23 | FINAL

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–¡Te quiero! –mencionó el chico con voz entrecortada.

Ella sostuvo sus ganas de llorar y le regaló una sonrisa acariciando su mejilla derecha.

Él sacó de la chaqueta que tenía sobre su pecho una hoja de papel un poco arrugada y la puso sobre la mano izquierda de la chica.

El aparato que mide los latidos del corazón comenzó a incrementar más y más la velocidad del sonido.

–¡Te quiero! –volvió a mencionar el chico.

Esta vez su voz se apagó para nunca más volver.

Los médicos corrieron hacía él para tratar de revivirle, pero no dio resultado, su pálido rostro no tenía brillo de vida, sus manos eran blancas como el papel.

El día de su sepultura llegó, y aun no había leído aquel papel arrugado.

El día era gris, como los días anteriores, sin color, sin vida.

Al terminar la ceremonia ella corrió a su casa a leer lo que él le había entregado.

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¡Hola chica hermosa!

Sé que nunca te lo dije, y fue por culpa de mi timidez.

Siento mucho no haberte avisado de mi enfermedad, no quería preocuparte.

Sólo quería pasar mis últimos días a tu lado, aunque te conociera poco sentía que te conocía hace mucho, y eso me hacía sentir especial.

Tuve muy pocos amigos, y novia jamás tuve, el primer beso que di fue a ti, y ahora; ahora me voy en paz por haber besado a la chica más hermosa y dulce que pude conocer.

¡Gracias por darle color a mis días, color como el de los fuegos artificiales!

¡Por siempre y para siempre nuestros viajes en el autobús!


-Alex

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Por siempre y para siempre Alex, nuestros viajes en el autobús.

Viajes en el autobúsWhere stories live. Discover now