Viviendo con mi hermanito.

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Blade

Esta casa solía darme pesadillas constantemente, muchas noches era imposible si quiera cerrar los ojos porque los recuerdos estaban presentes en mi mente, pero después de un tiempo esos malos sueños se fueron convirtiendo en mucha fortaleza para todo lo que empecé asumir. En algún momento de mi vida deje de ser una niña dulce, ingenua y sobre todo inocente.

- ¡Baja ahora mismo Blade! - el grito de mi querida madre se escuchó por la casa.

Sí madre, siento el cariño que me tienes desde aquí.

- ¿Crees que soy una niña? - baje hasta la sala tratando de que mi madre entre en razón, aunque a éstas alturas lo dudaba mucho.

En algo al menos teníamos que parecernos.

- Sé que ya no eres una niña, pero así me asegurare de que vas a estar bien y no harás ninguna estupidez.

- ¿Crees que él va a poder evitar que haga alguna "estupidez"? – solté una gran carcajada mientras observaba su malhumorada mirada.

- Por eso vas a ser una buena chica y no le darás mas disgustos a tu querida madre- sonrió dulcemente mientras se le llenaban los ojos de lágrimas.

Claro, el chantaje emocional sirve madre, ya me lo has hecho demasiadas veces.

-Está bien Rose, ahora deja de hacer esa cara que se me revuelve el estómago- las lágrimas desaparecieron y sonrió con verdadera alegría.

-Gracias cariño, te quiero.

- No, no voy a vender la moto y no pienso hacer nada más que tu loca cabeza pueda llegar a pensar- ella asintió despacio sonriente.

Odiaba cada rincón de esta asquerosa casa, pero me había acostumbrado y ahora estaba comenzando a odiar también a donde voy, aunque bueno ya la odiaba.

-Bien cariño, vamos- suspire fuerte haciéndola reír, sí, también odio que me diga cariño. Solo lo hace por fastidiarme.

- Apresúrate- Salí de la casa directo a mi amada chica.

Mi hermosa Yamaha R1 negra, mi amor, mi vida, mi todo. Me esforcé demasiado para juntar el dinero para esta moto y lo que tuve que hacer para conseguirlo... es otra cosa.

- ¡Hermanita! - lo mire de pies a cabeza detenidamente, el mismo idiota de siempre, nada nuevo o tal vez el peinado sea nuevo

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- ¡Hermanita! - lo mire de pies a cabeza detenidamente, el mismo idiota de siempre, nada nuevo o tal vez el peinado sea nuevo.

- Nathan- bajó sus brazos casi de inmediato cuando quiso abrazarme al ver la forma en la que lo miraba.

- ¿Dónde está mamá? - sus ojos recorrieron todo lo que podían abarcar de afuera tratando de encontrarla mientras seguía parado como estúpido en la puerta.

- ¿Te vas a quedar parado ahí o me vas a mostrar mi habitación?

-Sígueme Blade- no sé si se estaba aguantando las ganas de mandarme a la mierda o en verdad me tenía paciencia.

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