Que la acción comience

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Cuando menos lo tenía planeado el gran día había dado su arribo. Ross llevaba toda la semana ayudándome con la agilidad de las armas, como debía moverme y que tanta tranquilidad debía maquillar mi cara para causar más miedo.

No podía decir que me había convertido en una máquina de muerte a sangre fría ni mucho menos, pero si de disparar y dar en el blanco se hablaba yo casi me podría considerar una experta.

Nos iríamos a un hotel con Rydel a eso de las cinco de la tarde, en un  hotel estaba a un par de cuadras del casino que frecuentaban las strikers. La historia estaba aprendida,  con Rydel veníamos de los Ángeles a probar suerte, era un fin de semana de amigas, solo queríamos gastar el dinero.

Era la sexta vez que Ross le daba la vuelta entera a la habitación.

—No mas.—Le digo y él parece no escucharme.—Ross, no sucederá nada, y si sucede se defenderme, tu me has enseñado.—Ruedo los ojos y el me fulmina con la mirada.

—No sabes lo que me pasaría si te sucede algo. Soy capaz de enloquecer. No puedo vivir sin verte a salvo y lo sabes.—Me dice y lo miro con los ojos entornados.

—Ese es el precio que pagas por no dejarme tar un trabajo normal, podría estar sentada en una bonita oficina tomando café y pasándole las llamadas a mi jefe.—Le digo pero sigue sin poner atención.—Usando una falda plisada, una camisa blanca ajustada, de esas que me hacen ver mas llamativa.

Ross me mira y se que he encendido el botón que necesitaba.

—¿Tienes algo mas en mente?—Me pregunta y encojo mis hombros.

—Una que otra fantasía con mi escritorio, pero ahora estas muy preocupado como para escucharlo.

Me sonrie juguetón.

—Nosotros tenemos un escritorio en el estudio.—Me levanto de la cama y enrollo un mechón en mi dedo índice luciendo inocente.

—¿En serio?—Lo miro con ojos inocentes y eso parece enloquecerlo.—Por que yo tengo una de esas faldas y de esas camisas en el armario.

—¿Y te gustaría cumplir esa fantasía ahora mismo?—Me pregunta con las facciones ensombrecidas y la mirada cargada de hambre.

—Pues si tardo mas seguro que se me esfuma el sueño de cumplir mi fantasía.—Guiño un ojo y entonces es ahí cúando veo que él se acerca a mi tratando de mantener su autocontrol lo mas fuerte posible.

Me besa de una manera que me deja sin aliento, casi lo tiro sobre la cama, pero él se ha detenido aun con la cara de un depredador.

—Te espero en el estudio en dos minutos.—Susurra en mi oído para después morderme el lóbulo.

Le obedezco atontada y me visto como lo he imaginado cada ves que estoy a solas en el estudio con él, escucho mis tacones de aguja repiquetear mientras subo la escalera, estoy temblando de deseo. Lo que mas quiero es que todo no que suceda allí adentro borre el estrés acumulado por la misión.

Abro la puerta, y ahí esta él, haciendose el interesante.

—Señorita Marano ¿En que le puedo ayudar?—Me sorprende en hecho de que me llame con mi apellido de soltera, con lo sobreprotector que es...

—Señor Lynch, le quería recordar que tiene un par de citas esta tarde.—Camino al escritorio segura y sensual, paso nya mano por la deseada caoba que lo recubre.

—Cancele todo, y tengo planes mejores para esta noche.—Me dice y se levanta de la silla caminando de una forma intimidante hacia mi.

—¿Ah si?¿Alguna mujer le espera en casa?—Le digo pero él me comienza a besar el cuello dejandome sin aliento.—Ross...—Gimo.

—Hum.—Murmura subiendo por mi barbilla, me sienta en sus piernas y quedo a su merced.

—Señor, por favor...—Suplico y el gruñe mientras sube el dobladillo de mi falda

Me toca los muslos con sus manos duras y firmes, es demandante, me recuerda a nuestra noche de bodas

¡Vaya noche de bodas!

Suspiro y paso mis piernas por encima de las de él, quedo a horcajadas y el me quita la camisa.

—Tienes unas fantadias maravillosas, Laura.—Dice mordisqueandome el labio inferior.

—Y eso que apenas comienzan.—Siento como su erección crece entre mis piernas, hace tanto tiempo no estábamos jugando esto.

Le quito la camisa ansiosa y en cúanto lo logro rasguño su pecho y beso su cuello, él se estremece y me encanta.

Quita la cremallera de mi falda y cae al suelo junto a mis braguitas, Ross pasa las manos por la mesa dejándolo todo en el suelo, me acuesta sobre la mesa de caoba y yo estoy a punto de desmayarme por la descarga de lujuria. Juego con él y me tardo en quitarle el pantalón, de paso se queda sin boxers y me besa los pechos.

—Dios mio.—Gime en cúanto se introduce en mi. La sensación es deliciosa, la extrañaba desde la gran luna de miel que tuvimos. Suerte que tomo la maldita píldora.

Su boca no se queda quieta, me besa aquí y allá y yo le rasguño la espalda, besa la cicatriz que me quedó en el hombro, lo beso en el cuello, lo muerdo, lo marco.

El golpea mas dentro de mi, y cuando sé que estoy a punto de morir por el clímax mas grande de mi vida, él se tensiona y se desploma sobre mi.

—Aun tenemos tiempo de dormir.—Le digo y el asiente,   nos ponemos la ropa interior nada mas, organizamos el desorden que hemos causado y bajamos a la habitación.

Nos acostamos y ambos caemos rendidos.

Hola chicassss la desaparecida apareció GGGG. Perdón por mi ausencia pero mi teléfono se averió y estaba buscando uno de repuestoMe han dejado con muchos mensajes de que querían DPE y pues aquí esta un poquito hoy porque hay chicks que quieren mas acción.

Así que pos ni modo, yo les pido que piquen a la estrella y comenten Lofiuu

Dos Psicópatas EnamoradosWhere stories live. Discover now