capitulo 69

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Hacia círculos con mi debo índice en su abdomen que subía y bajaba constantemente. Cubrió mi cuerpo con su manta, me acorrucó con un brazo y con el otro rodeaba a Ethan quien dormida sumiso.

Veíamos la saga de Harry Potter, desde el comienzo hasta el final. Estábamos por la cuarta película y era media noche, mis ojos pesaban mucho, sabía que no podía seguía despierta. Quería terminar lo que había comenzado pero desistí a mitad del dialogo de Ron.

Tardé un tiempo en soñar algo que me conmovió mucho. Soñé con aquella dulce niña que rulos y sonrisas:

1...2...3...4...5...6...

Camila contaba las veces en las que sus padres mencionaban su nombre mientras discutían. Ella siempre era el centro de los problemas ya sea por el dinero para sus tratamientos o porque simplemente Camila había dejado de comer; pero sus padres tenían que entenderla ¡Ella estaba muriendo!

Entre lágrimas saladas y sollozos irritantes Camila quedó profundamente dormida y viajó a un mundo surreal en donde ni la leucemia, ni sus padres podrían preocuparle más. Durante horas soñó con un mundo de caramelos y libros de famosos escritores ya fallecidos que le narraban historias fantásticas sobre valientes héroes y amores imposibles. Pero cuando Virginia Woolf le contaba el final de "noche y día", la madre de Camila la despertaba desapaciblemente para asistir a la escuela primaria.

Camila odiaba la escuela, y no era por los maestros malhumorados o por materias improductivas, sino por los bacanales alumnos que constantemente la marginaban. Se burlaban de ella por sus altas calificaciones, por sus dos trenzas, por su acento londinense o porque naturalmente no tenía amigos. Sinceramente ¿Quién querría ser amigo de alguien que va a morir dentro de poco?

Las personas, por lo general, suelen rechazar las cosas que les causan dolor, sufrimiento y pérdida. Está en nuestra naturaleza pensar en nosotros mismos antes que en los demás; pero Camila no pensaba de aquella forma, ella moriría por amor sin detenerse a pensarlo siquiera. Tal vez era porque había crecido a base de Shakespeare, Gabriel García Marquéz y Ana Frank. Esta última le había enseñado a tener fe con un verso que dice así: "Asombra que yo no haya abandonado aun todas mis esperanzas, puesto que parecen absurdas e irrealizable. Sin embargo, me aferro a ellas, a pesar de todo, porque sigo creyendo en la bondad innata del hombre"

Camila no había perdido la esperanza.

Ella contaba las horas para volver a su cama y soñar con aquel reino perfecto que había creado y que cada día era mejor que el otro. Pero esta vez, al cerrar los ojos y alejarse de la realidad, se encontró con algo diferente: un chico. Su mente había creado a un joven muy apuesto de cabellos rojizos y ojos azules que mostraba una hermosa sonrisa mientras extendía su mano. Por alguna razón Camila no se resistió al misterio que emanaba de este chico y se sumergió en las aguas del mar tomada de la mano del chico.

―¿Quién eres?―preguntó Camila al salir del agua.

―Soy Thiago ¿y tú?

―Camila―murmuró segura de que Thiago no era producto de su imaginación ¿Cómo podría serlo? ella nunca imaginaría a alguien tan precioso como él.

―No me refería a eso.―pronunció el chico entre risas, asegurándole a Camila que él era completamente real― Yo soy un ángel ¿y tú eres...?

―Camila... Simplemente.

Por unos segundos se sintió tonta, pero eso es lo que realmente era "Simplemente Camila".

―Vamos,―Thiago la tomó de la mano y juntos caminaron hacía el bosque― descubriremos que eres.

Intentaron hacer que Camila aguantara la respiración por unos segundos para comprobar que era un pez, pero cada vez que se sumergía al agua escuchaba los gritos desesperados de su madre pidiéndole que volviera. Probaron lanzarse de un acantilado pero cada vez que lo hacían Camila perdía la respiración haciendo que Thiago la tomara por los brazos impidiendo que cayera.

―Me gustan tus alas― Camila nunca había visto unas alas tan fuertes como las de él, amaba el color negro que llevaban y la potencia con la cual volaban por el cielo color rosa.― Adornan este cielo lleno de tanto color.

―El cielo es como un algodón de azúcar...

Ella no podía creer que estuviera volando con una ángel de alas negras. Era extraordinario puesto que Camila siempre había creído que los ángeles tenían alas color blanco perlado.

Sin más preámbulos, decidieron recorrer el bosque. Cada vez que se adentraban más a él, se oía con más claridad el pitido enloquecedor de una máquina y voces que ordenaba a otras.

Thiago paró su caminar súbitamente, giró para observar los ojos curiosos de Camila.

― ¿Qué ocurre?―Inquirió ella.

―Tenemos un problema.―El ángel voló hasta ella y con palabras bruscas espetó― Te están recuperando.

En ese momento Camila lo entendió todo.

los gritos histéricos de su madre, la repentina asfixia y las voces de los enfermeros.

¡Estaba muriendo!

―¡Tengo que salir de aquí!- gritó desesperadamente.

―Lamentablemente no puedes ―aseguro Thiago―¿Acaso no era esto lo que querías? Acabar con tu propio sufrimiento.

"Mi propio sufrimiento" pensó Camila. Ella había pensado exclusivamente en sí misma, no le importó el dolor que le fuera a causar a sus padres o abuelos destacando que era su primera y única nieta. "Tan egoísta e ingenua".

El mundo perfecto que ella había imaginado ahora le sabia amargo, cada centímetro hasta el ángel que transformó completamente de negro su vestimenta. Su perfecto mundo comenzaba a caer en millones de pedazos de dulce y golosinas. Sin embargo, Camila se sentía satisfecha por la grandeza de su mente al crear aventuras en una surealidad magnifica y la humildad que desbordaba de su verdadero entorno. No era que ella no sintiera remordimiento por lo que había hecho, se sentía la persona más narcisista de la historia de la humanidad, pero ya no había nada que pudiera hacer para remediarlo, no podía cambiar su destino.

Camila dio un último suspiro, Gozando del afrodisíaco sabor a Algodón de azúcar que la muerte le proporcionaba. Acepto tomar, de nuevo, la mano de Thiago, su ángel personal, y juntos caminaron al túnel hasta llegar al fondo luminoso de este.

En el funeral del cuerpo físico de Camila asistieron todos sus maestros y algunos alumnos de su clase, en su gran mayoría los que la marginaban. Ellos acotaban la gran persona que fue Camila, que era una niña de gran bondad he inteligencia.

"¿Existe mayor acto de hipocresía? pensó Camila quien asistió junto a Thiago, por supuesto. "Si tanto me querían ¿Por qué no lo dijeron y tuvieron que esperar a mi muerte para demostrarlo? ¿Por qué todos ellos decidieron esperar a que no estuviera para regalarme su amor y compasión?"

"―Camila, Tienes que entender que los humanos tienen el don de elegir precisamente las cosas que son peores para ellos― Decía Thiago al caminar devuelta a su nuevo destino".

"―Thiago, Este en el final ¿no?"

"―Digo que la tumba que sobre los muertos se cierra se abre en la puerta del cielo; y lo que aquí meten para el fin de las cosas, es de todos el primer paso."

Camila no podías estar más cómoda con el sabor dulce de los algodones de azúcar rosa que tanto le gustaba y que Thiago le había obsequiado por el resto de su eternidad.

Cuando abrí los ojos ya era medio día y estaba sola en la cama. Escuchaba una discusión en el living, inmediatamente reconocí las voces.


LUJURIA | Alonso Villalpando |HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora