Nuestro Destino. [TERMINADA]

De nuevo en mi mente.

Ciudad de México, 09:25 am.

Despierto al escuchar un extraño ruido proveniente de algún lugar de la habitación. ¿Quién molesta a esta hora y un domingo luego de haber tenido conciertos todo el fin de semana? Se supone que es mi día de descanso y un imprudente lo interrumpía.

-¿Bueno? -dije con la voz adormilada.

-Chi, hasta que contestas. ¿A que hora piensas venir? -escuche la voz de mi hermana y pensé que esto era un milagro, Isabel nunca despertaba temprano y muchísimo menos un domingo.

-¿Estas enferma? Tu nunca despiertas a esta hora, ¡vaya milagro! -dije y enseguida la escuche murmurar algo, no pude evitar reír.

-¿Que te parece tan gracioso?

-Nada gordita, en una hora estoy allá. Espero que me tengas un buen desayuno preparado. Bye. -colgué, vi la hora y me volví a acostar.

Hoy es uno de esos días en los que me despierto y lo primero que llega a mi mente son un par de ojos color avellana mirándome fijamente. ¿Cuándo tiempo tendrá que pasar para que me olvide de la mirada penetrante de ese hombre que me roba el aliento? La última vez que nos vimos me dijo que no me buscaría más, que me iba a dejar ser feliz con quién yo quisiera pero lo que no se imaginaba es que mi felicidad era él. En aquel entonces yo tenía pareja, sí una pareja a la cual no amaba y a la semana mi "relación" con esa persona se fue a la basura... Es que ¿para que me miento a mi misma? Manuel siempre ha sido mi único y gran amor, aunque lo rechace mil veces o por más fuerte que me haga siempre término perdiendo los sentidos cada vez que lo escucho decir mi nombre.

Mil veces he intentado olvidarlo y cuando creo que de verdad pasó, vuelve a aparecer atormentando mis pensamientos.

¿Será nuestro destino estar juntos? No lo sé, quizá alguna vez cuando volvamos a encontrarnos de mi brazo a torcer y le diga cuanto lo amo, sólo espero que no sea muy tarde... ¿Qué estupideces estas pensando Mayte? No, claro que nunca se lo voy a decir, aún recuerdo todas las veces que le aconsejé para que hiciera las cosas bien con sus novias mientras yo me moría de amor, y aunque esa última vez me dijo que me amaba, mi mente se negó a creerlo. Sí eso que dijo era verdad...

El sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos.

-¿Ahora que pasó Isabel? -dije contestando la llamada.

-Que humor cargas hoy, niña. -la escuche reír y puse mis ojos en blanco.

-Es sólo para recordarte que esta noche tenemos la cena en casa de Enmanuel, trae tus cosas para que te arregles aquí. Nos vemos. -colgó.

La cena.. ¿Cómo pude olvidarlo? ¡Dios santo!, es en casa de Enmanuel y eso sólo significa una cosa; esta noche veré a Manuel.