La Chica Que Canta Para Sus Padres.

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La primera vez que Zaraa vio a Kyra fue una nublada tarde de Agosto, en el pueblo en el que vivía era muy raro ver algún cambio, todo estaba tranquilo siempre, el único ruido fuera de lo "común" era el de los animales de la granja de al lado. Pero  ese día empezó como cualquier otro, se despertó temprano, tendió su cama, se baño, se arreglo para un desayuno que sus padres iban a ofrecer en casa, leyó un rato en el estudio y para la hora del desayuno se sentía feliz de que las personas que iban a desayunar con ellos fueran sus tíos, por qué así podía jugar con su primo Shwan tres años mayor que ella, y aunque siempre pelearán, siempre terminarían reconciliándose. 

Ese día Shwan se iba a quedar a dormir en casa de su prima para pasar el fin de semana y el sábado ir a un espectáculo de equitación por el cual el estaba muy emocionado, así que ya en la tarde solo vieron películas y comieron panqueques  con chocolate y fresas.

Lo único diferente en el día fue que llegaron nuevos vecinos a su vecindario, a lado de su casa para ser precisos, desde que ella recordaba nunca había habido personas que vivieran en esa casa, la mayoría la rechazaba por ser demasiado cara, o por que tenía incluida una pequeña y ruidosa granja que incluía varios caballos y cabras, por lo general venían personas para cuidarlas y luego se iban, pero nunca se quedaban más de una noche seguida.

Su primera impresionó  de los nuevos vecinos fue que a esa familia le faltaba una mamá, la niña y el señor que llegaron eran muy distintos, no tenían nada en común, ella era pelirroja y rubio, el señor era alto y un poco robusto, usaba una casia de franela con cuadros rojos y negros, unos vaqueros negros y botas de punta cafés, la niña por el contrario era pequeña, sus ojos azules se escondían detrás de unos pequeños anteojos.

Desde ese momento Zaraa sintió curiosidad por saber más de ella.

Estando recostada en su cama empezó a tararear una canción, sin esperar que detrás de su ventana la niña que se había mudado estaría escuchando.

- Las estrellas brillan, tú y yo estamos abrazados y nada es imposible si tú y yo juntos soñamos, dentro de poco te iras y mi amor volará junto a ti, en el más inmenso de los dolores mi corazón te recordará, brillando junto a mí en esta lluvia de estrellas...

-Nena cantas muy hermoso.- su madre dijo al entrar a la habitación.- Por eso eres la mejor de la clase.

-Gracias mami.-dijo ella envolviéndola en un abrazo.

-Sigue cantando bebe.- dijo acariciándole el cabello, su padre ya había entrado a la habitación.

- Las estrellas brillan, tú y yo estamos abrazados y nada es imposible si tú y yo soñamos, dentro de poco te iras y mi amor volará junto a tí, en el más inmenso de los dolores mi corazón te recordará, brillando junto a mí en esta lluvia de estrellas...- en algún momento de la canción  los tres empezaron a cantar juntos y al terminar le dieron las buenas noches y la dejaron en su habitación.

Lo único que la dejaba intranquila era la sensación de que alguien la estaba vigilando, podía escuchar una pequeña respiración al otro lado de su ventana, esta daba hacía el establo de sus vecinos. Al ya no poder resistir la curiosidad se asomó por ella y escuchó un golpe muy fuerte y vio salir fue una maraña de cabellos rojizos y poco a poco a su nueva vecina.
-¿Por qué estás ahí?- pregunto Zaraa sin saber si tenía miedo o curiosidad, la niña parecía muy asustada pero aún así le regalo una tímida sonrisa.

-Lo lamento ... -la voz de la niña era delgada y apenas si se escuchaba.
-Puedes pasar a mi casa, puedes entrar por la ventana.- era la primera vez que tenía visitas en la noche, pero pensó que sería buena idea hacer una amiga.-Puedes sentarte, a mis papás no les molestará.-dijo sentándose ella también en la cama.

-Gracias.- aún sonaba un poco nerviosa.

-Me llamo Zaraa.- dijo extendiéndole la mano como le habían enseñado sus padres.

-Kyra.- dijo sin extender todavía la mano.
-Mucho gusto, ¿ahora vives en la casa de al lado cierto?
-¿Cómo lo sabes?
-Por qué te vi salir de la puerta hace rato, fuiste al establo.-  ella no quería sonar como si la hubiera estado espiando, pero era cierto. Hasta ese momento Zaraa no había notado que Kyra estaba manchando su colcha pero al verlo no pudo disimular su preocupación.
-¡Lo lamento mucho¡- dijo al mismo tiempo en el que se bajaba de la cama.- Será mejor que me vaya, mi padre me estará buscando, pero gracias por todo.

Zaraa no tuvo tiempo de decirle que no se preocupará de todas maneras ella no tenia que limpiar pero ya era tarde ella ya estaba fuera de su vista.

Ese día fue el primero de muchos encuentros entre las dos pequeñas, de mundos opuestos pero con corazones en sintonía.


El Amor No Es Tan Dificíl.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن