XIX

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Emma había olvidado que dejó su ropa interior entre la camisa de Alex y tampoco tenía las agallas de pedírsela de vuelta. Gran forma en la que se la devolvió. 

Caminó un poco rápido para no perderse el año nuevo. Llegó al círculo y vio a Alex junto a su padre, charlando muy contentos. Una sonrisa se formó en los labios de ella al ver a su hombre —o quien lo era— tan feliz. Entonces Will gritó:

—¡Treinta segundos!

Un muchacho de los que vivían en la aldea se acercó al muñeco y lo prendió en llamas, mientras estas se esparcían de en poco.

—¡Veinte segundos! —gritó una señora de las que estaban en el círculo. Chloe y Emma la conocieron, se llamaba Morgan y fue muy amable con ellas cuando se acercaron.

Todos se veían ansiosos porque acabara el año. Noah se cambió rápido de puesto para estar junto a Chloe y Emma no tuvo de otra que estar junto a Bruno, aunque no era algo que le molestara.

—¡Diez, nueve, ocho… —gritaban todos mientras veían sus relojes—…siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno…—y el grito se hizo más alto—: ¡feliz año nuevo! —Algunos muchachos explotaban confetis, otras niños más pequeños soplaban pitos de fiestas y otros tan sólo gritaban.

Todos se esparcieron para desear feliz año nuevo a sus más cercanos, o a los que se les atravesaban, pues eran muchas personas y una aldea muy unida.

—Feliz año nuevo, Emma. —Bruno la abrazó para después plantarle un beso.

Ella sonrió algo tímida.

—Gracias, Bruno.

Un carraspeó se escuchó y ambos se separaron. Era Chloe. «Gracias al cielo», pensó Emma.

—Feliz año, Emma. —Chloe le entregó un gran abrazo fuerte mientras Bruno esperaba junto a ella.

—Gracias, Chloe, te quiero. —Emma sonrió apartándose.

Chloe se fue a felicitar a Bruno y a mucha gente que habían conocido y entonces Emma vio que Alex se acercaba.

—Feliz 2014, Emma. —Él sonrió causando que Emma se sonrojara de nuevo y la abrazó muy fuerte.

Ella se colgó de su cuello para devolverle un abrazo del mismo tono que él entregaba.

—Gracias —musitó ella. Escondió su cara en el cuello de Alex y suspiró en él.

Alex se separó, frunciendo el ceño, y trató de buscar su mirada.

—¿Qué pasa? —se preocupó él.

Ella negó con la cabeza, y sonrió tristemente. Se soltó de Alex, aún con su supuesto regalo en manos.

—¿Quieres bailar? —Él sonrió fugazmente.

Emma asintió con la cabeza, contagiándose de la reluciente sonrisa de Alexander.

Miércoles 1 de enero del 2013, 3h00 a.m.

Habían llegado a la casa de Alex, para todos irse por sus propios caminos. Todos se habían sentado en los mismos puestos y las chicas se quedaron dormidas por lo cansadas que estaban.

Emma sintió que alguien le tocaba el hombro y decía su nombre. Abrió poco a poco los ojos para despertar y darse cuenta que se había quedado dormida.

—Emma, ya llegamos —susurró Bruno.

Sacudió su cabeza de manera suave y, por fin, se despertó completamente. Se bajó del automóvil aparcado y vio a todos fuera, esperando que ella bajara. Chloe estaba sobre el regazo de Noah, rodeada por su abrigo debido a la blusa de tirantes que traía. Alex estaba sólo como toda, o casi toda, la noche. Y Bruno estaba junto a ella recién despierta. Emma se sentía algo avergonzada, pero nadie mostró gestos de molestia sobre que se durmiera.

Una historia de bulimia másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora