4. no quiero vivir en un mundo con injusticias

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Simon alzó la cabeza lentamente y Alec sintió mucha más compasión al ver su labio roto, la nariz desplazada y un moratón empezando a formarse en su ojo.

"Alec..." empezó a decir Jace, intentando cambiarlo de opinión, pero Alec no le dejó.

"Jace, eso también te incluye a ti. Me da igual que seas mi mejor amigo." Su voz sonaba grave, dura y cortante. Nunca había hablado así a Jace, nunca en su vida, y se conocían desde siempre.

"Ahora marcharos o le diré al entrenador lo que andáis haciendo mientras os saltáis su entrenamiento." sus compañeros no se movieron por lo que Alec subió el tono de su voz. "¡Ahora!"

Todos salieron corriendo, chocándose los unos con los otros. Jace le mandó una última mirada de enfado antes de girarse y caminar lejos.

Ya casi eran las siete y media de la tarde y estaba empezando a oscurecer.

"Ven, por aquí" susurró Alec, sujetando con cuidado el cuerpo de Simon y sentándolo contra la pared de madera del cobertizo. "¿A quién puedo llamar para pedir ayuda?"

Simon susurró algo, pero Alec no alcanzó a oírlo.

"No te he oído"

Simon cerró los ojos, el dolor palpable en sus facciones. "Raphael"

Alec asintió y buscó en su teléfono el número de Raphael, que casualmente tenía por Izzy.

Tres pitidos después, respondió, mientras Alec intentaba que Simon se quedase consciente. No sabía cuan grave había sido la paliza, pero, por el aspecto de Lewis, tenía pinta de haber sido horrible.

"¿Sí?"

"Raphael, hola" se aclaró la garganta "soy Lightwood."

"¿Alexander Lightwood?"

"El mismo" rodó los ojos ante el tono burlón de Raphael. "Necesito que vengas al instituto, detrás del cobertizo del conserje-,"

"¿Para qué?" Raphael soltó una carcajada "Si es porque quieres liarte conmigo para comprobar si te gustan los penes, lo siento, Lightwood, tengo novio."

A Alec se le acababa la paciencia. Odiaba que la gente le interrumpiese cuando intentaba hablar.

"Es una emergencia. Simon... Simon no está bien"

"¿Qué le ha pasado?" preguntó, el tono burlón de su voz sustituido por uno de pura preocupación.

"Es... una larga historia. Ven rápido, no tengo coche y esto está vacío, no creo que haya nadie en la enfermería." dijo Alec, mientras que Simon le miraba fijamente, recargando su cabeza contra la pared.

"Estoy allí en cinco minutos." dijo y Alec alcanzó a escucharlo gritar el nombre de Magnus antes de cortar. Guardó su teléfono en su bolsillo trasero del pantalón.

"Te preguntaría como te encuentras, pero sería una tontería hacerlo" intentó bromear Alec, sonriendo incómodo hacia el subterráneo.

Simon sonrío, pero la sonrisa se borró de su rostro cuando escupió sangre, manchando la camiseta de Alec.

"Mierda" murmuró.

"Lo siento" dijo Simon.

"No te preocupes, Lewis. Solo es una camiseta, se lava."

"No, no por eso. Por Izzy. Yo... la quería, de verdad que sí. Es una chica genial y, mientras estuve con ella, fui el hombre más afortunado del mundo. Pero, no puedo negar mis sentimientos por Raphael. De verdad estoy enamorado de él" explicó "No quería hacer daño a tu hermana, de verdad. Lo siento."

"No te preocupes" dijo, la sonrisa aún en sus labios. "Ya conoces a mi hermana, se le pasará. Es la reina del drama."

Simon sonrió para si mismo. "Esa fue una de las cosas por las que me enamoré de ella. Su carácter."

Alec soltó una risita y se cayó de culo al suelo cuando una manos se posó sobre su hombro.

¿Alguien había escuchado el grito agudo que había salido de su boca?

