CAMINO AL PARAÍSO

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-Pansy me contó lo sucedido con Frederick...- dudó un instante continuar con su declaración- y sobre el hechizo que utilizaron.

Hermione giraba la cucharilla en su taza de café- ella dijo que era antiguo y que una sola vez había leído sobre él-susurró muy triste- de solo imaginar lo que pudo haber ocurrido con mi hermano...- la temblorosa voz evidenció su angustia, miedo, incertidumbre.

-Yo podría averiguar algo más sobre ese hechizo- soltó sin vueltas y Hermione clavó su vista en él poniéndose tensa-junto a Pansy lo leímos cuando éramos unos niños...en la biblioteca de la mansión Malfoy. Cuando mi madre nos descubrió fue muy enfática en su deseo de que no tocáramos ese libro en especial- hizo una mueca que parecía una sonrisa- aún me duele un poco al recordar el énfasis de mi madre.

La leona no pudo reprimir su risa y tapó su boca- lo siento...no quise burlarme de ti pero es que no imagino a tu madre dándote una azotaina cuando eras niño.

-La fina y elegante Sra. Malfoy nunca lo dudaba si ella creía que yo era merecedor.

-Seguramente lo eras Draco...- susurró ella y bajó la vista al café del rubio.

El vapor que emanaba de la taza le daba un aire de misterio a su mirada gris, si es que en algún momento podía separarse eso de él, el rubio era un verdadero misterio y no solo para ella. Sin mencionar peligroso, en todo el amplio significado de la palabra.

-Entonces ya tienes una pista- dijo un poco más tranquila- podrías prestarme ese libro una vez que des con él...necesito saber todo.

-Lo tendrás en tus manos apenas lo consiga, lo prometo.

-Está bien, caso contrario no te dejaré en paz hasta que me lo entregues- aseguró Hermione y Draco clavó su mirada acerada en ella. Algo había quedado inconcluso en esa frase o al menos él se había ilusionado con ello.

La Srta. Granger mordió su cupcake de vainilla, el apetito le había regresado aunque seguía evitando encontrarse con la mirada intensa de su acompañante. Sonreía sin dejar de masticar.

-un sickle por tus pensamientos- murmuró el rubio.

-no creo que sea algo que te gustaría recordar Malfoy- respondió ella aún sin mirarlo.

-¿tan así eh?- ella asintió- pruébame- la desafió.

-mejor no Draco, es mejor dejarlo en mi memoria.

-¿por qué evitas mirarme a los ojos? -Frunció el ceño- Esa no eres tú...nunca ví que te incomodara hacerlo y menos conmigo, al contrario.

-porque no quiero que veas mis recuerdos, eres una serpiente traicionera- se queja y recuerda el episodio de la bicicleta y el vistazo en su mente.

-jajajajajaaj, Hermione, esa vez no leí tu mente, la vergüenza en tu rostro era un cartel luminoso- la castaña no podía creer lo que él le había dicho- A veces eres un libro abierto, o por lo menos yo puedo leerte pero prometo no hacerlo esta vez -

Ella lo mira de frente absorta- ¿o sea que no usaste legeremancia conmigo?

-Por supuesto que no, ya te lo dije, solo estaba divirtiéndome un rato y lo conseguí, ¿o no? Ahora dime de una vez qué estabas pensando o recordando-lo mira incómoda y no dice nada- Granger, desde hace años estoy acostumbrado a que la gente se burle, se ría, se mofe o susurre a mi paso -confesó el rubio- sin embargo, nobleza obliga aclarar que algunas bellas damas escapan de esas acciones- agregó y en su fino rostro apareció una sonrisa cargada de burla, diversión e ironía.

Demasiado heridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora