Capítulo 13

249 19 2
                                    

Estás sentada en la cama de Cam con las piernas cruzadas. Te asaltan las dudas. No sabes muy bien cómo va esto. Sí has estado con chicos anteriormente, pero nunca habías llegado a sentir lo que sientes con Cameron, ni tampoco habías llegado tan lejos a como lo has hecho con él. Puede sonar estúpido, pero para ti, el simple hecho de quitarte la camiseta, ya es llegar lejos.

Escuchas a Cam hablar con el tipo del bar, aunque no sabes qué se están diciendo, pues ahora hablan en voz relativamente baja.

Te tocas inconscientemente un pecho, pensando que ahí ha estado la mano de Cameron hace unos minutos, y te parece algo bastante... extraño. Aunque no te ha desagradado su contacto; al contrario, te ha producido sensaciones hasta el momento desconocidas.

-Vaya, bombón, has retomado la cosa sin mí, ¿eh? -Cam abre la puerta del dormitorio; por lo visto el tipo ya se ha ido.

-¿Qué? -ladeas la cabeza y entonces te das cuenta de que tú mano sigue en tu pecho- ¿Me ves con cara de... eso?

-Mmm... -niega con la cabeza- ¿Por qué te da tanta vergüenza hablar de sexo? -se sienta a tu lado en la cama.

-¡No me da vergüenza hablar de sexo!

-Pues no da esa sensación...

-En fin, tu amiguito se ha ido ya, ¿no? -cambias de tema.

-No me llevo bien con él -suspira-. Mi único amiguito está aquí abajo, bombón. Éste nunca me falla -se señala los pantalones.

-Eres un cerdo -le das un leve golpe en el pecho.

-¡Era sólo una broma!

-Seguro -ironizas.

-Sí -sonríe.

-¿Qué te puede pasar si te pillan? La policía, digo -preguntas.

Cameron se tumba en la cama y tú haces lo mismo, a su lado.

-¿Haciendo qué?

-Lo sabes perfectamente. Robando del desguace -te suena mal decirlo, pero tienes que hacerlo; es la verdad.

-Pues no lo sé. Creo que me tienen ya fichado por alguna que otra cosilla... Una multa, seguro. Y luego... bueno, si simplemente me pillan robando, imagino que nada más, pero si me cogen vendiendo las piezas, supongo que me meterán en la cárcel unos meses -te mira.

Tú suspiras con tristeza.

-¿Qué pasa? ¿Te incomoda hablar de esto? No deberías haberte enterado, quizás, pero por otro lado... Debes saber quién es el hombre al que besas, ¿no?

Pues sí, parece un hombre a pesar de sus sólo diecinueve años, teniendo que buscarse una forma de mantenerse y vivir.

-No me incomoda. Me apena -murmuras.

-Sí, bueno, la historia del niñito huérfano también me la debería haber ahorrado. Pero no tengo otra forma de hacer las cosas -se incorpora-. En fin, tengo que ser tu esclavo, ¿no?

-¿Qué? –preguntas, sin comprender.

-He perdido la apuesta -sonríe.

-Lo cual no parece apenarte demasiado -observas.

-Tal vez me apetezca hacer todo lo que me digas durante un día -te guiña un ojo.

-Puede que no te guste lo que te pida -dices, incorporándote también.

-Dudo que algo que venga de ti no me vaya a gustar, bombón -te abraza por la cintura para pegarte a él.

-Nunca se sabe -te encoges de hombros.

Imagina de Cameron DallasOnde histórias criam vida. Descubra agora