"Gritas como una chica" dijo Magnus, sonriendo divertido y burlón. Las esquinas de sus ojos rasgadas arrugándose mientras se levantaba del suelo.

Mierda.

"No-" se aclaró la garganta pues la palabra había salido una octava más alto "No grito como una chica" rebatió y pudo notar sus mejillas rojas.

"Lo que tú digas." se burló Magnus.

"¡Simon!"

Alec volvió a gritar, pegando un salto en el sitio, para después ver a Raphael arrodillándose frente a Simon.

"¿Qué te ha pasado?" susurró asustado, analizando su rostro tras colocar sus manos con delicadeza en sus mejillas magulladas. Alzó la mirada ardiente y a la vez fría hacia Alec. "¿Qué le ha pasado?"

"Le dieron una paliza"

"Joder" masculló el subterráneo. Simon tenía los ojos cerrados, pero aún res'piraba bien. "Magnus, ayúdame a cargarlo hasta el coche."

Magnus dio un paso, pero Alec posó una mano en su pecho para frenarlo. Una corriente eléctrica le recorrió la columna, pero no hizo caso a la sensación.

"Puedo cargarlo yo, puedo con él" dijo Alec, sabiendo que era lo más conveniente. Magnus y Raphael no estaban tan fuertes como él (sin ánimo de alardear), y Simon parecía pesar lo suyo.

Raphael al principio vaciló, pero después asintió, mirando aún con preocupación a su novio. Alec lo cargó al estilo nupcial y siguió a los dos subterráneos hasta el aparcamiento, completamente vacío a excepción de un coche gris que estaba en marcha, pero sin nadie dentro.

Alec podía imaginar a Raphael saliendo del coche precipitadamente, olvidándose de todo salvo de la necesidad de saber que su novio estaba bien, de saber qué le había pasado.

Alec, con ayuda de Magnus, colocó a Simon en el asiento trasero, que solo se quejó un par de veces. Raphael se sentó a su lado y le abrazó inmediatamente, diciéndole cosas bonitas al oído.

"Magnus, conduce tú hacia el hospital, por favor" pidió Raphael, con las manos temblando.

"Ya lo daba por hecho, amigo" dijo Magnus mostrando una sonrisa amistosa.

"Bueno, yo- esto- me voy" dijo Alec, incómodo pues no sabía qué hacer en esos momentos. Todo había sucedido tan rápido.

"Gracias por llamarme, Lightwood" agradeció Raphael, sinceridad pintada en sus oscuros ojos. Alec sonrió con los labios cerrados.

Alec ya se iba a ir cuando la voz de Simon lo detuvo.

"Alec, espera."

Alec le miró con confusión. Su trabajo allí ya estaba hecho.

"Gracias por defenderme y decirles que- que ya no podían atacarnos a los subterráneos" susurró su voz débil y las mejillas de Alec se tiñeron de rojo cuando las miradas de Magnus y Raphael cayeron sobre él, asombradas.

"¿Qué tú hiciste qué?" preguntó Raphael, su boca abierta de la impresión.

Alec se encogió de hombros, un poco avergonzado.

"Solo hice lo que me pareció correcto" masculló.

La mirada de Magnus, intensa sobre su persona, era la que más le incomodaba.

Había algo en la mirada parda de Magnus que te hacía sentir débil y a la vez, poderoso, deseado.

Extraño, pensó Alec.

"Yo... mmm... debo irme... eh"

Y salió corriendo de allí, porque lo suyo no eran las conversaciones, ni las personas, mucho menos los cumplidos.

De camino a casa, el gracias de Simon se repetía una y otra vez.

Las cosas podrían cambiar, pensó, mientras buscaba las llaves de su casa en la mochila de deporte, sin darse cuenta de que aún tenía la macha de sangre en su camiseta y una nota escondida en el bolsillo pequeño de su mochila firmada con las iniciales M B.

I think I'm in love again « malecWhere stories live. Discover now