Capítulo veintiséis

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El museo era mucho más grande, maravilloso y magnifico de lo que me había imaginado; y tampoco podía negar que la había pasado bien entre risas junto con Christopher, quien imitaba las expresiones de las esculturas intentando sacarme una sonrisa, cosa que finalmente logró pero también se llevó varias miradas desaprobadoras y muecas de desagrado de las personas que pasaban por nuestro lado.

-Sabía que podía sacarte una sonrisa. -dijo Christopher sonriendo inocente mientras chocaba mi hombro amistosamente. Bufé intentando contener otra sonrisa.

-Sí, pero eso no cambia el hecho de que seas un idiota bipolar. -me crucé de brazos, mirándolo fijamente.

- ¡Oh, vamos! -se colocó al frente mío, impidiéndome el paso, con semblante serio.-Seré un idiota bipolar, pero te hice sonreír. -rodé los ojos cuando soltó una carcajada, haciendo que unas personas de atrás le callaran junto con una mirada fulminante; solté una risa al ver la situación en la que estaba Christopher, éste me miró. -E hice que dejaras tu malhumor por mí a un lado.

Lo miré acusadoramente.

-Solamente tú me pones de mal humor.-lo piqué con mi dedo índice en su pecho, aprovechando que me llevara una cabeza de altura. -Desde el primer día que te vi.

Se encogió de hombros restándole importancia.

-Lo recuerdo como si hubiese sido ayer. - mirando hacia la nada, soltó una mueca. -En realidad nunca abollaste mi moto, simplemente te mentí porque quería acercarme a ti y asustarte. -levanté mis cejas de la sorpresa. Christopher me miró y sonrió de lado. -Soy una caja de sorpresas, ¿verdad?

Asentí lentamente mientras me retenía por no gritarle barbaridades.

Comencé a caminar por el pasillo omitiendo varias pinturas, esculturas y gritos de Christopher llamándome. Doblé para el pasillo izquierdo que continuaba del que veía y a paso rápido intentaba evadir al pelinegro, que desde distancia se escuchaban las pisadas de la suela de sus borcegos.

-¡Alexa, espera! -retumbó el llamado de Christopher por los pasillos, me di la vuelta y lo observé acercarse hasta a mí a pasos largos, pero un grito lo detuvo.

-¡Muchacho! - miramos como al principio del pasillo venía a toda velocidad un policía furioso. -¡Ustedes! -miré alarmante a Christopher y vi como éste comenzaba a caminar con más velocidad hasta llegar a mi lado, agarrar mi mano y llevarme a las corridas en busca de una salida.

-¡Por ahí!- hablé señalando hacia una puerta, a distancia, que era exclusivamente para personal autorizado. -Tengo una idea. Tú sigue, yo lo distraigo. -sin darle tiempo para opinar, me desvié hacia otro pasillo, y sabiendo que su objetivo principal era Christopher, lo reté. -¡A que no me atrapas, imbécil!

Su atención fue desviada de Christopher hasta a mí, causando que venga corriendo con mucha más velocidad que antes. Me lancé a correr sin importar la lejanía en la que estuviese el oficial, y aprovechando la situación doblé en varios pasillos más sabiendo que estaba haciendo un perfecto círculo.

Miré hacia atrás una vez que estaba llegando hacia la puerta exclusiva para personal autorizado y suspiré cuando sentía los pasos del oficial apenas corriendo por el anterior pasillo por el que había estado corriendo. Y cuando lo vi cruzarse para doblar hacia este pasillo sentí como algo, o mejor dicho alguien, me agarraron de la cintura y me tiró con él hacia una habitación oscura. Pataleé, pellizqué y clavé mis uñas en los brazos de la persona desconocida, y no grité con miedo de llamar al otro oficial para arrestarme.

-¡Soy yo, Alexa!-susurró a gritos Christopher. No lo podía ver por la poca iluminación que había en la habitación, pero una vez que mi visión se acostumbró, lo pude ver. Solté todo el aire retenido en mis pulmones y me sostuve de un mueble que había frente mío. -¿Estás bien?

CHRISTOPHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora