𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 1

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M A R T I N.

—¿Aún nada? —pregunto. Ella niega.
—Su celular parece estar apagado —suspira Lena viendo con desesperación su celular y oprimiendo la pantalla con demasiada fuerza—. Siempre te dije que esa niña tenía serios problemas.
—Cállate Lena —le ordenó con dureza totalmente cansado de escucharle decir lo mismo.
—Martin, ambos sabemos que es cierto —dice—. Sus actitudes necesitan tratamiento, mira ahora, de seguro lo hace para fastidiarnos.
—Lena —Camino hacia ella—. Siempre crees que lo que ella hace es para fastidiarnos cuando no es así en realidad. Deja las idioteces.
—¿Crees que mezclar la pasta de dientes de una persona con tierra es algo de una persona normal? —me dice con un tono que habia comenzado a odiar repentinamente.
Camino hasta la ventana y abro una cortina para ver la oscuridad de la noche y la neblina arropando por completo el panorama.
—Ella no suele desaparecer de esa forma —digo—. Suele hacer cosas para llamar la atencion, suele hacer locuras, suele balbucear y decir palabras estupidas, pero no se escapa, ella no.
—¿Y tú que crees que paso con ella entonces? —pregunta después de bufar sonoramente—. No podemos llamar a la policía, no ha pasado el tiempo necesario como para reportar una persona desaparecida.
—Esto no es Suecia Lena —le recuerdo—. Vivimos rodeados de bosques, es mas peligroso.

Camino hacia donde yace mi celular, lo tomo entre mis manos sintiendo la mirada penetrante de Lena sobre mí. Ella quería que lo dejara pasar, lo sabia, quería que dejara todo de lado y que dejase a Madeline manejarse por su cuenta, quería que desapareciera.
Ninguna de las dos tuvo el interés de mantener una relación estable con la otra, por mas que lo intente— y fue mucho—, ninguna pudo encontrar en la otra un tema en común que pudiese crear una relación estable. Se sonreían tan solo para verme feliz, se decían los buenos días tan solo para verme complacido, pero la tension al encontrarse juntas en una habitación aun podia sentirse.
Desbloqueo mi celular y entro en la aplicación de llamadas, me quedo mirando mi pantalla unos minutos.

—Ire personal —bloqueo mi teléfono y camino hacia mi cuarto para colocarme una suera.
—Martin, es muy tarde para salir solo. Hay mucha neblina, hace mucho frio —me sigue Lena por el pasillo.
—Lena, ella puede estar en peligro —digo—. Lucas me ayudara cuando llegue.
Salgo de la habitación, camino hacia donde se encuentra mi abrigo, mi bufanda y mis guantes respectivamente. Lena viene detrás de mi colocándose una bata.
—Martin —toma mi mano cuando ve que ya estoy listo—, piénsalo.
—No tengo nada que pensar —digo y camino hasta la puerta. Su voz me detiene una vez mas.
—¿Por que ella te interesa tanto? —pregunta a manera de queja—. Siempre hablas de Madeline, su nombre no sale de tu boca.
—No es momento para tus celos —digo fastidiado.
—Siempre lo es —dice—, ¿Acaso soy la que te distrae por unos minutos de pensar en su nombre?

Aquello hace que mi sangre se caliente de una manera increíble, me volteo con rudeza y me acerco a ella. La miro a los ojos y tomo su rostro entre mis manos.

—No me distraes de pensar en su nombre románticamente, eres la que me distrae de pensar en su nombre involucrado en una aterradora locura.
—Solo puso tierra en mi pasta de dientes —dice—, ¿Acaso crees que ella es capaz de hacer cosas de gran magnitud?
—No lo se —suelto su rostro y alzo mis manos con desesperación—. Madeline no tiene un mundo de rosa, sufrio mucho, no ve el mundo de rosa pero tampoco lo ve normal. Es cierto, ella no es una chica ordinaria y eso es lo que me preocupa. Cuando sale por esa puerta, soy el que queda preocupado por su paradero, nunca se cuando los pensamientos de su sufrimiento podrán llegar y nublarle la mente.
—Voy contigo —dice decidida después de escuchar aquello.
—No —niego—, no se que vaya a decir Lucas, pero quiero hacerme cargo de este yo solo.
Abro la puerta y antes de cerrarla me volteo hacia Lena quien me mira con cierta preocupación.
—Cierra con seguro, te amo.

EsquizofreniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora