Capítulo 16

8.4K 1.1K 307
                                    

Stiles no se atrevió a decir una palabra cuando Kate se marchó.

No tenía ni idea de lo que acababa de ocurrir, pero sí sabía que no había sido bueno.

También sabía que le afectaba directamente, y no sólo por ser uno de los que estaban secuestrados... Pero todavía no sabía en qué medida lo hacía ni, lo que era peor, si podría terminar con él muerto.

Derek, en cambio sí que lo sabía. O al menos intuía algo.

Por eso no pudo aguantar más de cinco minutos para preguntarle.

Él seguía de pie y al fondo de la celda, en el mismo sitio donde había amenazado a Kate, sólo para quedarse callado después.

Y donde tal vez había acabado llorando.

¿Llorando por él?

Sólo le había visto llorar una vez, cuando Boyd murió entre sus brazos. Y no quería ni imaginarse que ahora había sido él el responsable de que volviera a hacerlo... Pero si una persona como Derek, acostumbrado a ocultar sus sentimientos tras capas y más capas de sarcasmo y mala leche, acababa llorando; sólo podía significar que algo muy malo le estaba pasando.

Y necesitaba saber qué era.

- Derek.

Derek no respondió. Siguió en la misma posición, con la espalda tensa. No se había quitado la cazadora, pero podía notar perfectamente la tensión de todos sus músculos y sus puños apretados. A su lado, la comida seguía intacta.

Y que un hombre lobo se olvidara de comer, era indicativo más que suficiente de que las cosas estaban mal. Muy mal.

- Derek. Por favor, dime algo.

- Siéntate y trata de calmarte – respondió sin moverse un milímetro - Tu respiración...

- ¡Me importa una mierda mi respiración! ¿Qué demonios significaba todo esto? ¿Por qué estoy realmente aquí?

El hombre lobo negó, y Stiles pudo oír el chirriar de dientes contra dientes.

- ¡Derek!

- Eres el más débil – explicó con desagrado y todavía sin mirarle - La opción más lógica para conseguir que viniera. Para tenerme donde quería.

Y tal vez fue porque ya estaba acostumbrado a las excusas de Derek, o porque le resultaba más fácil llevarle la contraria cuando no le estaba mirando a la cara; pero el caso fue que Stiles no se conformó con las patrañas de siempre.

- ¡Y una mierda! ¿Es que no la has visto? ¿Lo rápida que es? Podría haberte hecho morder el polvo sin necesidad de secuestrarme. ¡Qué demonios, si ya lo hizo una vez! – le acusó con rabia, deseando poder golpearle - Sabes perfectamente que no estoy aquí por eso. Si fuera así, me habría dejado marchar, o me habría matado cuando ya tuvo lo que quería, que es a ti. Y si no lo ha hecho, está claro que soy más que un simple señuelo. Así que dime: ¡Qué demonios pinto aquí!

Por fin Derek levantó la vista del suelo, y Stiles aguantó la respiración.

Pese al lenguaje corporal que había creído intuir, la expresión de Derek no era la de alguien que estaba tenso y furioso, ansioso por atacar. Por el contrario, se le veía relajado... No, no relajado. Se le veía abatido, cansado.

- No lo sé – respondió.

- Mentiroso.

- ¡No lo sé!

My King and his QueenOnde as histórias ganham vida. Descobre agora