CAPITULO 34: Un lugar

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(Tyler )

James estaba frente a frente con Roy, obligándolo a abrir la boca, mientras que Mark seguía sentado mirando la escena, atento.

—Habla ya y para de dar excusas mediocres —le reprochó James acorralándolo en la pared, desde donde Roy los miraba a ambos, nervioso.

—No voy a abrir la boca, hagan lo que hagan.

—¿Quieres apostar? —ahora Mark fue el que habló, caminando hacia Roy y encarándolo igual que James.

Me sorprendió, ya que este nunca se comportaba como una persona violenta, y mucho menos con él, puesto que debía admitir que entre mis hermanos Mark era el más cercano a Roy. Pero ahora los dos estaban plantados ante Roy hombro contra hombro, mirándolo atentos. Y en vez de escuchar una confesión sobre todo el asunto, Roy soltó una carcajada.

—Vamos, ¿realmente creen que dos niñatos pueden hacerme hablar?

James curvó los labios haciendo una mueca burlona, y Mark por su parte enarcó una ceja. Yo los miraba atentos. James habló a Mark sin siquiera mirarlo a los ojos, ya que con el golpe que le había dado ayer seguro que nunca más lo haría.

—Pásame su teléfono —James tenía los brazos ocupados en mantener a Roy apretado contra la pared. Mark accedió al pedido de mi hermano mayor, sacándole el teléfono del pantalón a Roy, que se retorcía intentando librarse. Cuando Mark ya tenía el celular en la mano, James prosiguió—. Marca a Marie Acuña.

Roy abrió los ojos de golpe.

—¿Qué quieres hacer? —le preguntó Mark, mirándolo con la misma expresión en el rostro que tenía Roy.

—Si él no va a hablar, lo haré yo. Vamos a sincerarnos de una jodida vez.

Abrí los ojos de golpe y miré a Roy, que se retorcía con más fuerza en los trabajados brazos de mi hermano mayor, que tenía a Mark a su lado, indeciso.

—Llámala —le espetó este mientras Mark miraba a Roy—. ¿Mark? —James se volteó hacia él, mirándolo interrogativamente.

Mark se demoró en responder, pero al hacerlo me llevé una sorpresa.

—No voy a hacerlo, no cuentes conmigo —este dejó el celular en la mesilla que había a un lado, dándose la vuelta.

—¿Qué? —James, que estaba con Roy haciendo fuerza, no podía tomar el celular sin soltar a Roy—. ¿Por qué? Marie tiene el derecho de saber la verdad.

Mark se dio la vuelta hacia él.

—Una verdad que no te corresponde contar. No es tu asunto James, es de Fernando.

—Si es de Fernando también es nuestro.

—No lo es, y lo sabes. Si quieres que Roy nos cuente la verdad no va a ser de esta forma.

«Ese es Mark Ross», pensé en mi interior, porque cosas así son las que el Mark de hace semanas habría hecho.

Pero muy dentro de mí aún no podía alegrarme, ya que sabía que él había estado relacionado con mi muerte. Y eso es algo que no podía perdonar así de fácil.

—¿Y qué forma propones? Roy y Fernando son unos mentirosos de cuarta. ¿Pretendes seguir tu vida como si nada?

—Que estoy aquí, James —se metió Roy, todavía forcejeando.

Mark se encogió de hombros.

—Al menos no arruino la de otro. Sabes que a ti te importa poco Marie, solo lo haces de amenaza para que Roy hable. Y eso no es justo.

Mi Ángel Guardián I : La verdad dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora