Mi inevitable destino. (Calum Hood&tú) |MDET2|

52. "Ian está con..."

—Bien, ¿Y qué tienes en mente? —digo cerrando el libro y dejándolo en el velador.

Sus ojos se iluminan y sé que está pensando en algo macabro.

—¡Debemos seguirlo! —dice ella emocionada.

Mis ojos se abren de la impresión, ¿En serio cree que es una buena idea?

—Ariana, apestamos en esto.

—Lo sé, pero debemos hacerlo. Será divertido, _______ (Tn), y además sabremos la verdad.

Pienso unos segundos, pero ¿A quién quiero engañar? Ariana siempre me arrastra con sus locas ideas.

—Está bien. Lo seguiremos.

(...)

—¿Qué ves?

Me pregunta Ariana como por milésima vez.

—Vería si dejaras de moverte.

Ariana ha insistido en que me suba en su espalda para poder ver hacia el otro lado de la cancha.

Gracias a fuentes confiables, o sea Curtis, hemos sabido que ha venido a jugar con unos amigos. No vamos a entrar, obviamente, pero podemos mirar desde aquí, solo que una se tiene que sacrificar. No costo tomar mucho la decisión, debido a que soy menos resistente que Ariana.

—¡Pero debes informarme!

—Cierra la boca, Ariana, de lo contrario nos pillarán. —le advierto moviendo mi pie con brusquedad para poder pegarle un golpecito.

—Ya, ya. —espeta molesta.

Me concentro en la cancha y todo parece normal. Ian está jugando y todos parecen concentrados en la pelota. Todos juegan y no hay ningún movimiento raro, ninguna mirada, ni siquiera una broma fuera de lugar.

Algo no me cuadra.

Sigo mirando con la esperanza de ver algo más, pero todos juegan, las gradas parecen estar... ¡Santa cachucha! ¡Hay alguien en las gradas!

—¿Qué ves? ¿Qué ves? —insiste Ariana cuando me oye contener la respiración.

—Hay alguien viéndolos jugar, Ariana. —digo tragando saliva sonoramente.

—¡Agh, ______ (Tn)! Si vas a hablar, dilo todo. ¿Quién?

Tomo una gran bocanada de aire mientras miro en su dirección. Esto no puede ser posible—. Es Mason.

—¿Qué?

El grito para nada disimulado de Ariana hace que el moreno desvíe su mirada buscando el lugar proveniente del ruido y que yo pierda la calma.

—¡Ariana, bájame! ¡Bájame ahora! —digo moviéndome como desesperada.

—¿De qué hablas?

Me desespero más por la incapacidad de Ariana y le espeto—: ¡Mason!

Nosotras dos tratando de ser disimuladas somos un asco, pero ¿reaccionando a tiempo? Somos peor.

Ariana intenta bajarme, pero yo ya esto tirándome abajo. Nuestra descoordinación hace que ambas caigamos directo al suelo en un sonido fuerte.

—Te dije que no te movieras. —me dice ella sacudiéndose las manos.

—¡No me lo dijiste, Ariana! ¡Ni siquiera entendiste el código! —le reclamo molesta.

—¡Claro que no, porque ese no era el código, ______ (Tn)! Era "el pájaro está en el nido."

—Serás tonta. Era "el ave abandona el nido". —le digo haciendo que ella haga una mueca rara.

—Bueno, bueno, sabes que me olvido.

Olvido nuestra estúpida discusión por el código y me pongo a pensar en lo que acabo de ver. Ian con... ¿Mason? ¿Será eso posible? ¿Mason es...? No, no, calma, ______(Tn). No puedes hacer suposiciones antes de tiempo.

—Así que Ian está con Mason. —dice mi amiga leyendo mis pensamientos.

—Eso no lo sabemos...

Ella me mira obvia y comienza—. Mason lo invitó a la fiesta, estaban en la habitación de Mason, Mason está viéndolo jugar. ¿Algo más? ¿Qué más necesitas, ______ (Tn)?

Su conclusión me hace sentir tonta, pero hay algo dentro de mí que me dice que no haga conclusiones apresuradas.

—Debemos seguir investigando... —le digo haciendo que ella asienta.

—Está bien, pero ¿Vamos a comer algo? Me estoy muriendo de hambre.

Caminamos cerca de la cancha de futbol hasta que encontramos una cafetería. Ariana insiste en querer comprarse un helado por encima del clima y de que estamos en invierno. Por lo que a mi respecta, decido comprarme un capuchino y unos alfajores de chocolate.

Estamos comiendo muy felices de la vida cuando los ojos de mi amiga se agrandan al 100%.

—¿Qué te pasa, loca? —le digo para después morder mi alfajor.

—Es Ian... está con... Mason...

Me doy vuelta como la exorcista que le pego una patada para que reaccione—. Muévete.

Debido a que hemos pagado al llegar, nos movemos con nuestra comida y nos escondemos en unos arbustos.

—¿Qué quieres comer? —le pregunta el moreno a mi amigo.

Ay no. Mala idea, Ian se comerá todo tu dinero.

—¿Qué tal un berlín? —dice mi amigo mirando al moreno con suplica—. Con manjar y frito, por favor.

—Está bien. Con una coca-cola, ¿no es así?

Mi amigo asiente encantado y el moreno desaparece. Me tapo la boca como lo he visto en las películas por si acaso. Miro a Ariana y ella está mirándome con los ojos bien abiertos sin dejar de comer helado.

Después de que Ian chequee varias veces su teléfono, sale Mason con lo que mi amigo le ha pedido y comida adicional.

Todo parece normal, todo está normal hasta que...

—Creo que te ves más guapo hoy.

Ambos se ríen por el comentario de Ian y se van felices de la vida mientras nos dejan a nosotras con la boca abierta.

—¿En serio dijo lo que escuché? —pregunto sin salir del trance.

—No debimos haberlo escuchado. —responde mi amiga haciéndome mala cara.

Definitivamente es asqueroso escuchar a Ian diciendo eso, ya sea a una chica o a un chico.

Nos levantamos de nuestro escondite sacudiéndonos la ropa y comenzamos a caminar. Mi amiga se contiene de seguir devorando su helado dejando la pequeña cuchara en su boca para que, con la mano que tiene libre, pueda sacar su teléfono. Cuando lo hace tiene una expresión rara en el rostro.

—¿Qué te pasó? —le pregunto comiendo el ultimo de mis alfajores.

—Es Adrián. —responde haciendo una mueca rara que hace que se le caiga la cuchara.

Se agacha, la recoge y la bota al basurero más próximo cuando le pregunto—: ¿No has hablado con él? —ella niega con la cabeza—. Debes hacerlo. Él es tu amigo, ¿o no?

Ella me mira sin expresión alguna—. Lo he estado ignorando hace un mes.

Esta vez soy yo la que hace una mueca antes de responder—: Pues está mal. Debes dejar las cosas claras si quieres estar tranquila.

—Tienes razón. Hablaré con él.