EXTRA: Pirata del Bar Caribe

1.5K 87 19
                                    

Stanford corrió las cortinas de su habitación sin poder contener más las lágrimas. Se terminó deshaciendo en llanto sobre la cama, y tras unos minutos de disgusto, se dio cuenta de algo.

No estaba llorando sólo por la universidad.

Quizá aún estaba a tiempo. Igual si se daba prisa...

Entonces, lo hizo.
Echó a correr, atravesando la puerta de su habitación cual rayo, y bajando las escaleras a una velocidad de vértigo.

Mientras sus padres le preguntaban, en vano, que a dónde se dirigía, Ford no estaba dispuesto a parar.
-¡¡STANLEY!! -gritó cuando salió a la calle, mirando frenéticamente hacia todas partes.

No lo veía.

Siguió corriendo durante un largo rato, y decidió rendirse. Cayó de rodillas al suelo mojado, y la lluvia se fundió con sus lágrimas. Un débil "Stanley" se escapó de sus labios, combinado con un sollozo de dolor.

Lo había dejado marchar.
Era su hermano, y lo quería.

¿Cómo pudo haber hecho eso?

***

Los sentimientos son como puñales.
Te echo de menos, y no entiendo por qué.
Quizá mañana cure las heridas que me hizo el ayer.

Pasó un tiempo. No mucho, pero algo.
Stanley se estaba acostumbrando a vivir solo, en la calle y sin familia.
Todos los días, su rencor crecía.

Era su hermano, y... ¿lo quería?
Pero, entonces, ¿cómo pudo haber hecho eso?

Quería olvidarlo, liberarse de ese estúpido amor que ni siquiera le devolvió. Le dio su corazón y el muy ladrón se lo quedó. Stanley llegó a pensar que él lo quería, pero no era así. Si no, no hubiera dejado que lo echaran de casa, y encima, quedarse mirando.

Pero Lee ya era mayor. Ya sabía cómo defenderse, ya podía tomar alcohol, ya sabía cómo conseguir pasta.

Y una cosa la tenía clara: aprendería a olvidarse de Stanford. Aprendería a enterrar todos sus sentimientos hacia su hermano, y los escondería para siempre. Total, se acabarían yendo con el tiempo.

¿O no?

***

Pasan los años, reviso los daños,
Y en mi cabeza algo no marcha bien.
No me hace caso, ya no te quiero querer.

La primera borrachera de Lee. Uf, la recuerda como si fuera ayer. Se puso ciego de whisky y cerveza, todo de una. Por supuesto, acabó desmayado, claro, pero descubrió que era la única manera de dejar de pensar en Ford.

Así que siguió.
Y siguió.

Mientras, Stanford no se detenía un segundo. Seguía intentando encontrar a su gemelo, hablando con agentes de la ley o revisando sus posibles localizaciones.

En esos momentos se sentía terriblemente culpable. Sus búsquedas siempre resultaban en vano, ya que Stanley seguía ahora un tipo de estilo de vida totalmente nómada, así que era casi imposible dar con él.

Lee, por supuesto, no tenía conocimiento sobre el afán que su hermano ponía en buscarlo.
Él seguía pensando que Ford no lo amaba, y que no quería saber nada de él. En cambio, bajo esas emociones negativas hacia Stanford, su amor por él seguía invencible, oculto pero no muerto.

Ese manto de mentira que recubría sus sentimientos se veía debilitado muy a menudo; en el fondo de su corazón sabía que estaba destrozado por el rechazo de Ford, y que lo seguía queriendo mucho.

Hermanos. (Stancest - StanleyXFord Pines)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora