Fortress y Rona lore.

Una historia para todo.

La berserker se dejó caer al suelo entre el fuego y el viejo druida, con las hachas aferradas a su cinturón y el corvejón de un reno en la mano. A sus espaldas, los demás cubrían las paredes de la casa comunal con estiércol y paja en los lugares por los que se colaba el gélido viento.

—Es hora de una explicación, anciano —exigió. Le dio un gran mordisco a la carne, dejando tiras colgando, y señaló al druida con el corvejón—. Es el quinto temblor de tierra en una hora y empiezan a hacer agujeros en las paredes. Sé que siempre hay algún tipo de vieja historia para cada cosita que ocurre.

"Hay una verdad para todo", corrigió en un tono monótono. "Debajo de nosotros duerme Gudmund, el mayor gigante, hijo de Gunnr el Gran Roble, y hermano de Gymir, su amargo rival." Sus dedos bailaron como puntuacion en la luz del fuego. "La guerra de hermanos se hizo tan violenta que nada podía vivir entre las ruinas de su odio, por lo Gunnr cantó una canción para hacerlos soñar, entonces los enterró en el subsuelo profundo, una en cada hemisferio del mundo. Gudmund fue desterrado a la mitad norte, y Gymir fue expulsado hacia el sur ... "

—Espera, ¿Gymir era el padre?

—Gymir es el hermano de Gudmund e hijo de Gunnr —gruñó el viejo druida—. Presta atención.

—Eso hago.

—Gunnr se transformó en el Gran Roble que atraviesa el mundo, sus ramas se extienden por ambos lados y sus raíces mantienen cautivos a sus hijos. Allá donde sus alientos se filtran hasta la superficie hay pozos que otorgan vida y de los cuales se puede extraer gran poder.

—¡Encontraré uno de esos! —anunció la berserker con la boca llena—. Los pueblos del oeste dejarían de darnos caza si tuviéramos un antiguo aliento de poder.

—El pozo más cercano se encuentra en el centro de un templo, custodiado por Fortress para que la humanidad no se destruya a sí misma con el poder que alberga.

La berserker mordisqueó la carne mientras su cerebro hacía cálculos. —Podría escalar la fortaleza —farfulló.

The old druid chuckled. "Do not wander away with your mind.  You must learn this story well, for it is you who will tell it after I've gone."

La berserker alzó súbitamente la mirada hacia el viejo druida. —¿Dónde te crees que vas?

Se produjo un largo silencio, en el que la berserker contuvo la respiración, hasta que resultó obvio que el viejo druida se había quedado dormido. La berserker le tocó el hombro y el viejo druida resopló y continuó. —Gudmund, el Anciano, está despertando. Su aliento llega con más fuerza por el pozo. El hielo se ha derretido y es su antiguo aliento el que sacude la tierra. Debo ir al otro lado del mundo para encargarme de los pozos de Gymir, el Anciano.

—¿Tú? No puedes marcharte a la otra mitad del mundo. Tienes ochocientos años.

El viejo druida croó, su versión de una risa. —No soy tan inútil como piensas. No todas las batallas se ganan con acero.

—Si ese tal Gudmund está causando los temblores con sus pesadillas, haré que duerma para siempre. Bajaré el pozo y enterraré mi hacha en su ojo. Lo engancharé por la nariz como a un pescado y lo castigaré ante el pueblo en la Asamblea —La berserker se levantó con un hacha en la mano y alzó la voz—. ¡No tengo miedo de ningún hombre que se deje capturar por un estúpido árbol!

El viejo druida se levantó con un quejido y un crujido de huesos, y le dio unas palmaditas en la espalda. —Es difícil ver con claridad a través de un casco empapado de sangre. No, esta no es ni tu batalla ni la mía. Hay un espanto del que debemos huir. Liderarás a nuestra gente lo más lejos del muro que puedas y yo atravesaré el seno del Gran Roble. No estaré solo.

—¿Entonces quién...

La tierra se sacudió de nuevo, más fuerte que antes, troncos que rodaban lejos del fuego. La Berserker murmuró para sí misma mientras se los echó de nuevo en su lugar con el tacón de la bota. Cuando se dio la vuelta, el viejo druida ya había barajado en la casa comunal.

En la distancia, los aullidos de los lobos resonaban en el gélido aire.

Continuará...