37. El plan

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Emma.

-Es ridículo.

-¿Qué cosa?

-Esto —Miro los papeles.

-¿Y qué es eso?

-Planos. Quería que todo saliera perfecto, pero ahora ya no pienso así.

-Emma ¿en serio hiciste planos de tu plan? —Jake se ríe en mi cara.

-¿Ves? Es ridículo.

-No, no es eso. Es solo que, eres tan adorable.

-Ya cállate.

Arrugo los papeles y me siento en la cama, resignada.

-No te pongas así —Se sienta al lado mío y me abraza —Hagámoslo ¿qué puede salir mal?

Lo miro con una sonrisa.

-Por eso te amo, porque estás ahí para mí en todo, aunque sea lo más ridículo del mundo.

Me besa la nariz y busca los papeles. Los desarruga y los lee.

-Está bien. Deberíamos salir ahora, porque necesitamos varias cosas.

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Jake me invita a un helado luego de haber completado la primera parte de mi plan y luego volvemos a casa.

-Espero que resulte.

-Es un buen plan. Créeme que lo hará.

Sonrío y lo beso.

-Luego de esto podríamos tener, no sé, algo de, ya sabes

-¿Sexo? —Pone cara pervertida.

-Si, solo si esto resulta, como para celebrar, digo yo.

-Acepto.

Me toma por la cintura y me besa el cuello mientras me levanta.

-Pero después, Jakeeeee –Rio.

-Está bien, está bien. Vamos a completar el plan.

Bajamos y ordenamos el comedor. Ya habíamos dejado los mensajes para mis padres, mis hermanos ya estaban informados y solo faltaban los últimos detalles.

-Listo, mi amor. Ahora tenemos que irnos y dejar que la magia se haga por si sola.

Tomamos nuestras cosas y salimos rápido de la casa.

Había organizado una cena romántica para mis padres, pero eso ellos no lo sabían todavía. Iban a llegar a las siete, porque eso decían las cartas, para hablar sobre los papeles para el divorcio, pero se iban a encontrar con la sorpresa de una cena, buena música y un maravilloso vídeo de nuestras vacaciones, desde que se casaron hasta el día que mi papá decidió irse conmigo.

Yo sabía que mi madre seguía muy enamorada de él, y él igual lo estaba de ella. Solo quería verlos felices, cosa que no pasa hace mucho.

Jake me toma de la mano y camina rápido por la calle.

-¿Dónde vamos? –Pregunto.

-Ya verás, te tengo una sorpresa.

-¿Este es el día de las sorpresas?

-Tal vez, sabes que me gusta sorprenderte.

-Está bien, pero si no implica una gigante hamburguesa, entonces no me importa.

-Intentaré adecuarlo entonces –Se ríe.

Llegamos a un lago enorme y precioso.

«Como el pene de Jake»

¿Pero qué carajos me pasa?

«Te hierbe la sangre de puro acordarte de ese miembrote»

Puede que sí, pero jamás lo admitiría.

«Sí, ya estás caliente, y bastante»

Ufff.

-Es precioso.

«Como tu pene»

¡Emma!

-Igual que tú –Claro, él todo tierno y tú pensando en sexo –Y tus tetas –Así me gusta.

Sonrío y lo beso, quería quitarme la ropa y entrar al agua, pero no podíamos, se estaba haciendo tarde y estaba poniéndose helado. Teníanos que volver sanos y salvos.

Nos sentamos en el pasto y comemos las hamburguesas que compramos en el camino. Nos quedamos ahí por horas, hablando y bromeando, recordando viejos tiempos y besándonos.

Me encantan esos momentos, en los cuales hablábamos sobre nosotros mismos, sobre nosotros juntos, y solo disfrutábamos del momento, cuando me contaba chistes y me decía como lo había pasado el fin de semana.

Esos pequeños detalles hacían que lo quisiera cada día más, a pesar de todo lo malo. Esos detalles, que me daba una vez a las mil, me hacían olvidar los errores cometidos, y que perdonara cada una de las cosas. Y lo prefería así, quedarme con lo bueno, porque nadie hace siempre las cosas bien, ni siquiera yo, y que a pesar de todos mis errores, él siguiera eligiéndome, también hacía que yo lo siguiera eligiendo a él, como hace dos años atrás, cuando recién nos conocimos, cuando recién nos besamos, cuando recién nos amamos.

Por Dios, era increible como cada día podía amar más a este hombre.

-Te amo –Susurro.

-¿Qué? –Dice con la boca, todavía, llena de hamburguesa.

-Que te amo, Jake –Me río y le limpio la boca que tenía llena de kétchup.

–Yo también, y mucho.

-Lo sé.

Lo tomo por el cuello con una mano y lo beso como por milésima vez en el día.

Nos quedamos allí hasta que nos dan las doce y decidimos volver para amarnos a oscuras y en silencio, ya que lo más seguro era que mis padres estuvieran en casa, ojalá acostados, reconciliándose.

Nos paramos, pasamos a botar nuestra basura y caminamos de la mano hacia mi antigua casa. En el transcurso, Jake me va contando todo entusiasmado sobre algo que hizo Liam hace unas dos semanas.

Llegados y subimos en silencio, Jake cierra la puerta en silencio y luego me besa, mientras me va quitando los pantalones y me deja suavemente en la cama al mismo tiempo. Muerdo su labio y dejo que él maneje la situación  porque era increíble cuando él hacía lo que quería conmigo, como me beesaba y tocaba. Me gustaba como me hacía sentir que era de él y de nadie más.

I Love The Way You LieWhere stories live. Discover now