Capítulo 1

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Me encontraba en mi habitación, la puerta estaba cerrada con seguro. Estaba sentada sobre mi cama abrazando mis piernas.

Todo estaba en silencio, no se oía una sola mosca volar, era de esas pocas veces en donde había paz. En una pequeña mesa que había a un lado de la cama tenía guardado una botella con alcohol desinfectante y una bolsa de algodón, me acerqué lentamente a esta y saqué lo que necesitaba.

Coloqué los objetos sobre la cama, desnude mi hombro derecho y observé algunas de mis heridas. Abrí la botella y con mucho cuidado mojé el algodón con el líquido que contenía y cerré la botella para evitar algún accidente. Acerqué el algodón a una de mis más recientes heridas y me detuve a unos pocos centímetros de diferencia, respiré hondo y empecé a desinfectar mi herida. Soltaba pequeños gemidos de dolor e intentaba ocultarlos así que le planté una mordida a una almohada.

Miré el reloj y pude observar que ya tendría que ir a desayunar, por esa simple razón guardé el alcohol y el algodón. Fui a mi armario y me coloqué mi ropa cotidiana que consistía en una camiseta negra sin mangas, un poleron rosado y un pantalón corto de color negro.

Caminé al comedor con la cabeza baja, no estaba lista para estar otro día más aquí, no sé si algún día lo estaré.

- Ara Ara...

-¿Qué quieres Raito?

-Quería saber cómo estaba mi perra favorita...

-¡No me llames así!- No sabía como, pero lo decía de un modo más seguro, con más fuerza, me sentí bien.

-¿Perdón?

-¡Lo que dije!- Me acorraló en la pared más cercana y colocó su pierna izquierda en mi entrepierna.

-Escucha bien, no quiero volver a repetirlo, tú me vas a respetar, si te atreves a insultarme o a enfrentarme no tendré mas opción que castigarte- Puso su mano derecha debajo de mi camiseta y me toqueteo- ¿Entendido?

-...-Apretó mi entrepierna con fuerza.

-¿Entendido?- Asentí con la cabeza- Muy bien-Me soltó y me dejó irme de allí, me fui temblando.

Seguí caminando por el largo pasillo y cambié de dirección hacia el baño para poder ducharme.

Me desnude y rápidamente entré a la ducha, me lavé el cabello y todo el cuerpo, como acto seguido salí de la ducha y me coloqué una toalla, fue estúpido colocarme mi ropa cotidiana, pero lo hecho, hecho.

Caminé a mi habitación para secar mi cabello.

-Mira quién está aquí... ¿Cómo estás, panqueque?

-Hola Ayato- Se encontraba detrás mío, pero no me volteé y seguí caminando, sentí unas heladas manos sujetando mis hombros y en mi oído un susurro: Soy Ore-Sama para ti.

-Bueno panqueque, te quería contar algo; amanecí con sed y me preguntaba si podías conceder mi deseo, pero luego recordé algo: No tienes opción- Se acercó a mi cuello desnudo lo que provocó que me estremeciera.

No te resistas.

No te resistas.

Si lo haces será peor.

sabes lo que va pasar.

No temas.

The Tears Of Yui Donde viven las historias. Descúbrelo ahora