Capítulo 20 "Caer en un profundo pozo"

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Narra Valentín.

Domingo a la mañana, me desperté con grandes ojeras y con mucha hambre ya que no había comido nada desde el viernes, solo alimentándome con agua para no deshidratarme. Me levanté para ir al baño, me miré en el espejo, mi labio estaba hinchado y cortado, mi ojo algo inflamado también, con un color morado y amarillo. Me saqué la remera y tenía un pequeño moretón debajo de la tetilla izquierda. Suspiré con bronca y me descambié por completo, sacándome la venda, la cortadura estaba casi cicatrizada. Me metí a bañarme con agua fría, necesitaba despejarme, sentía como que llevaba un siglo encerrado en esta maldita habitación. Me quedé sentado en la bañera, abrazando mis piernas, pensando en todo lo que me había sucedido. Las lágrimas se mezclaban con el agua que caía por mi cara. Cuando me agarró frío apagué la ducha y me cambié con un pantalón cómodo, de color gris y una camiseta negra.

Me senté en mi cama, mirando la nada. Necesito a Ezequiel, decirle que no quería dejarlo, que lo amo, que me hace feliz. Me acerqué a la puerta de mi habitación, giré el picaporte y estaba abierta. Miré la puerta sorprendido, me asomé para ver si había alguien, el pasillo estaba vacío y todo en silencio. Empecé a bajar la escalera y el living estaba vacío, fui hacia la cocina y ahí estaba mi nana cocinando de espaldas.

-Hola,Nana ¿Leandro no está? –me senté en la silla que había allí-

-Niño –me sonrió acercándose- Su padre no está.

-Gracias a dios que se fue –suspiré-

-¿Cómo estás? ¿Te sentís mejor?

-Me siento mejor, gracias –le sonreí apenas-

-¿Ahora si va a comer?

-Sí, muero de hambre. – Ella me sonrió con dulzura-

-No ha comido desde hace dos días, Valentín. Eso está mal.-me regañó con cariño-

-Lo sé, pero no me entraba nada en el estómago. No puedo salir ¿no?

-No –suspiro- Come todo – me dejó el plato con una milanesa y puré de papa. Empecé a cortar toda la milanesa-

-Gracias. Igual no está. No se va enterar si salí.- hablé con la boca llena-

- No tentemos a la suerte. Por lo menos te dejo salir de tu habitación, niño. –me dijo acariciando mi ojo hinchado-

-Necesito resolver algo –me quejé y mis ojos se llenaron de lágrimas-

-No llore –acarició esta vez mi espalda- Puedo preguntarle ¿por qué le pegó así esta vez?

-Soy gay –solté de una. Me miró sorprendida y luego sonrió- ¿No le doy asco?

-Para nada niño. El amor es libre, no se busca de quien enamorarse. –suspiró entristecida- Entonces tu padre no te acepto. – Negué con la cabeza-

-Me hizo dejar a mi novio, necesito arreglar y decirle que yo no quería dejarlo.¿Entendes Nana  por qué quiero salir?

-Si niño, pero es mejor que no salgas ¿si?

-Está bien – suspiré frustrado-

-Vino una niña a buscarte.

-¿Quien? –pregunté sorprendido-

-Dijo que se llamaba Nicolasa.

-¿Y por qué no la dejó entrar?-le pregunté, ansioso-

-Tu padre estaba y la echó.

-Maldito idiota –me quejé- Me voy  arriba. Gracias por la comida, estaba exquisita.

Algo InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora