El miedo había comenzado a azotarlas pero, a su vez, la adrenalina recorría las venas de ambas. Para su sorpresa no bien se cerró ese gran portón dejó de oírse todo sonido de la calle: autos, personas, música, todo había desaparecido, y dentro del lugar solo podían oír los gritos e insultos de las personas que allí las apuntaban.

—Te metiste con la gente equivocada, linda —dijo una de las muchachas al tronarse los huesos del cuello.

—Eso debería decirte yo a vos —dijo Erica sin dejar de mirar a esa muchacha que había amenazado e intentado lastimar a su hermana—. Nadie amenaza a mi hermanita.

—Si sobrevivís a esto quizás puedas irte, solo si Gretchen lo desea —acotó otra.

De improviso una de las muchachas lanzó su primer golpe hacia Erica, este se estrelló directo en su mentón, lo que la hizo caer al suelo por perder el equilibrio. Fue en ese preciso instante en que Erica pudo ver cómo sujetaban de los brazos a Celeste, su hermana menor, y entre dos chicas la golpeaban en el vientre.

No era la primera pelea de Erica, debido a su curiosidad y sus aires de creerse más siempre había estado metida en problemas, especialmente por proteger a su hermana a quien siempre la gente estaba molestando. Y aunque Erica no era una gran peleadora, siempre había encontrado una forma de librarse de sus problemas con trampas y juegos sucios. No era algo de lo que se enorgulleciera pero en esos momentos donde probablemente la vida de su hermana estaba en peligro, Erica no pensaba en el orgullo, solo se dejó cegar por la ira.

En el bolsillo trasero de su jean siempre llevaba consigo algo para protegerse, algo que le había regalado uno de sus exnovios: una navaja plegable. Sin que se dieran cuenta la tomó con lentitud de su bolsillo mientras se encontraba en el suelo, la abrió y volvió a guardarla pero en el borde de su pantalón para poder tenerla a mano en caso de necesitar utilizarla. Luego se puso de pie casi de un salto cuando Celeste cayó al suelo con sangre en su cabeza, la habían malherido y eso no era algo que Erica pensara dejar pasar.

Cuando se acercaron a ella trató de guiarse por ese instinto de supervivencia que la caracterizaba, ese que se activaba cuando la adrenalina y la ira comenzaba a dominarla. Esquivó un puñetazo y sin darle tiempo a pensar le lanzó ella uno al rostro, luego otro con el brazo contrario. Sus músculos en los brazos no eran tonificados, eran más bien blandos, pero ella intentaba usar toda la fuerza en su cuerpo para poder propinarle un buen golpe. Volvió a golpearla otra vez e incluso a otra de las muchachas que quiso tomarla de los brazos, le propinó una patada alta. Eso era algo que sí podía hacer, tenía buena elasticidad y piernas fuertes gracias a la danza, esto le daba la libertad de poder patear a cualquiera y aplicar más fuerza que con sus puños. Entonces fue que tomó su navaja y la colocó en el cuello de la chica que tenía a sus pies, no era que en verdad pensara matarla pero esperaba que al menos de esa forma le entregaran a su hermana para poder irse con tranquilidad y evitar más problemas. Sintió en aquel momento el frío de un cañón en su nuca seguido de una profunda y ronca voz:

—Soltá el cuchillo.

Erica entonces arrojó la navaja al suelo y levantó sus manos en el aire en modo de rendición, el muchacho tras ella pateó la navaja para poder alejarla, pero algo dentro de Erica, quizá ese instinto de supervivencia, le dijo «no te dejarán vivir». Estaba asustada, aterrada en realidad, pero la sangre parecía burbujear en sus venas y sus dientes habían comenzado a rechinar de la ira. Estaba realmente jugada, su hermana herida e inconsciente en el suelo y ella con una pistola apuntando su nuca.

«Haga lo que haga moriré, y si moriré no me tendrán de esta forma».

Pensó y siguiendo las reglas de defensa personal que le había enseñado su profesor años atrás pisó el pie de ese muchacho con fuerza y giró su torso para poder propinarle un fuerte codazo en la nariz, y casi al mismo tiempo –sin conocer de dónde había sacado la fuerza– se agachó en el suelo. Estaba casi librada de esa situación, al menos una bala no la había asesinado, pero recibió un fuerte golpe en su rostro proveniente de una mujer. Esta volvió a patearla con habilidad hasta acorralarla contra una pared.

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora