Parte 4.

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No todo es tan simple como las películas lo muestran, no todas las historias tienen final feliz ni todas las parejas acaban juntas. Ni siquiera cuando más queremos a alguien podemos confiar en que todo saldrá bien.

Las circunstancias pueden afectar mucho más que los sentimientos. Y en este caso es lo que pasó.

Ella se enganchó cual droga a él. No podía salir, se volvió una adicción el tener que hablar con él. El querer ayudarle en todo lo posible, en preocuparse más por él que por ella misma. El estado de ánimo de él acabó convirtiéndose en el de ella. Si el estaba contento ella lo estaba y si él estaba mal, ella intentaba arreglarlo, confiar en que todo iría bien y si no lo hacía, acababa estando mal ella también, pero él no lo veía, por que ella no quería.

A veces incluso lo que más daño nos hizo en el pasado y por mucho tiempo que pase puede ser un obstáculo en el futuro y si a eso le añades el hecho de que la vida no es siempre de color de rosa, acaba sucediendo que por mucho que tu desees una cosa, no la tendrás.

Ella, por mucho miedo que tenía de confesar sus sentimientos, lo hizo. Decidió confiar en que él no se alejaría por mucho que lo hiciera, recogió todo el valor que jamás había tenido, aspiró todas las fuerzas que su alrededor le entregaba y lo soltó, temblorosa, pero clara. Confesó que sentía por él, le confesó que había encendido algo dentro de él.

Y sorpresa.

Ella se quedó paralizada al darse cuenta de que era mutuo. Una sonrisa comenzó a aflorar en su boca, pero así como él fue hablando esa sonrisa desapareció. Fue un quiero pero no puedo, fue un te daría lo que quieres, pero está fuera de mi alcance.

Fue un puñetazo que por algún motivo ella aceptó mejor de lo que pensaba. Las circunstancias no les acompañaban, a ninguno de los dos. El sufría en silencio y el dolor no le dejaba tener algo con alguien, ella quería, pero el miedo no le permitía conseguir que el dolor de él desapareciera, estaba fuera de lo que ella podía hacer, por mucho que quisiera ella no podía hacer que las circunstancias de él cambiaran. Y eso le reconcomía por dentro. Por que hasta aquel momento había hecho todo lo posible por verle bien, pero era algo que no conseguiría.

Ella pensaba que al saber que él también sentía algo todo sería más fácil, pero el no poder tener nada o el simple hecho de saber que él estaba mal y que ella no tenía nada que hacer le provocaba impotencia, le hacía rabiar, enfadar y estar mal por que se sentía inútil, sentía que no valía para nada por que no podía hacer nada.

Jamás se había sentido así, por que tampoco había sentido algo parecido por alguien.

No sabía cómo describir su estado de ánimo, por que cuando estaba sola lo pasaba mal pero cuando estaba con gente tenía altibajos que le hacían estar bien a ratos, pero no del todo. Todo por el simple hecho de que quería verle bien. Quería que todo se solucionase, que todos los problemas que él tenía se solucionasen.

Ella sabía que no se rendiría, por mucho que estuviera sufriendo, por que sabía que él se merecía más bien del que tenía, se merecía que saliese el sol después de tanta tormenta. Y lo que más frustrante era para ella es que ese momento no llegaba.

Cada vez que se veían fuera del entorno habitual era un momento de despejarse, de olvidarse un rato de todo, pero eso no hacía que pudieran conseguir llegar a algo más. Ella tenía muy claro que no podía, por que él tenía suficientes problemas como para hacerle pensar en alguien, intentaba mantenerse al margen y ser lo mejor amiga que pudiera siempre que estaban juntos, le escuchaba cuando él tenía algo que contar e insistía cuando ella le veía mal para que le contara lo que le preocupaba.

Pero para ella no era suficiente, por que él no estaba bien, por que no lo veía bien.

Y vuelta al principio:

Ella no podía hacer nada más que estar a su lado cuando él cayese.

Te quiero, pero, te odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora