Capitulo 2.

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Al regresar a casa ya anocheció y las luces están encendidas. Mamá debe estar sirviendo la cena; pienso antes de abrir la puerta. Estoy maniobrando con la llave en la cerradura cuando escucho un auto aparcarse en la casa de al frente, tu casa Festival. Volteo y observo a Caleb, tu hermano bajando del auto. Él dirige su mirada hacia mí y me saluda con la mano; yo le devuelvo el saludo nerviosamente mientras siento que un rubor se apodera de mis mejillas. Logro abrir la puerta y entro rápidamente a casa cerrando la puerta, me sorprende que no me haya machucado los dedos con la puerta, suelo ser muy torpe.

—Eleonor, cariño. La cena ya esta lista.

—Voy mamá.

Me dirijo al comedor y me llega el delicioso olor de la comida ya servida, es lasaña. Mi estomago ruge como si no hubiera comido en años; bueno yo no he estado comiendo bien en estos últimos días. Mis padres están sentados en sus sillas esperándome para comer juntos. Me siento en mi puesto y espero a que mamá haga su habitual oración en acción de gracias por los alimentos, pero no la hace, al menos no en voz alta. Observo que cierra sus ojos e inclina su cabeza, permanece así por unos minutos hasta que se recompone y comienza a comer, papá también lo hace y yo les sigo la corriente; estoy muy hambrienta.

Me parece extraño que mamá no hiciera la oración en voz alta, es como si temieran que yo tuviera una reacción violenta o depresiva. Me parece increíble que piensen eso, no culpo a Dios o me siento enfadada con él por lo sucedido con Festival. Es todo lo contrario yo soy la culpable y estoy enfadada por mi incapacidad ante la situación.

—Hija— mi madre interrumpe mis pensamientos, yo alzo la mirada hacia ella. —Sé que lo que sucedió con Festival es aun es reciente y sé que todo esto ha sido difícil para ti, pero cariño no quiero que pases todo tu vida recluyéndote en casa y bajo ese árbol.

—Mamá, ¿Qué intentas decir con eso? — le pregunto, un poco confundida por lo que acaba de decir. Noto sorpresa en su rostro por haber pronunciado una frase de más de dos palabras. Pero se recompone rápidamente, ella tiene un talento especial para eso. Desearía haberlo heredado.

—Lo que intento decir Eleonor es que mañana es el primer día de clases y quiero que vayas. — Oh, el primer día de clases, sinceramente no lo recordaba y no me había preocupado por ello, pero ahora que mamá lo menciona no puedo evitar que el miedo me invada; el miedo de enfrentar las miradas de condolencias y lastima de cada adolescente de Greenhild, miedo de enfrentarlos sola sin Festival. Pero encuentro en mí otro sentimiento, una especie de valentía y la sensación de no estar sola por lo que ocurrió esta tarde, recuerdo las palabras de Festival "Yo siempre he estado ahí, nunca te abandone". Esas palabras me ayudan a tomar la decisión de no rehusarme a lo que mamá quiere y contestarle:

—Sí, está bien iré. —Mamá y papá se sorprenden con mi respuesta, pero se recomponen rápidamente; quizás esperaban más resistencia de mi parte.

—Oh, qué bueno cariño— Mamá me da una sonrisa. —Bueno termina de cenar, tienes que prepararte para mañana. —Me ordena.

Termino mi cena y recojo los platos de la mesa, luego subo a mi habitación y encuentro en mi escritorio los libros que voy a necesitar para la escuela con el horario de clases, obra de mi madre por supuesto, ella sabía que accedería a su petición o la vista de los libros en el escritorio serian un recordatorio de eso y yo terminaría arrepintiéndome y accediendo.

Organizo el horario en mi bolso y guardo los libros que no llevaré mañana. De repente me siento cansada y me preparo para dormir. Mañana será un largo día.

Un juramento bajo el cerezo.Where stories live. Discover now