Capítulo 19

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*Tom

Colgué el teléfono y crucé la calle con una sonrisa, me hacía bien el hecho de que las cosas con bill estén bien.. dentro de todo, hace un mes aproximadamente no nos veíamos.

Era complicado.

Dentro de todo él ya era un chico mayor que no necesitaba un chofer, su padre sí.

En cada viaje me contaba un poco más de bill, que era un chico inteligente pero rebelde, que le faltaba mano dura, y le reprendí. En la buena forma obvio, quiero conservar mi empleo.

-No son necesarios los golpes, todo se soluciona con una charla, que el sienta que tiene su apoyo. Quizá cambiarían las cosas. - le dije mirándole desde el espejo del retrovisor

-Lo he intentado más de una vez, pero siempre recibo lo mismo de su parte. Rechazo. - dijo la última palabra decepcionado, cargado de tristeza y dolor. Aveces me ponía a pensar en que se habrá equivocado tanto con bill que ahora es irremediable.

Recordé esa conversación mientras cruzaba las puertas del hospital, mi madre estaba internada, el blanco de las paredes me aturdia. Era tan neutro vacío y siniestro a la misma vez. Odiaba los hospitales, aún recuerdo cuando a los 7 años me habia fracturado la pierna izquierda por haberme caído de la torre en una plaza; nunca más volví a subir a la torre, jamas volví a esa plaza, y juré en todo lo posible no cruzar la puerta de un hospital.

Pero era por simone, mi pobre madre, por ella valía la pena.

Fui a recepción a los que una chica pelirroja de ojos color verdes me atendio, pregunte su nombre y me dió el número de habitación, la 89.

Corrí hasta dicha habitación y toqué, a lo que su voz me respondió, cuandro entré ahí la ví.

Estaba acostada en esa cama, medio ída, muy mal en aspecto. El doctor yacía a su lado con papeles y frasquitos de sangre, recien retirados al parecer.

-Señor Trümper, supongo - dijo dirigiéndose a mí y estrechandome la mano.

-Sí, así es. ¿Qué ha sucedido? - dije preocupado, simone dormía. Quizá era anestesia.

-La trajeron de urgencia, su vecina al parecer, dice que había entrado al departamento a visitarla y la encontro postrada en el suelo de la cocina, con una fuerte hemorragia - se me cerró la garganta. -Asi que la pusimos aqui, y le acabo de extraer un poco de sangre para poder saber que tiene - me quedé mirando a la nada, era mi culpa, tendría que haber ido más seguido a verla.

-¿Señor Trümper? - llamó nuevamente el doctor , sacudí mis pensamientos de culpa y me concentré, no haría nada con eso ahora. tenía que mantenerme por simone.

-¿Puedo quedarme aquí con ella? - Pregunté esperanzado.

-Lo siento, las visitas son hasta las 18, de 16 a 18 PM. - Respire profundo, eran 18:47, debía irme. Estreche mi mano al doctor y me dirigí hacia el cuerpo de simone, dejandole un dulce beso en la frente.

Salí del hospital hecho trizas, sin remedio alguno. ¿Y si era algo terminal? ¿Y si no salía bien de esto?
Traté de tranquilizarme y llegar a mi departamento, georg sabría como calmarme.

*Bill

La llamada me dejó mucho más tranquilo, escucharlo me dejo tranquilo. Habíamos quedado en vernos a las 20 pm en el parque. Estaba ansioso.

Ya era casi la hora así que decidí tomar un baño, seque mi cabello. Afuera hacia frío y lo que menos quería ahora era un resfriado, no yo que si seguro me agarra uno fuerte Jörg me dejaría morir, el amor incondicional de mi padre.

Me maquillaje, como siempre. La sombra bien resaltada y difuminada, planche mi cabello.. se me iba pasando la onda leoncito, ya no estaba muy fascinado con eso, es más hasta lo desprecio ahora.

Por suerte ya habia terminado la secundaria, pero ví como el idiota que me cae mal comenzó a peinarse así, y obvio como soy único con mi estilo decidi dar como cerrada esa etapa.

Y lo llevo alisado, a cualquier lugar que voy, habia pensando en cortarlo, pero aún no. Esta largo y es más tiempo planchando pero me gusta así.
Escogí ropa elegante, comeriamos en un restaurante, así lo dijo Tom. Eran las 19:30 así que baje las escaleras.

Una de las nuevas noticias es que ya tenía auto propio, y al poder ser mi propio chofer Tom solo atendía a Jörg.
No es que este celoso pero en cierta parte era injusto que pasara más tiempo con ese hombre que conmigo que era su novio.

Tomé las llaves y bajé las escaleras

-¿A dónde vas? - Era obvio que había sido un lindo día, su voz asquerosa ya tenía que haber aparecido.

-Saldré - dije cortante, al hombre en el umbral de la puerta de la cocina.

-De eso me doy cuenta - dijo, esperando la respuesta a su primer pregunta.

-Sólo saldré y ya, adiós - Tome la manija de la puerta y salí. Me dirigí al garaje por mi auto, aunque la plaza estuviera a un par de cuadras quería contarle a tom del auto, ver que este orgulloso de mí por no haber atropellado a nadie aún.

Estuve en el parque en diez minutos, decidí sentarme en ese banco, en el que siempre nos sentabamos cuando teníamos que vernos y hablar de algún tema privado.

Ya eran las 20 pm, en punto. Y me puse nervioso ¿no tendría que estar ya acá?

*Tom

Toqué la puerta del departamento porque habia olvidado las llaves dentro, había salido muy alarmado de casa.

Escuche pasos acercarse y trabas destrabarse. Y luego, la puerta abrirse.

Apenas ví a georg me lancé a sus brazos y lloré, lloré y me descargué, lloré como no lo hacía como cuando tenía 5 años. él solo me abrazó y supo entender mi silencio mientras me brindaba paz.

No era solo simone, era por todo. La culpa más que nada, se que nadie es el hijo perfecto. Pero yo era el peor.

nos quedamos hablando hasta la media noche, me dio mucho consejos. Me hizo sentir en paz conmigo, necesitaba esa paz para seguir por simone.

Me dió un último abrazo y me acompañó hasta la habitación, hasta me tapó. adoraba a mi mejor amigo.

Logré cerrar los ojos y un último pensamiento me hizo abrir los ojos de par en par como platos.

-LA CITA CON BILL

Mi choferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora