Capítulo 1

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Llevas sentada en esa silla algo más de media hora, esperando. Pero sigue sin aparecer. Suspiras una vez más. Lo que te extraña es que todavía no haya llegado ningún camarero a decirte que si no vas a consumir, te vayas de allí y dejes la mesa libre. Quizás se nota tanto que estás esperando a alguien que han decidido esperar ellos también a que llegue tu acompañante. Si es que llega. Le prometiste a Maggie que irías a esa cita sólo para que dejara de decirte que tienes que salir con alguien, y ahora es su amigo el que no se presenta. No es que te haga demasiada ilusión, pero ya que te has molestado en ir, él debería hacer lo mismo.


-Buenas, señorita, ¿ha decidido ya lo que va a tomar? –pregunta alguien con cierto tono de burla en la voz. Alzas la vista y ves ante ti a un joven de quizás un par de años más que tú, pelo castaño y ojos color avellana y ataviado con un traje de camarero, que te mira con las cejas levantadas.


-¿O acaso espera usted a una cita? –pregunta con descaro. Usa el "usted" porque debe hacerlo, pero se nota que no le gusta tratar a la gente así.


-Oh, Sherlock Holmes, discúlpeme. ¿Debo hacer una reverencia? –ironizas; estás de bastante mal humor.


-No estaría mal –dice.


-Obviamente estoy esperando, así que no, no he decidido qué quiero tomar –le miras.


Él esboza una fugaz sonrisa torcida que durante un momento te acelera el pulso. ¿Qué te ocurre? "Es simplemente un tío que sabe que es guapo y va de chulo por la vida", te dices a ti misma.


-Ah, vaya un hombre, haciendo esperar a una dama... -suspira teatralmente y apoya un codo en la mesa- No debe estar muy interesado. Uy, no será tu novio, ¿no? –comienza sutilmente a tutearte.


-Afortunadamente, no –pones una sonrisa forzada.


-Al menos podría venir con flores, si es que se presenta. Siempre es una buena forma de arreglar las cosas.


Se sienta en la silla que queda enfrente de la tuya, y piensas que como llegue el encargado le va a caer una buena. Se lo merecería, por desvergonzado.


-No me gustan las flores –bufas.


-¿Ah, no? Eso cambia las cosas... Y es raro. ¿Por qué no te gustan?


-¿Por qué no te vas a atender al resto de mesas, que esos seguro que sí saben qué pedir? –dices.


-Porque no me gusta ver a una dama sola...


-Hay damas que prefieren estar solas. ¿No sabes eso de "mejor sola que mal acompañada"?


-¿Insinúas que soy una mala compañía? –parece divertirse.


-Ah, no sé, tú sabrás qué entiendes. Por lo pronto, sé que eres un camarero al que no le gusta su trabajo.


-Uh, Sherlock Holmes, ¿desea una reverencia? –muestra una preciosa sonrisa.


-Eres bastante prepotente, ¿te lo habían dicho alguna vez? –sabes que no deberías estar "discutiendo" o teniendo esa conversación con el camarero, pero no puedes evitarlo; te saca de tus casillas.


-Muchas veces –se levanta de la mesa-. ¿Sabes qué creo que deberías hacer?


-Yo sé lo que deberías hacer tú. Irte a la cocina y hacer tu trabajo.


-Bah, eso es aburrido –se pasa una mano por el pelo-. Deberías irte. Y cuando ese tío llegue, que no estés. Tranquila, no le diría que te has ido, y él se quedaría esperando igual que estás haciendo ahora tú.


Imagina de Cameron DallasWhere stories live. Discover now