Capitulo 1.

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Greenhild, actualidad.

Subo la colina y me dirijo a ese lugar donde juramos estar juntas por siempre y para siempre. El recuerdo de ese día permanece fresco en mi memoria, éramos niñas cuando bajo el cerezo entrelazamos nuestros meñiques y dijimos estas palabras:

"A pesar de la distancia y el tiempo a donde tú vayas, yo iré. Pues tú eres mi otra mitad y donde tú mueras, yo moriré. Tu tumba yacerá junto a la mía. El cerezo es nuestro testigo, yo estaré allí hasta que la muerte nos separe a ti y a mí"

Recuerdo tu semblante serio y solemne cuando al tiempo y con el mismo tono de voz recitábamos el juramento. Desde ese día fuimos inseparables y todos los años en la misma fecha: 12 de mayo, subíamos la colina y bajo el cerezo renovábamos el juramento.

Sentada ahora bajo el árbol no puedo evitar que las lágrimas fluyan de mis ojos como manantial, tú ya no estás y los recuerdos me invaden, haciendo que mi alma duela y lo único que quiera hacer es llorar a raudales.

Recuerdo que después de recitar el juramento, sonreías y empezabas a perseguirme y corríamos alrededor del cerezo y cuando me alcanzabas rodábamos colina abajo riendo a carcajadas.

—Si tan solo estuvieras aquí — exprese en voz alta mientas recostaba mi cabeza en la corteza del árbol y cerraba mis ojos. Han pasado ocho días apenas y ya te echo tanto de menos, no he hablado con nadie desde ese día en que te marchaste, mi madre ha intentado razonar conmigo, dice que no es saludable que me recluya en mí misma, pero yo solo quiero hablar contigo.

—Eleonor, por favor deja de llorar— es tu voz. Abro mis ojos inmediatamente y lo que presencio es imposible, eres tú.

Estás vestida como ese día, vestido gris plomo, mallas negras, botas marrones, el jersey amarillo de lana y nuestro collar de la amistad; una cadena plateada de la que cuelga un pequeño cuarzo rosado igual al mío.

—Festival — susurro mientras me levanto y me dirijo hacia ti. Me detengo frente a ti y te estudio, tu piel pálida es la misma, igual que tus ojos azul marino, tu cabello oscuro como la noche, largo y tupido exactamente como lo recuerdo.

Me estás sonriendo y yo me doy un pellizco para comprobar que es real y no estoy soñando. No pasa nada solo el ligero dolor en mi brazo. Toco tu rostro con mi mano con temor de que te esfumes, pero sigues ahí sonriéndome. Rápidamente te abrazo fuertemente y lloro de felicidad.

—Eres tú. Estas viva, Festival, estas viva — te digo mientras sorbo mi nariz.

—Eleonor yo no-. No te dejo terminar.

—Vamos. Volvamos a casa, hay que decirle a todos — tomo tu mano y te jalo del brazo, pero tú no te mueves de allí.

— ¿Qué pasa Festival? Hay que ir.

—Eleonor, yo estoy muerta ¿Lo recuerdas?

—Pero si eres real, estas aquí. Yo te veo, te puedo tocar y te escucho. Para mí eso es señal de que estas viva. Vamos. — Te jalo otra vez por el brazo, pero de nuevo tú no te mueves.

—No Eleonor, no puedo ir. Tú eres la única que puede verme, tocarme y oírme.

—P- Pero como es eso posible si estas muerta— te digo desconcertada— Quizás este soñando. — Me doy un pellizco más fuerte que el de antes.

— ¡Auch! — Exclamo, eso me dolió.

—Eleonor no hagas eso, no estás soñando.

— ¿Y entonces que está sucediendo? Explícame Festival— te digo un poco irritada al no poder comprender nada.

—Ya, calma Eleonor. Te explicaré. ¿Ves este árbol? — Alzas tu mirada a las ramas del cerezo que están sobre nuestras cabezas.

—Sí. ¿El cerezo que tiene que ver en todo esto?

—Todo, veras el juramento que hicimos aquí cada año es muy fuerte. El cerezo es realmente testigo de nuestra amistad incondicional. El me mantiene aquí por el juramento, ya sabes la parte de la distancia y el tiempo y tú eres mi otra mitad. Este árbol ha sabido ver los lazos que nos unen y ha intercedido para que yo permanezca aquí, contigo. Pero el cuarzo rosado también tiene que ver en este asunto, por el es que me puedes tocar. Fue un regalo del cerezo, recuerdas que lo encontramos aquí al pie del árbol.

—Sí, es cierto—Encontramos esos dos pedazos de cuarzo el segundo año que vinimos a renovar el juramento, nos pareció la cosa más hermosa y decidimos que serian nuestros dijes de la amistad. Unos años después supimos que el cuarzo rosa significa amistad y amor.

—Me estás queriendo decir que este cerezo—señalo el árbol— es mágico. — Digo un poco anonadada por la información.

—Sí, puede decirse así.

—Y entonces tú vendrías siendo una especie de fantasma. — afirmo.

—Sí, duendecilla irlandés. — Me llamas así por mis ensortijados rizos rojos, tez blanca pecosa y mi baja estatura. No puedo evitar reírme, antes me enfadaba cuando me decías así, pero ahora solo estoy feliz porque te escucho decírmelo otra vez.

Mi risa se transforma en llanto, y mis piernas se doblan y caigo sentada en el suelo.

—No sabes lo horrible que ha sido todo esto para mi Festival— Te digo mientras siento que me rodeas con los brazos.

—Si sé, yo siempre he estado ahí, nunca te abandone es solo que antes no podías verme.

— ¿Y por qué antes no y ahora sí?

—Solo puedes verme aquí bajo el cerezo, ven te mostraré. —Nos levantamos del suelo y tú caminas hasta llegar fuera de la sombra del cerezo y de repente desapareces.

—Festival—te llamo angustiada—Festival ¿Dónde estás? No te vayas, no me dejes sola.

—Aquí estoy — Volteo y te veo, suelto un suspiro y pregunto:

— ¿Cómo es eso posible?

—Como ya te dije yo estoy aquí corpóreamente gracias al cerezo. Tengo que estar bajo su sombra para que eso sea posible, ya que su magia es limitada.

—Ya, entiendo— Me percato de que está anocheciendo y que si no vuelvo a casa mamá se preocupara, pero no me quiero mover de aquí, que tal si me voy y cuando vuelva ya no estés. Como si leyera mi mente Festival me dice:

—Puedes irte ya, se hace tarde. — No me quiero ir ¿Qué tal si desaparece? Tengo miedo, y al parecer se refleja en mi rostro porque lo notas y me dices:

— Tranquila yo no me iré, cuando vuelvas mañana yo estaré aquí.

— ¿Estás segura?

—Sí Eleonor. Esta es una segunda oportunidad que nos da el cerezo, una segunda oportunidad para estar juntas.

Asiento y me acerco a ti con los brazos extendidos para darte un abrazo. Te rodeo con mis brazos, tú haces lo mismo.

—Adiós, nos vemos mañana. —Te digo un poco insegura.

—Adiós, Eleonor.

Me separo de ti y me dirijo colina abajo, volteo y todavía sigues allí bajo el cerezo despidiéndote con la mano. Te devuelvo el gesto y me voy a casa.

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Hola, lectores este es el primer capitulo. Cuénteme que les pareció. 

Agregue una canción, describe perfectamente como se siente Eleonor con respecto a la muerte de Festival. 

SIACH.

Un juramento bajo el cerezo.Where stories live. Discover now