Se despertó con el sonido de su risa, abrió los ojos y lo vio con su rostro entre sus manos y sus codos sobre la almohada, mirándolo con una sonrisa, admirándolo con detalle mientras despertaba. Alex se talló los ojos y bostezó, estirándose en la cama. Había dormido particularmente bien después de muchísimo tiempo, se sentía feliz.
-Buenos días, Al -murmuró Miles, y comenzó a peinar su cabello hacia atrás para poder ver su rostro, y luego le dio un beso en los labios.
-Buenos días, cariño.
-¿Has tenido un buen sueño?
-Sí.
-Siempre eres muy expresivo, estabas sonriendo.
Alex se giró y fijó su vista en el techo. Había sido un sueño extraño, pero encantador. Ambos estaban preparados para oír la historia. -Yo tenía una banda, y tú tenías una guitarra...
Miles soltó una risita. -Para ser un sueño tuyo es bastante tradicional.
-No, no acaba ahí. Nos estábamos besando, era una especie de secreto, teníamos que escondernos en la cocina porque si el representante nos encontraba estaríamos en problemas. Tú llevabas el cabello distinto... Lo tenías muy corto, y te veías más grande. Era como ver una proyección de un futuro posible en un sueño, aunque definitivamente no formaré una banda, y tampoco te cortarás el cabello, ¿o sí?
-No lo creo -le aseguró.
-Qué suerte, porque así te ves bien -le confesó, con un suave e inocente rubor en las mejillas. -Luego jugábamos una competencia de quién armaba la torre más alta de pint pots, y tú ganabas. Había una tormenta horrible, y estábamos en Sheffield, o quizás en el Coliseo Romano, pero después desaparecías y estaba en un edificio rodeado por el océano, y empezaba a correr, pero no sabía de qué. Y luego había otra transición, había nieve, muchísima... Y estábamos esquiando en algún sitio. Tú y yo y un chico con el que íbamos a la escuela. Fue extraño, pero ha sido bueno.
-Me pregunto si tus sueños tienen algún extraño significado.
-Quizás.
-¿Recuerdas cuando soñaste que teníamos novias? -rió, entrelazado sus dedos con los suyos.
-Ha sido una pesadilla, Miles.
Una vez, hacía algunos meses atrás, había soñado que ambos tenían novias. Miles una muchacha rubia y alta, con una sonrisa cautivadora, mientras que él se besuqueba con una morena de cabello corto y ojos azules. Se despertó con una sensación extraña en el pecho.
-Definitivamente la peor fue cuando soñé con aquellas gallinas sin plumas.
-Lo recuerdo, a partir de ese momento les tienes pánico.
-¿Sabes lo que es verdaderamente un alivio? -preguntó. -No exactamente que todo haya sido un sueño, o una tonta pesadilla, sino que tú siempre estás a mi lado cuando abro los ojos. Recordándome que estamos bien, y que sigues a mi lado.
Miles sólo sonrió, pero no pudo decir nada, lo amaba, hasta cuando hablaba por las mañanas de los salvajes sueños que había tenido.
-Miles, ¿no es aburrido cuando hablo de mis sueños?
