Macarrones

962 116 19
                                    

Al siguiente día que despierto, me levanto de mi cama estirando mis brazos y bostezando. Primero me dirijo a desvestirme para entrar a darme un baño rápidamente con agua fría. Cuando termino busco ropa sencilla en el closet, y bajo a la cocina a desayunar con mi familia. Les doy los buenos días y me siento en la silla vacía que dejaron mis padres y me hermana menor. Mi madre nos habla a todos mientras comienzo a comer los hot cakes que preparo.

— Ya debieron de darse cuenta que tenemos unos nuevos vecinos a lado. Tengo planeado que todos nosotros les demos una bienvenida al vecindario, ¿están de acuerdo si los visitamos en la tarde? ,¿no tienen nada que hacer, verdad?

Casi escupo el pedazo de hot cake que estoy masticando. No me acordé de los nuevos vecinos durante esta mañana. Más bien, no quería recordar la forma que me hizo sentir el chico adolescente de ayer.

— No estarás hablando en serio, mamá. — intento no sonar nervioso.

— ¿Por qué no lo haría, Ten?

— Mamá, los podemos molestar, aparte, tengo cosas más importantes que hacer en la tarde.

— ¿A qué le llamas importante, Ten? ¿estar pegado a la televisión jugando videojuegos? —deja los utensilios en la mesa y cruza los dedos dándonos también una mirada de advertencia tanto como a mí, mi padre y mi hermana.

Siempre logra lo que se propone mi madre cuando se comporta con tanta autoridad que incluso mi padre no la contradice.

Solamente suspiro rendido ante la situación. Tengo que prepararme mentalmente para no sufrir un colapso.

— Preparare unos macarrones franceses como regalo, mis hijos, tendrán que ayudarme, quieran o no. Así que ahorita que terminemos , comenzaremos a hacerlo, ¿de acuerdo?

¡Que tiene mi madre en la cabeza!, bueno, ella no sabe cómo me siento al pensar en ellos, así que no tiene la culpa, ¡pero de igual manera!

Terminamos de recoger los platos sucios y subo de nuevo a mi cuarto, está vez no abro las puertas del balcón a pesar de que quiero hacerlo para volver a respirar el aire fresco.

Escucho a mi madre gritar desde abajo cuando prendía mi televisor para jugar videojuegos, así que lo dejo un poco fastidiado y vuelvo a bajar a donde se encuentra mi madre.

— Ten, necesito que me traigas unos ingredientes que me hacen falta para los macarrones — dice entregándome una lista en una pequeña hoja amarilla junto con el dinero.

Suspiro resignado tomándolo y salgo de mi casa rápidamente. El camino al supermercado lleva aproximadamente 10 minutos a pie así que por lo tanto no me es muy largo. Miro de reojo a la casa recién habitada y no veo a nadie afuera, eso me hace sentir seguro. Meto mi brazo derecho al bolsillo de mi pantalón junto con el dinero

Y la lista de los ingredientes.

Durante las 4 cuadras de la calle paso por un pequeño parque que dentro de ella tiene un precioso kiosco blanco- dorado, a su lado árboles grandes y juegos para los niños al que antes en mi niñez iba seguido. La siguiente cuadra se encuentra el supermercado que tanto esperaba, era lo suficiente grande para encontrar los productos que me encargo mi madre. Agarro una canasta roja que está detrás de las puertas eléctricas cuando se abren y entro, observo que hay mucha gente en el lugar para mi gusto a pesar de que aún son las 11:00 de la mañana, eso significa que tendré que hacer mucha fila para poder pagar.

Primero me dirijo al departamento de lácteos , justo donde se encuentran el chocolate con leche, crema batida , mantequilla y huevo que hacen falta para los macarrones franceses, checo a cada uno el precio y los selecciono por los más baratos. Los dejo en la canasta y voy directo a la primera caja registradora donde no hay tantas personas como en las otras, espero casi 10 minutos para mi turno hasta que me atienden.

— Son 23 dólares, joven — dice la cajera terminando su trabajo y extendiendo su mano a mí queriendo el dinero.

Dirijo mi mano derecha hacía mi bolsillo intentando tomar el dinero, pero no lo encuentro. Verifico una vez más, y en los otros bolsillos, pero igual no hay nada.

¡He perdido el dinero!

Seguramente se me cayó en algún pasillo hace rato. ¿Qué debería hacer? ¿Ir a buscarlo?

Debería hacerlo, si no tuviera todo aquella larga fila detrás de mí que comienza a desesperarse y murmurar por mi culpa.

— Mmm... creo que lo he perdido , podrías , ya sabes, ¿esperarme para irlo a buscarlo? — le dedico una sonrisa avergonzado, pero ella me mira con deseos de matarme.

— Señorita, ¿cuánto será por todo ello? — escucho una voz ronca masculina dirigiéndose a la cajera.

Cuando volteo hacía la persona que se movió a mi lado izquierdo me llevó una gran sorpresa.

Es mi nuevo vecino, ¡es mi nuevo vecino!. Quien no se encuentra solo, detrás de él está su pequeña hermana y madre. No oculto mi cara de sorpresa.

— 23 dólares — repite de nuevo la cajera.

El chico de cabello lila saca el dinero de su cartera marrón y le entrega los 23 dólares exactos que recibe la cajera y que yo no impido por mi shock.

Tomo las bolsas por instinto y volteo a la familia.

— Supongo que tengo que agradecerles por su ayuda — digo especialmente a la madre del chico, mi vergüenza no me permitió verlo a él.

— Esta bien cariño, a cualquiera le puede pasar, no agradezcas nada.

— Como creé, de verdad, muchas gracias, muchas gracias — digo dando varias reverencias y alejándome de ahí como si mi vida dependiera de salir vivo de ahí e intentando ignorar al chico de recién.

¿Por qué estás cosas me tienen que pasar a mí? 

Me gustas tu     ɞTaeTen ɞJaeTenɞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora