La piedra de los Dioses. (Percy Jackson y Tu).

Capítulo 15. La verdad es revelada.

Todos me preguntaban que me había pasado ahí dentro. No respondí, solamente dije que me encontraba bien y que debíamos seguir el camino. Por suerte ninguno de ellos volvió a preguntarme, Percy se había quedado hablando con Annabeth mientras yo estaba con Julie, quien me guiaba hasta donde iba a encontrarse la persona. Una vez que llegamos al lugar, pude ver un vehículo muy bien cuidado, de el salió un hombre con algo de barba y llevaba puesto una camisa celeste. Se sacó sus lentes y se acercó hacia nosotros, saludando primero a Julie.

El hombre se llamaba David, Annie al principio desconfió de él, sin embargo guardó lo que pensaba y no dijo nada en el resto del viaje. Julie se pasó en el viaje hablando entre risas con David; Annie, Grover, Percy y yo íbamos en la parte de atrás -me encontraba encima de mi sirenita-. En parte del viaje nos quedamos dormidos, pero al despertarme, pude ver como llegábamos a Hollywood. Desperté a los demás, excepto Julie, ella aún se encontraba hablando con David.

Él se estacionó frente a la gran montaña donde se podía observar las letras gigantes de HOLLYWOOD. Nos dijo que hasta ahí llegaba. Todos bajamos del coche y comenzamos a caminar hasta dicho lugar, sin embargo, en mitad del camino noté una silueta, y la reconocí al instante. Era Lawrence.

- Hola -me saludó con una débil sonrisa.

- ¿Cómo has llegado hasta aquí? -Le pregunté enojada.

- Y, ¿quién eres? -Agregó Percy sacando su espada para apuntársela.

- Oh, hola, cuñado -sonrió y escuché a Percy susurrar ¿cuñado?-. Mi nombre es Lawrence Taylor o mejor dicho...Lawrence Thompson.

- ¡Tú no eres mi hermano! -Grité abriendo grande mis ojos.

- ¿En serio? -Me preguntó después de reírse- ¿No te bastó la escena que te mostré en el motel? -No dije nada- Ok, está bien...no te sacaré más tiempo, ve y salva a nuestra madre...

No dejé que terminara de hablar, salí corriendo hacia él mientras le apuntaba mi espada y al llegar, vi como ella traspasaba sin hacerle daño a su cuerpo. Él me miró sorprendido, acercó su mano a mi pecho y me dijo.

- ¿Ahora me crees? Ya no existo ____, ahora me he vuelto alguien maligno por la culpa del estúpido de nuestro tío. Tú eres la única persona con la capacidad de salvarme.

- ¿¿Por qué?? -Pregunté con la vista nublandose.

- ¡Somos hermanos ____! ¡Entiéndelo! Llevamos la misma sangre, con tu ayuda, yo podré irme en paz y seguir siendo quien siempre fui antes de que a Hades se le ocurriera convertirme en un monstruo.

Las lágrimas salieron de mis ojos mojando mis mejillas, guardé mi espada y sin pensarlo, lo abracé. Me disculpé miles de veces y cuando me separé de él, miré a los demás, ellos se encontraban sorprendidos por todo lo que escucharon y vieron. Miré a Lawrence y pude ver como una luz negra se creaba desde su mano hacia su cuerpo.

- Ahora me debo ir, pero no te preocupes, estaré hasta el final, cuando todo esto termine, volveré a verte para despedirme. Toma, esto te servirá -me entrega una moneda de oro.

Volví a abrazarlo y cuando todo su cuerpo se oscureció, desapareció en dirección al cielo. Volteé a ver a los demás para darles una señal de que debíamos continuar con nuestra misión. Al llegar a las letras gigantes, Grover se acercó hacia una de ellas, mostrándonos una pequeña cueva que llevaba a la oscuridad.

Al entrar, pude observar un enorme lago con algo de niebla cubriendo la parte de abajo del lugar. En él, se encontraba un bote con una persona en la punta sosteniendo un remo. Me acerqué a preguntarle cómo debíamos ir hasta Hades, pero solo me respondió Solo debo llevar a muertos. Annie sacó de mi bolsillo la moneda que me había dado Lawrence y se la extendió. La persona la tomó y luego de un segundo de silencio, nos ordenó subir al bote.