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Entré en aquella habitación blanca como la nieve, que no presentaba ninguna mancha. Observé el lugar detenidamente, había una cama, una lámpara y una mesa de luz, todo a tono con el color. No dije nada, caminé hasta la cama y decidí sentarme. Cerré los ojos fuertemente y dejé volar mi imaginación.

"No está bien, debemos llevarlo a terapia nuevamente".

Aquellas palabras me aturdían.

"Está viejo, ¿Por qué no decirle que debe volver a la 'caja blanca'?".

Es verdad. Soy grande ¿Por qué no decírmelo en la cara?

Delicadamente me levanté de la cama y me acerqué a la infaltable ventana. Desde allí podía ver todo. Desde allí podía analizarlo todo.

"Está acostumbrado a visitar ese sitio".

Sí, estoy acostumbrado. No es algo nuevo en mi vida. Desde el accidente, he visitado este lugar muy a menudo... Desde hace 20 años que mi rostro es conocido por el personal.

"¿Sigue viéndole?".

Claro que lo hago. Ella no se fue, ella sigue aquí. Yo sé que está aquí, puedo sentirla, puedo sentir sus abrazos, sus besos...

"Sí señor, desde el accidente que no puede dejar de hablar de ella... Sigue diciendo que le ve, que le habla...".

Sí, también hablo mucho con ella, su vida es interesante...

"Según usted... Al estar dentro de esa habitación... Deja de hablar de ella... ¿No? Deja de verle y hablarle".

Por más que nos separe una pared, podía verle y hablarle tranquilamente.

Miré por la ventana, era invierno. La nieve caía y el blanco se apoderaba del paisaje. Los árboles no tenían con qué resguardarse y los autos no se distinguían. Los juegos infantiles estaban repletos de niños, los bancos llenos parejas -parejas- viendo a quienes, seguramente, eran sus hijos.

"Él la amaba y de la nada, se la quitaron".

Sí, de la nada arrebataron de mi vida a la persona más importante.

Seguí mirando por la ventana. Encontré a una chica de pelo largo castaño, con facciones hermosas, no tan delgada, perfecta para su edad... Era ella, jugando con la nieve. Era hermoso verle así. Se dio cuenta de que le observaba y se acercó.

"Que lindo sería estar allí, contigo".- Murmuró.

"Sería estupendo... Lástima que nos separa una pared...".- Respondí.

"Sabes, te veo y me arrepiento de no haberte dicho lo mucho que te amaba, me arrepiento de no haberme disculpado".- Una lágrima resbaló por su mejilla.

"No llores Yun... Me hace mal, sabes que no me gusta verte llorar... No te disculpes... Porque no fue tu error, fue el mio".- Contesté tratando de sonar serio.

"Jin, perdóname, pero debes olvidarme... Llevas 20 años atado a mi, y no puedo con ello. Olvídame , hazlo por mi". - Se alejó. No esperó una respuesta de mi parte, solo se fue.

"No puedo, regresa...".

Mi oración no fue escuchada y retumbó en la habitación durante días.

Desde entonces, no supe de ella. Desde entonces que estoy solo, encerrando en una habitación de blancas paredes. Mis palabras son pocas, pero muy concretas.

"¿Alguien sabe dónde se fue?".

Nadie responde, solo me miran.

"Perdóname por el daño que te hice, perdóname por no hacer lo que me pediste, perdóname por no estar contigo en todo momento. Perdóname".

Los días pasan y sigo junto a la ventana, esperando volver a verte.

"Quiero creer que nunca te fuiste, que solo es algo temporal, que va a pasar".

La estadía se me hizo más larga de lo común. Pero no me interesa. Sigo esperando verle, sigo parado al lado de la ventana, observando fijamente.

Window ➣ Kim Seok Jin ❣Where stories live. Discover now