46. "Sábado"

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—Bien, entonces puedo hablar todo el tiempo que quieras, si así lo deseas.

Su voz está llena de diversión y dulzura, así que solo asiento.

—Bien... aquí voy. Ayer, con los chicos, fuimos a un bar por aquí cerca. Fue muy agradable, a decir verdad, porque era poco concurrido, así que pudimos estar juntos, riéndonos, sin ser interrumpidos...

Yo solo asiento con una sonrisa, que trato de esconder, al pensar que él no sabe que yo si estuve ahí, que lo espié. Que locura, ¿no?

—Pero, de todos modos, fui interrumpido. —mis ojos se abren de golpe ante su confesión, ¿Eso quiere decir que nos vio?—. Por una chica.

Mi cuerpo se congela y me siento un poco molesta, de repente.

—Bueno, los chicos no se dieron cuenta, pero la chica no me dejo estar 100% concentrado en nuestra conversación...

—¿Por qué me cuentas esto? —le reclamo más molesta de lo que me gustaría reconocer—. No me interesa lo que hacen en sus noches de chicos, de todos modos.

Tengo la intención de pararme, pero su mano esta entrelazada conmigo. Miro enfadada su mano reteniendo la mía, para luego alzar mi vista y mirarlo a los ojos. En su rostro hay una sonrisa juguetona que no me gusta en lo absoluto.

—Esto no es gracioso, Calum.

—¿Me vas a dejar terminar de contarte? —me dice haciendo caso omiso a mi comentario.

—¿Quieres seguir con esto? Porque aquí afuera hace frío. —insisto tratando de ocultar mi repentina molestia.

—______ (Tn).

Es todo lo que tiene que decir para hacer que me vuelva a sentar. Me siento de mala gana lo más alejada que puedo, pero él no tarda mucho en obligarme a adoptar la misma posición que teníamos antes de mi reacción infantil.

—Bien, ¿Dónde iba? —pregunta haciendo que lo mire de mala gana—. Oh, sí. Bueno, fue algo raro, porque por más que yo estuviera ahí con los chicos, mi mente estaba perdida con la chica...—sus palabras no hacen más que querer destriparlo y sacarle los ojos con un tenedor, pero me mantengo quieta para que después no diga que yo no lo dejo hablar—. Entonces me comenzó a volver loco la idea de no poder sacarla de mi cabeza y es por eso que estoy aquí, meditando.

—Grandiosa historia, Calum, estoy tan fascinada con la chica misteriosa que me quedaría escuchando más, pero tengo frío. —le doy mi cara de "qué pena" de la manera más sarcástica que puedo.

Fresita... —me llama con un tono divertido.

—Oh, no, Calum, tú no te estás riendo de mí, ¿Verdad?

La sonrisa que intenta ocultar me hace enloquecer. Lo está haciendo de gusto, ¿no? Claro que lo está haciendo. Maldito Calum Hood.

—Oh, no, señor, tú me las pagas.

Dicho esto, me lanzo encima de él intentando hacerle una llave de esas que Ian veía en la lucha libre, pero en cuanto lo hago él me rodea con sus brazos imposibilitándome de cualquier movimiento. Gruño enfadada por no poder soltarme, así que comienzo a patalear, hasta que caemos de la silla. Escucho un quejido de su parte, pero su cara sigue teniendo esa sonrisa que amo y detesto al mismo tiempo.

Cuando siento que no puedo seguir peleando con él encima de mí, se acerca y me dice—: ¿Terminaste tu pataleta, fresita?

No le respondo, solo miro hacia otro lado. Él toma mi mentón y me obliga a mirarlo—. Porque estaba hablando de ti. La chica que no puedo sacar de mi cabeza eres tú.

Mi inevitable destino. (Calum Hood&tú) |MDET2|Onde histórias criam vida. Descubra agora