[ Thorn one ]

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—No saldrás de aquí hasta haber terminado todo —advirtió G, señalándolo con un dedo acusador antes de bufar enfadado —. En serio Giotto, terminarías antes si no escaparas de ello, y nosotros no perderíamos el tiempo buscándote

—Pero es tan aburrido~ —se quejo dándole una mirada de agonizante sufrimiento

Giotto era un jefe ejemplar en muchos aspectos, sin embargo, cuando se trataba del papeleo prefería escapar e ir a jugar por ahí, lo que por supuesto causaba grandes dolores de cabeza a sus allegados, especialmente a G.

—Lo vas a hacer porque lo vas a hacer, así te tengas que quedar toda la noche despierto—amenazó el pelirrojo fuera de sí.

—Cálmate G —intervino Asari tomándolo del hombro, más por temor a que se le lanzara a la yugular que para tranquilizarlo.

Ambos estaban agotados después de tanto buscarlo, incluso habían ido a donde CEDEF, pero Iemitsu no había sabido darles razones o indicaciones, Varia por otra parte los corrió de sus dominios a disparos; Cavallone había entrado en pánico y movilizado a sus subordinados mientras Millefiore lo tomó con más calma e incluso con algo de gracia. Shimon había prometido comunicarse si sabían algo; y por si fuera poco, y pare aumentar el dolor de cabeza de ambos Guardianes, la pequeña dama también había desaparecido, provocando que sus propios Guardianes la buscaran con ahincó (lo que por supuesto provoco mayor daño que beneficio). Vongola estaba a punto de entrar en crisis y G ya comenzaba a armar grupos de búsqueda cuando el dúo apareció quitado de la pena cargando consigo restos de palomitas y un oso de peluche (que no tardo en ser confiscado por Hibari)

¡Los muy malditos habían estado en el centro comercial viendo una película y en el arcade mientras toda Vongola se desmoronaba en cuestión de horas!

G estaba que hervía en furia. Alaude casi le echaba los perros amaestrados a Giotto, Gokudera lo había amenazado con dinamitas, Hibari quería morderlo hasta la muerte y Mukuro kufufeaba con aura siniestra mientras empuñaba su tridente.

Asari estaba seguro de que, sin la intervención de la pequeña dama, ambos grupos de Guardianes habrían acabado en una pelea sin cuartel que terminaría con la mansión Vongola siendo reconstruida. Si bien, ambos grupos protegían a sus cielos con vehemencia, el grupo más joven era de temer cuando se enfadaba, especialmente si su cielo estaba involucrado. No fue sorpresa encontrar a Gokudera y a Lambo acusando a Giotto de haber secuestrado a la chica, quien siempre terminaba accediendo a los deseos de los demás, ya sea para bien o para mal. Nadie la culpaba o se lo echaba en cara, después de todo, era de conocimiento común que era tan o más blanda que un flan.

—Giotto solo quería distraerse un poco, no fue su intención provocar una pelea entre Guardianes ni tampoco secuestrar a la pequeña dama —dijo Asari con una sonrisa tranquilizadora

Si el Guardián de la lluvia creía que calmaba las cosas con semejantes palabras, estaba muy equivocado; al contrario, avivaba las cenizas de furia de G y aumentaba la culpa que pesaba en los hombros de Giotto, después de todo, nunca había sido su intención llevar a la Famiglia al borde de la destrucción por desaparecer un par de horas junto a su prima.

¿Quién iba a pensar que sin un cielo guía todos los guardianes se iban a salir de control?

—Bien, bien, lo haré —prometió resignándose a su destino.

Era eso, o ser linchado por los furiosos chicos que lo veían con odio desde la puerta.

—Lo siento Gio-nii —se disculpó una de las dos chicas ahí presentes. Su cabellera castaña resaltaba entre los exóticos colores de aquellos que la acompañaban.

  The Thorns of the Rose [KHR!]Where stories live. Discover now