4. no quiero vivir en un mundo con injusticias

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4. no quiero vivir en un mundo con injusticias (porque sería una injusticia no enamorarme de ti)


En algún momento del entrenamiento, Alec se dio cuenta de que faltaban varios de sus jugadores, entre ellos Jace. El entrenador le llamó desde el banquillo, él se acercó a él corriendo y le preguntó que ocurría. El entrenador le preguntó donde estaba Herondale y compañía. Lo único que pudo hacer Alec fue encogerse de hombros y, cuando el entrenador dio por terminado el entrenamiento porque solo eran cuatro chicos (ni siquiera estaba el portero), salió corriendo a los vestuarios para así llegar pronto a casa y ver un nuevo capítulo de Teen Wolf.

Salió del vestuario con el pelo mojado, goteando sobre su frente y oliendo a champú, la bolsa de deporte al hombro y un nuevo cambio de ropa. Ya estaba caminando por el camino de arena que llevaba a la salida de las instalaciones cuando escuchó unas risas provenientes de la caseta del conserje. Ésta estaba solo a unos cuantos metros.

Alec, curioso, se acercó y abrió los ojos con sorpresa al ver a sus compañeros del equipo formando corrillo detrás del edificio, riéndose de algo a carcajadas.

¿Para esta mierda se habían perdido el entrenamiento? Pronto se acercaría el siguiente partido y tenían que estar en completa forma.

Enfadado, se abrió paso, y al ver la vista de su capitán, todos se quedaron callados. Todos menos el chico de anchos hombros y cabello rubio que se cernía imponente sobre el cuerpo ovillado en el suelo de... ¿Simon Lewis?

"¿Qué mierda- ¡JACE!" exclamó Alec cuando Jace le dio una patada en el estomago al moreno. Simon soltó un quejido de dolor, arrugando su cara. Las gafas junto a su cabeza estaban completamente rotas y sus brazos rodeando su cuerpo.

Jace giró y sonrió hacia Alec, con orgullo, inflando el pecho como los pájaros.

"Hey, amigo. ¿Qué tal el entrenamiento?"

"¿Qué tal el entrenamiento?" preguntó atónito Lightwood "¿Qué demonios estáis haciendo?" preguntó mientras ayudaba a levantar del suelo a Simon bajo la mirada confusa de todos. Al parecer, Alec era el primer nefilim que tendía ayuda a un subterráneo.

"Darle lo que se merece; nadie hace daño a mi hermana sin recibir algo peor a cambio" dijo Jace, ajeno a las acciones de Alec, aparentemente.

"¿Algo peor? ¿Qué? ¿Queríais matarlo? ¡Está hecho polvo!"

Jace parecía sorprendido. Por fin.

"Alec, compañero, ¿no se suponía que íbamos a hacerle daño? ¡Fuiste tú el que me lo dijiste! Te estaba haciendo el favor, joder. No entiendo porque estás tan enfadado."

Y en ese momento Alec recordó su conversación con Jace en el pasillo, donde le dijo que harían eso mismo, y luego al subterráneo, Magnus, acurrucado en la biblioteca, moratones en su morena y suave piel a sus ojos, diciéndole Demuéstralo.

Demuéstralo.

Demostrar que los nefilims no se dedicaban a maltratar y acosar a los subterráneos. Pero, ¿cómo demostrar algo que nunca había existido?

En ese momento, la venda cayó de los ojos de Alec y, cuadrando los hombros y alzando la cabeza, se enfrentó a su equipo, que le miraba expectante.

"Se acabó" dijo con voz firme, Simon pegado a su costado, escupiendo sangre.

"¿De qué demonios hablas?" frunció el ceño Jace.

"Se acabó toda esta mierda. Se acabó dar palizas por diversión, se acabaron los insultos y las ofensas y todo" dijo y todos lo miraron como si estuviera como una cabra. "Como me entere de que alguien le levanta la mano a algún subterráneo, incluso a un mundano, se las verá conmigo, y acabará mucho peor de lo que habéis dejado a este pobre chico."

I think I'm in love again « malecWhere stories live. Discover now