Capítulo 3

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Esperé pacientemente hasta que se hubo calmado.

-Siento mucho esta escenita que acabo de montar-dijo mirando al suelo mientras se sorbía los mocos- de verdad que no se qué me ha pasado.

-Vanesa no te disculpes, necesitabas desahogarte, todo el mundo lo necesita de vez en cuando. Toma un clínex anda, que llevas la cara negra del rímel.

Se intentó limpiar la cara pero lo único que hizo fue empeorarlo, dejándose toda la cara negra.

Me miró y me preguntó:

-¿Así mejor?

-Estás hecha un desastre-dije con una sonrisa- déjame que te limpie.

Con una mano le sujeté de la barbilla y con la otra le quité todas las marcas negras que le quedaban por la cara. Cuando ya acababa una última lágrima se deslizó sobre su mejilla que yo recogí con el pulgar.

-Venga, ya vale de lágrimas y muéstrame esa sonrisa tan bonita que tienes.

Instantáneamente sonrió tímidamente. Tenía una sonrisa preciosa, sincera, que dejaba entrever a una persona increíble.

-Muchas gracias novata.

-Venga, vamos a volver a la comisaría, que ya se deben estar preguntando que dónde estamos.

-Creo que eres la primera novata que me cae decentemente bien-dijo ya riendo.

-¿Sólo decentemente?

-Sí.

-Pues pensaba invitarte a una copa esta noche pero si solo te caigo decentemente bien, mejor que no, ¿verdad?

-Pero que digo, que me puedes seguir invitando, a ver si así me caes mejor-dijo guiñándome un ojo.

-Solo porque te mueres de ganas y no quiero quitarte la ilusión-le pinché.

-Señorita Sánchez, vigile cómo habla a su superior- me contestó muy seria. La había vuelto a cagar otra vez.

-Perdón agente Martín-dije tristemente.

Entonces Vanesa comenzó a reírse hasta que le empezó a faltar el aire.

-Era broma Malú, te crees todo.

-Simplemente estaba siguiéndote el juego-dije sonrojada. No se me daba bien mentir, siempre me sonrojaba y empezaba a tartamudear, por muy pequeña que fuese la mentira.

-Bueno, como quieras. Esta noche paso a buscarte.

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No tenía ni idea de qué ponerme, no quería ir demasiado arreglada pero tampoco demasiado informal. Así que opté por unos pitillos negros, una camiseta de tirantes granate y una chaqueta vaquera. Dejé mi pelo suelto, ligeramente alborotado y me maquillé un poco.

-¿Para quién te estás poniendo tan guapa?¿Ya tienes otro novio?-mi hermana pequeña, como siempre, entraba a mi habitación sin avisar para molestar.

-No, no tengo novio, salgo con una compañera del trabajo-dije secamente a ver si me dejaba en paz.

-¡Mamá, Malú se ha echado novio!

Ya está, ya la había liado, ahora me tocaba interrogatorio familiar. Mi madre corriendo entró en mi habitación.

-¿Ya tienes otro novio cariño?

-No, mamá, he quedado con una compañera del trabajo.

-¿Y cómo que te pones tan guapa?

-Voy normal mamá. Me voy- dije un tanto irritada. Odiaba que mi familia se entrometiese tanto en mi vida amorosa, ya era lo suficientemente mayor como para saber lo que hacía.

Dicen que el amor es suficiente //Valú//Where stories live. Discover now