Vuelvo A Vivir (Gay) [Terminada]

Capitulo 13

Ariel 

Abrí los ojos cuando sentí que había dormido algunas horas, busque a Enzo en la cama pero no estaba. Por la ventana podía ver que ya estaba oscureciendo. Definitivamente si había dormido varias horas. 

Busque mi ropa en el suelo y del bolsillo de mi pantalón saque mi teléfono. Eran casi las siete de la tarde, además de que tenía dos llamadas perdidas: una de Pedro y otra de César. 

Apague el teléfono cuando escuche el ruido de la ducha desde el baño privado de Enzo. 

Me acerque y entre en el baño sin hacer ruido. Abrí la cortina de la ducha y me metí dentro con el que estaba de espaldas a mi. Rodee mis brazos en su cintura y besé su nuca. Pude sentir que sonrío por eso y puso sus manos sobre las mías. 

–Eres un pícaro –me dijo riendo

–¿Que problema hay si me quiero bañar con mi novio?

Él se dio vuelta para besarme. Paso sus manos por mi pecho y mi abdomen cuando se separó lentamente. 

–Me tienes que contar que es eso –menciono seriamente señalando mis cicatrices. 

Me aparté más y salí de la ducha en silencio para secarme con una de las toallas. 

–Ariel –me llamo saliendo él también

Yo no contesté y volví a la habitación. No estaba enojado con él por preguntarme, es lo que cualquiera haría. Pero me incomodaba y no me gustaba hablar de ello. 

–¿Te molesto? –pregunto llegando detrás mío. 

–No

–¿Entonces? 

–No me gusta hablar de eso –conteste vistiéndome. 

Él no dijo más y comenzó a vestirse también. 

Salimos de la habitación y Enzo me llevó a la cocina. Me extrañó no ver a nadie. 

–¿No hay nadie? 

–Los sirvientes se deben haber ido a hacer un mandado. Son solo dos y cuando mis padres no están aprovechan para los mandados. 

–Ok

Enzo abrió la heladera y sacó un tazón con sándwich de miga. 

Comenzamos a comer ya que casi no comimos nada en el día por estar "ocupados" 

Sentado sobre el mostrador de la cocina veía que Enzo me miraba divertido. Ahí me di cuenta donde estaba sentado. 

–Perdón –dije bajándome– En mi casa suelo sentarme ahí y no...

–¡Hey! ¡Me encanta cómo eres! –señaló sentándose en el mostrador ahora él.

Yo reí por eso y me senté a su lado– Al final no somos tan diferentes

–Yo antes vivía solo para salir de fiesta, arrogante y no medía las consecuencias de lo que hacía. Pero cambio cuando llegaste a mi vida –dijo dando un mordisco al sándwich 

–Eso que eras tu... no tiene nada de malo a comparación de lo que yo era. Tu eras un santo al lado mio. 

–Ya deja eso –me reto– Deja de pensar que soy mejor que tu. Por que no es así, yo solo era un niño consentido y malcriado. Yo no tuve tu vida. Tu vida fue muy difícil. Mucho peor que la mía, no es tu culpa y te admiro –me dijo 

Yo no dije nada. No podía entender que Enzo me admirara de alguna forma y tras unos segundos de silencio Enzo me comenzó a tocar arriba de la ropa donde estaban mis cicatrices.