El fruto del fervor de Baekhyun corre en la lengua de Chanyeol y él suyo propio escurre en el piso; a veces es increíble que sólo escuchando a su novio jadear sea capaz de lograr aquello. Años de práctica, se dice a sí mismo.

—Ahora sí, buenos días.

Chanyeol sonríe cuando su Baek le da un beso en los labios a pesar del sabor y sonríe con esas perlas brillando en todo su esplendor.

Salen más agotados del baño de lo que un aseo como ese puede ofrecer, sin embargo salen más felices. Se visten casual, ropa ligera para el día caluroso que les espera; desayunan con comentarios acerca de que el grupo de amigos de Baekhyun no ha podido asimilar el hecho de que se conocen desde hace mucho, que son pareja y que para rematar el acontecimiento, viven juntos no hace más de dos años, «Con razón nunca has querido que te visitemos» Baekhyun imitó la voz estridente de Jongdae. También se regodea de que gracias al súper plan de celos, Jongin y Kyungsoo están juntos.

—¡Cupido, debes temer de nosotros! —clama Baekhyun terminando de limpiar la nata del café con leche que acaba de tragar.

Juntos asean la cocina y juntos salen de casa porque repito, hoy es un día especial.

La verdad es que Chanyeol ya perdió la cuenta de cuántos años han sido, pero sabe que han sido muchos; años en los que Baekhyun le ha proporcionado la felicidad que nunca nadie le había brindado. Tomado de la mano de su chico mira al cielo; hay pequeños rastros de blanco pero lo demás es azul, como la presencia de Baekhyun en su vida, ese ángel que llegó para quedarse, ese que es como una pintura costosa y fina. Incluso cuando muere la noche y el azul se tintura de un azul más oscuro, cuando las luces mueren es Baekhyun quien ilumina el sendero debajo de los pies de Chanyeol. Son sus manos tersas y pequeñas las que guían sus pasos, son sus besos los que despiertan las más imperantes pasiones, son sus te amo su razón de vivir. Sólo Baekhyun, y no hay antónimos o sinónimos, aunque ángel sigue siendo muy conveniente.

—¿A dónde me llevas, gigante? —pregunta Baekhyun, sus manos unidas columpian, la brisa que evocan los arboles frondosos le ofrece una imagen más viva de aquel chico que oculta sus alas perfectas en su espalda.

—A un lugar...

No es mucho conocimiento, ni siquiera es una pista valedera, pero Chanyeol quiere ser hermético para que Baekhyun se lleve una sorpresa, porque hoy es especial, porque un día como hoy ellos estaban bailando apretujados en una pista, con nombres desconocidos, ochocientos tragos sexo en la playa, y una falda.

Tienen que tomar dos buses porque el lugar es lejano, es especial, pero lejano. Durante el recorrido juegan "veo veo", y Chanyeol es regañado porque muchas veces ha dicho iniciales de palabras que se escriben completamente diferente; también se dan besos pequeños a pesar de los carraspeos sabatinos de las ancianas, que no son muy distintos a los carraspeos semanales. «No importa» se musitan.

—El cielo se ve vacío hoy, ¿no crees? —pregunta Baekhyun vagamente mirando por la ventana, quizá a notado que las nubes han desaparecido totalmente.

—Tengo una respuesta lógica para eso —sisea Chanyeol, de lo más elocuente—. Les falta un ángel, uno que por suerte, está sentado aquí, al lado mío y que milagrosamente no ha querido irse.

Baekhyun primero abre los ojos grandes, luego las esquinas de sus labios tiran una sonrisa y para finalizar, le besa porque «Sigue estudiando, como poeta te mueres de hambre» pero Chanyeol sonríe con fingida indignación porque a pesar de todo, si es por Baekhyun puede morir de hambre todos los días.

Luego de una pequeña sesión de besos furtivos a hurtadillas, Baekhyun se aferra al pecho duro de Chanyeol y suspira.

—Quedate conmigo sin cambiar... —susurra, y Chanyeol inspira su olor besando la coronilla de su cabeza, su pelo huele a frutas, le encanta.

Como Cielo y Fresas → ChanBaekWhere stories live. Discover now