La estación

30 2 0
                                    


Todo parece indicar que llevo dormido por cientos de años, aunque eso no lo sé la verdad. Ni siquiera estoy seguro de que soy, pues estoy en una nave espacial no muy grande auto dirigida quien sabe a dónde. El traje me impide verme, solo se que tengo cola junto con un hocico alargado y ancho. El resto de mi cuerpo tiene fuertes brazos medio alargados con 5 dedos y pulgares opuestos, además de unas largas y fuertes piernas. También en mi boca siento con mi lengua una cadena de fuertes y afilados dientes, pero no tengo idea de cómo se ven o de qué color sea mi piel ¡estoy perdido en el vacío final del espacio!

De una cosa si estoy seguro, y es que estoy totalmente solo y no recuerdo nada de lo que pasó antes de mi fatal sueño que parece haber durado eones, sin embargo pude haber caído hacia atrás hace unos pocos segundos, quedar inconsciente brevemente y haber perdido totalmente la memoria ¡la incertidumbre me mata y sumerge en paranoia con demás explicaciones absurdas, pero razonables de alguna manera!

¡Cuanto intento recordar y suponer que pasó! Pero mis esfuerzas no son más que inútiles. No reconozco ninguno de los extraños jeroglíficos de mi nave que se encuentran sobre la pantalla y me indican, muy seguramente, datos importantes como mi destino ya programado o el combustible ¡cuánto quisiera recordar cómo escribir! Sin embargo, hay algo que me da pistas sobre mi pasado, y es el hecho de que ya mi rumbo está programado, por lo tanto alguien lo puso y me metió en la nave desde donde partí o yo mismo lo puse y luego decidí reposar hasta llegar al destino, pero algo salió mal y perdí la memoria. Ahora me encuentro en otra duda inexplicable.

Aunque tal vez me encuentre con mis compañeros en el lugar destino de la nave, aunque quien sabe cuanto me demore en llegar, pues a mi alrededor solo contemplo la majestuosa infinidad del espacio, sin señales de vida o planetas cercanos, apenas con estrellas refulgentes que se hallan muy lejos de mi.

Por ahora, sin embargo he decidido quitarme el casco y descifrar mi apariencia. No hay buenos resultados, no logro ver mi reflejo en el oscuro cristal de la nave a falta de luz, solo llego a reconocer levemente mi hocico con afilado dientes y una larga lengua en punta que sobresale entre ellos, además de mis brillantes ojos verde esmeralda con la pupila negra abierta intentando buscar luz.

Me he vuelto a poner el casco y pienso que tal vez debería volver a reposar, aunque me azota el miedo de no llegar a ningún lado para morir sin recordar ni quien soy. Entonces, he revisado esos símbolos que están en la pantalla y tan repentino como el fogueo de un disparo, he logrado reconocer una palabra "el fin".

Habiéndola leído me ha llegado una imagen a la mente de un planeta destruyéndose, implotando y después dejando fragmentos de rocas por ahí, luego me he visto en la nave ya lejos del planeta preparado para escapar, tal vez ese era mi hogar y me he salvado de "el fin". Pero en mi pequeño y borroso recuerdo no logro aún así reconocer ninguna otra nave ni alguna señal de mi origen. Aún así, ya estoy seguro de que quien ha puesto el destino de esta nave soy yo, por lo tanto tengo un destino cuanto menos previsto de alguna manera ¡no me siento más a la deriva!

Sabiendo esto, ya me he relajado un poco más. Pero ahora me inquieta pensar que tal vez soy el último ser con el que pueda interactuar y que mi familia, a la que no recuerdo, se ha muerto. Ese nuevo temor me invade y estremece.

Ahora se me ha cruzado un nuevo pensamiento por la cabeza, necesito un arma. No lo se bien, pero hay algo de lo que me debo proteger, tal vez sea el miedo mismo o incluso yo. Es más, hasta ahora se me ha ocurrido pensarlo; definitivamente necesito combustible ¿de donde lo sacaré? Estoy en medio de la nada, lo único claro es mi agonía mezclada con una pequeña pizca de esperanza que radica en el hecho de llegar hasta el destino programado de mi nave.

La estaciónWhere stories live. Discover now