7. Chubasco a finales de verano

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Las clases en el Instituto de enseñanza técnica Xanadú iniciaban sin falta cada otoño, y finalizaban antes de verano. El primer día de clases comenzaba con la tipica platica del rector de la institución, y continuaba con la aplicación del examen de posicionamiento.

Los resultados de ese examen determinaban si los estudiantes tenían acceso a ciertas áreas de la institución; si eran aptos para tener una beca de apoyo económico; y si podían cursar ciertos cursos avanzados. Para los grados superiores, representaba la prueba que aseguraba si ingresaban en las carreras universitarias o técnicas.

Ese era el caso de Alrik.

Antes de las tutorías con el mago, se encontraba en la delicada posición de poder ser expulsado, por no contar con las cualidades mínimas para pertenecer a la institución. Ni que decir de aspirar a la carrera de 'magia avanzada en el estudio científico de la transmutación de los elementos'. Una carrera difícil, pero con un amplio campo de estudio y trabajo.

Pertenecer a esta carrera estaba reservado para los estudiantes que tuvieran, como mínimo, calificaciones superiores a B+. Por supuesto, el examen de posicionamiento ayudaba a aquellos que pudieran tener problemas en sus calificaciones regulares.

El verano estaba por terminar, y los nervios del estudiante aumentaban conforme se acercaba la fecha del examen. Esa tarde tocaba estudiar los sellos de magia elemental tipo madera y fuego, pero una intempestiva e inesperada lluvia les había arruinado los planes.

Al bajar de la azotea, en la puerta del departamento encontraron una caja cuadrada de color marrón. Delgada, sin mayor decoración que algunos sellos de envío y una etiqueta de 'Frágil', la caja no daba alguna pista de su contenido.

—Desgraciado —exclamó Fredric, confundiendo a su estudiante por la hosca expresión que tenía.

Tras levantar la caja, abrió la puerta e ingresó a su casa sin esperar al joven.

Cuando Alkir entró, el mago se encontraba en la mesa, abriendo la caja. Sin voltear a verlo, señaló hacia los libros de texto.

—Estudia sobre los sellos de reforzamiento de purificación e invocación de espíritus nivel Delta. Y resuelve los ejercicios de la guía desde la página 223 a la 245.

—¿Desde la 223? Pero...

Eran demasiados ejercicios. Alrik pensó reclamar, pero el mago lo miró y asintió.

—De la 223 a la 245. No deberías tener problemas con estos ejercicios. Cualquier duda, tienes los libros y los diccionarios. —Sin dejar hablar a su estudiante, tomó la caja abierta y se refugió en su habitación.

Desubicado, el muchacho suspiró y se acercó al molino portatil. No sabía si su maestro saldría rápido, pero al menos prepararía un poco de café americano.

Para Fredric, que recién caía en cuenta de lo patético que se había visto ante su estudiante, no le quedó más que echarse en la cama. Al igual que el resto de las habitaciones, el caos de cosas tiradas por todos lados también existía allí. Molesto consigo mismo, sacó de la caja un nuevo vinil.

Lo primero que captó su vista fue el rostro oscuro de Miles Davis tocando la trompeta. Luego, se fijó en el título del vinil: 'Kind of blue'. Impactado, el mago volteó el vinil de un lado a otro.

—Imposible.

Fredric sonreía, sin poder creer que el disco que más había esperado por fin estuviera en sus manos. Sin dejar de mirar la portada del vinil, buscó la carta que infaliblemente su hermano le escribía, en el interior de la caja.

Cuando la encontró, obligado a dejar a Miles Davis a su lado, desplegó la hoja.

«Querido hermanito:

Espero que te encuentres bien y te haya gustado tu regalo. Sé que no preguntarás, pero me encuentro bien tanto de salud como mentalmente.

Fredric puso los ojos en blanco, porque era obvio que su hermano estaba genuinamente bien. Sus sarcasmos así lo indicaban.

»Ya debes de saberlo, pero Miles Davis fue un ícono del jazz, por innovar en muchos aspectos ese tipo de música. Se dice que este disco fue grabado sin ensayos, y que los músicos apenas sabían que tocarían. Aunque no lo creas, repitieron al menos 5 veces cada canción, pero el resultado es sorprendente.

Debo confesar que me siento satisfecho de, por fin, haber conseguido este disco. El cual nunca admitirás que esperabas.

—Tarado. —A pesar de su ofensa, nunca negaría esa acusación.

»Sin más por el momento, espero verte pronto.

Con amor,

Edzard B.»

Sabía que cada carta contenía un poco de información sobre cada adquisición. A veces, si el artista le era desconocido, su hermano agregaba más datos o anécdotas. Otras veces, su hermano escribía tonterías sobre lo sorprendentemente azul que era el cielo sobre la Capital, o que deberían ir a comer a algún restaurante que acaba de descubrir.

El mago, que conocía a su hermano Ed, pensó que le presumiría con más ahínco su regalo. Pero la carta era sospechosamente corta.

Estará totalmente inmerso en el trabajo, pensó con inocencia.

Con su humor mejorado y vinil en mano, salió de su cuarto.

—¿Un buen regalo? —preguntó el muchacho, cuando vio salir a su profesor con una sutil pero sincera sonrisa en su rostro.

—Tal vez —respondió Fredric, mientras caminaba hasta el tocadiscos y colocaba el vinil.

El piano de Bill Evans llenó de suaves notas el departamento.

—Muéstrame lo que llevas —ordenó a Alrik, al tiempo que se sentaba a su lado.

Radiante, el estudiante sintió su corazón palpitar con fuerza en su pecho. Si estuviera en su cuarto, se habría permitido un suspiro. Pero acompañado de su profesor y con la sinfonía de jazz y lluvia golpeando las ventanas, decidió que sería perfecto si se detenía el tiempo.

Una Taza de Café y LluviaWhere stories live. Discover now