Una nueva luz en el camino 4

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Me desperté, sentí un cuerpo caliente a mi lado, voltee a ver a Alexa, dormía plácidamente, suspire, era una mujer hermosa, pero no la mujer que yo anhelaba, aquella que había fallecido hace 8 años, me levante de la cama, era fin de semana, no tenía que trabajar ya que solo lo hacía entre semana, fui a la cocina a prepararme café, otro suspiro mío llenaba el silencio, me puse a pensar que estaría haciendo mi hija en este momento en casa de sus abuelos, pensar que después de todo habíamos llegado a un acuerdo donde yo tenía la patria potestad de mi bebé y que mis suegros tenían el derecho de llevársela cada fin de semana, así lo llevábamos desde hace 8, casi nueve años, yo ahora tenía 30 años, tenía una vida casi perfecta, tenía una niña sana, noble e inteligente, una mujer que me adoraba y un buen trabajo, no podía pedir más.

Seguí viendo hacia fuera y tomando mi café, cuando sentí que alguien, me abrazo por la espalda

-Buenos días amor, ¿cómo amaneciste?-me dijo dándome un pequeño beso en el hombro

-Pues amanecí dormida mi vida Jajaja – me dio un pellizco-¡auch! Ok ya no hago esas bromas- me voltee a verle, realmente era muy bonita esa mujer, un poquito más bajita que yo, unos hermosos ojos cafes, cabello castaño oscuro y unos labios algo gruesos pero ricos y suavecitos al besar, una hermosa cabellera rizada que le llegaba un poco más debajo de los hombros, no sabía cómo se había fijado en mí, como desde que me conoció anhelo estar conmigo, solo que primero estaba el cariño de Camila, por eso nunca se atrevió a decirme nada, pero desde que mi esposa estaba viva, ella ya sentía atracción por mí.

Me abrazo y cuando se separó, me beso, para después quitarme la taza que tenía en la mano

-Mi amor, ¿a qué hora iras por la niña?- me dijo lavando la taza

-Mmm en un ratito más, vamos a desayunar algo ¿no? Por ahí te voy a dejar a tu casa-

-Ok amor, me doy una ducha y salimos- me dijo, desapareciendo por la puerta de la cocina, nos alistamos y nos fuimos, desayunamos y la deje en su casa, pase por mi hija y la subí al auto, mientras conducía le preguntaba que había hecho

-...y pues mi abuelo me llevo a comprar dulces y mi abuela lo regaño diciendo que eso me iba a hacer daño, estuve jugando con Pupe, pero después se choco y se fue- me dijo mi hija haciendo pucheros de que el perrito French Puddle que tenían mis suegros, ya no quiso jugar con ella, llegamos a la casa y vi que había dos personas en el pórtico, le dije a mi hija que se quedara en el auto, cuando me di cuenta de quienes eran quise regresar al auto y conducir hasta perderme.

-¿Qué hacen aquí?- les pregunte casi gritando

-Creo que no es la manera de recibir a tus padres después de tanto tiempo- me dijo mi madre con tono enfadado

-Sí, tienes razón, después de 14 años, no es la manera correcta de recibirlos- le conteste de manera irónica – ¿y a que debo el honor de su visita?-

-Queríamos verte, somos tus padres, hija estamos arrepentidos de cómo nos portamos contigo- por fin hablo mi padre, me dio una rabia infinita oírlo decir eso

-Jajajaja ¿arrepentidos? Vaya...esto sí que es algo gracioso- me dije girando para caminar hacia el coche

-¡Laurem! ¿A dónde vas?- me dijo mi madre reprendiéndome como si fuera una niña

-¡Me voy! Donde sea que pueda ir, donde ustedes no estén- le dije y comencé a caminar

-Claro...prefieres irte a buscar a "esa"- en ese momento sentí hervir mi sangre al oír a mi madre, pare en seco y me gire a mirarla

-¿Qué dijiste?- le dije con el rostro rojo de furia

-Que me imagino que te vas con esa mujer, con la cual te fuiste encantada de la vida ni siquiera te importamos nosotros tus padres-

Una Nueva Luz En El CaminoWhere stories live. Discover now