Suspiró – Finalmente se demostró que yo era inocente, pero jamás intenté acusar a los verdaderos culpables de nuevo. Simplemente juré que yo vengaría a mi hermana, sería la única manera de descansar en paz – Niega con la cabeza, estirándose y mirando al cielo - ¿Sabes? Fue difícil encontrar a Toby, y fue muy difícil para mí matar a su hermanastra frente a sus propios ojos, para luego matarlo a él. Ella era inocente, pero da igual, mi hermana también. Fue fácil encontrar a Josh en cambio, y matar a sus padres adoptivos y a su novia, fue muy placentero a mi parecer. Ojo por ojo diente por diente suelen decir. Ahora sólo me queda Ofiuco. Yo me iré al infierno, pero me llevaré a esa perra conmigo.

Virgo asiente con la cabeza, comprendiéndola.

- ¿Me dejarás ayudarte, verdad? Como prometiste antes, cuando estábamos allí abajo...

- Claro que sí.

Se quedaron en silencio, mirándose la una a la otra. Entonces sin más, Virgo la besó.

Al principio, Leo se sintió sorprendida y confundida. Jamás había estado con una chica, un chico menos. Pero, a pesar de eso, le sigue el beso. Siente una sensación rara, pero le gusta, y mucho. Virgo es tímida en el beso, por lo que la morena toma el control y tras profundizar el beso toma a la pelirroja por las caderas y la sienta en su encima.

- ¡Leo! – Ríe ella, sonrojada.

Y Leo la encuentra muy tierna, por lo que la vuelve a besar. Su piel se siente tibia cuando desliza las manos debajo de la blusa rosada, su piel es fácil de marcar, lo que comprueba al llevar la boca al cuello de la pelirroja. También descubre que le gusta escuchar a Virgo soltar suspiros mientras ella la toca.

Parece que ha encontrado una buena compañera, y no solo de venganza.

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Y otro más, besos.

¿Quién mató a Ofiuco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora