Capítulo 01

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Diario de Tadeo Dávila

Un Mes Antes del Suceso

Sin abrir los ojos me despierto todas las mañanas, dejo que suene un poco la alarma despertadora de mi teléfono celular, me gusta mucho esa canción de Paul Gillman titulada «Dr. Knoche», aunque pensándolo bien voy a terminar odiándola cada vez que suena para despertarme.

Al sonar más de un minuto de música abro los ojos como si dos anzuelos los jalaran, suelo ser rápido en mis operaciones matutinas. Apago la alarma estirando el brazo hacia mi escritorio, cual resorte salto de la cama apretando el botón de la unidad de aire acondicionado para apagarla, luego de darle la vuelta a la cama, enciendo la computadora y me dirijo al baño, después de tomar mi teléfono claro.

Ahora que finalmente vivo solo, siento un gigantesco alivio y un peso pluma en responsabilidades ridículas, no sé si me explico bien pero explicaré mi contexto actual. Odiaba vivir con mis padres; tareas, tareas, tareas y más tareas o queseares en el hogar que no me dejaban vivir; sacar la basura, limpiar la casa, regar las plantas, llenar las jarras de agua de la nevera cuando se vaciaran ¡Ah! Y también las cubetas de hielo... en pocas palabras era su señora de servicio personal.

No es que sea un flojo mal educado ni algo parecido, en realidad no me molestaba mucho hacer algunas cosas, mi problema era la forma cómo lo pedían, nunca decían «Por favor» ni daban las gracias, y vamos a estar claros en una cosa, aunque no te guste hacer algo o decir alguna cuestión, siempre es bueno recibir un reconocimiento, por más tonto y pequeño que sea.

Lo que más me irritaba de vivir en aquella casa era mi hermana, esa maldita odiosa inútil y consentida, jamás en toda mi vida la vi mover un dedo ayudando en el hogar, ¡Todo era por mi propio esfuerzo! Claro, soy un obsesivo con la limpieza y por lo tanto mí yo interior no podía permitirme dejar las cosas digamos... "sin terminar".

Hace ya alrededor de dos meses que tomé mis cosas y me fui de esa casa, dibujé una sonrisa de satisfacción con la cara que pusieron mis padres cuando me vieron empacar todo, incluso mi hermana se enojó, a pesar de ser la princesa de la casa, estoy seguro que ella quiere irse tanto como lo hice yo.

En fin, ahora vivo en un pequeño apartamento rentado donde hago lo que me plazca. Como dije antes soy un obsesivo con la limpieza, hago exactamente todo lo que mis padres me pedían que hiciera en la antigua casa, pero con un pequeñísimo gran detalle ¡Lo hago cuando me da la gana! Y yo mismo me recompenso.

Volviendo a la actualidad, siempre entro al baño en bóxers, coloco música con mi teléfono entre tanto hago mis necesidades, cepillo mis dientes y tomo un baño, de vez en cuando toca afeitarme, lo hago una vez a la semana soy de esos idiotas que... mejor lo explico de otra forma, hay dos tipos de hombres: a los que les crece barba en toda la cara y pueden afeitarse, darles forma y todas esas estupideces... y a los idiotas como yo, nos salen pelos irregulares sin forma por todo el rostro, si me dejara crecer "la barba" parecería un pordiosero con cabello facial disparejo, por lo tanto me es estrictamente necesario afeitarme, al final de cuentas soy un hombre de 20 años, necesito verme bien para conocer a alguna chica, y ahora más que nunca que tengo toda la privacidad que siempre quise.

Al secarme el agua después de la ducha sigo cantando las canciones que suenan en mi teléfono, me quedo mirando mi reflejo en el espejo, tengo el cabello muy largo, de no ser por mi cuerpo masculino, ese que me mato entrenando todos los días en el gimnasio parecería una chica sin senos, tengo que sacar tiempo en mi rutina para cortarme el cabello.

Sigo mi monótona y repetitiva causal, ahora coloco música en mi computadora, tengo que ahorrar la batería del teléfono, termino de vestirme y acomodar el morral con utensilios que necesito para la universidad. Estoy estudiando leyes, planeo ser un abogado hijo de puta, esos que hacen todo de la manera más correcta posible y hacen quedar mal a los corruptos desalmados como las mierdas que son, con una frase sobre mí en su mente que repetirán cada vez que se acuerden de mí: «Que hijo de puta».

La universidad es un paraíso para mi, recreo mi vista viendo a varias chicas, a veces soy tímido y no me acerco a hablarles, sobre todo a esas espectaculares modelos voluptuosas que siempre andan con sujetos adinerados en autos caros, no tengo oportunidad de competir con ellos, solo soy un chico que paga el alquiler de su apartamento con lo poco que haga, ni siquiera tengo auto, camino desde el edificio hacia la universidad a paso lento.

Muchos me advierten que las calles son peligrosas a horas de la mañana... pero estemos claros, vivimos en Venezuela aquí el peligro no tiene horario ni fecha en el calendario, si algo malo va a ocurrirme tarde o temprano pasará, no le tengo miedo a un malandro adicto que quiera robarme ¡Si quiere algo que se lo lleve! Prefiero darle mi teléfono a recibir un balazo haciéndome el valiente.

Tampoco hablo mucho con la gente, no tengo casi amigos, no suelo confiar en nadie, mi cara da miedo, tengo una característica sombra bajo los ojos que me hace lucir como un muerto, mi cabello negro y largo tampoco ayuda, además de que soy tan pálido como un vampiro, cualquiera que me viera diría que me quedan pocos días de vida, además de siempre vestir con ropa oscura...

No soy un gótico ni un emo con problemas de autoestima, simplemente me gusta las cosas oscuras y macabras, no significa que un día entraré a una secta y me encontrarán el día de mañana con un altar en la vieja casa de mis padres con sus cuerpos sacrificados, la gente suele exagerar he hiperbolizar los contextos de las cosas por las apariencias de las personas. En fin, me gusta el color negro.


Ojos Verdes, Lengua de SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora