Una vez en su lugar personal, el verdadero Agreste no sabía qué hacer. ¿Se sentaba? ¿Caminaba? ¿Se quedaba quieto? Mil preguntas aparecían en su mente.

—Deberías de llamarle a Marinette...— propuso la rojiza. —Nadie mejor que ella sabrá que hacer... O eso espero.

De manera torpe, la dama asintió con la cabeza; fue hacia donde se encontraba su celular y marcó el primer número que estaba en la lista de "Recientes". No pasaron muchos segundos hasta que contestaron la video-llamada.

—¿Adrien? ¿Qué pasa?— recostado en la cama y algo dormido, preguntó el de ojos esmeralda. A su lado se podía observar al felino comiendo su delicioso Camembert.

Las palabras no podían salir de la garganta de la azabache. Sus nervios aumentaron y su sonrojo también; en eso, apareció la criatura enfrente de la pantalla del celular.

—Marinette, tenemos código rojo.

—¿Código rojo? ¿A qué te refieres, Tikki?— acomodándose en la cama, cuestionó el Agreste. —Dime, ahora estoy media dormida y no entiendo.

La pequeña inhaló lentamente, mientras cerraba sus ojos. —Adrien está en su periodo.

Silencio. Un enorme silencio de escasos segundos apareció en ambas casas; de inmediato, las mejillas del joven se tornaron escarlata por completo. Al parecer, la pesadez debida al sueño que hace un momento tenía el modelo había desaparecido por completo.

—¿¡Qué!?— por fin gritó el rubio, haciendo que llamara la atención de su gatuno compañero. —Espérenme, en un segundo voy allá.— prometió para después terminar la llamada.

—¿Qué significa lo que dijo Tikki? ¿Periodo... De exámenes?— preguntó iluso el de negro para terminar de comer su amado queso.

Aún con un gran sonrojo debido a la pena y fuerte preocupación, la verdadera chica tenía que visitar a su amado en problemas. —No Plagg... Luego te explico, ahora tengo que transformarme.— dijo para que después el Kwami ingresara al anillo, mostrando a un preocupado Chat Noir; éste salió por la ventana de su habitación en dirección al hogar de los Dupain-Cheng.

Después de eternos dos minutos, se escucharon golpes en la puerta que daba a la azotea de la chica. Al instante, Marinette la abrió, dejando pasar al felino.

Sus miradas se encontraron mientras el rubio daba el primer paso para bajar las escaleras; una enorme vergüenza se apoderó de ambos cuerpos. Una vez ya bien ingresado el joven, podían hablar con tranquilidad.

—Plagg, puedes salir si quieres.— comentó la voz varonil, el mencionado le hizo caso. La criatura mágica flotó hasta donde se encontraba su pequeña compañera.

—¿Periodo de qué?— volvió a preguntar el felino.

La carmesí exhaló algo cansada. —Creo que será mejor dejarlos solos un momento. Vamos a la cocina, creo que hay queso.— explicó Tikki mientras tomaba al glotón del brazo y se alejaban del lugar.

Una vez solos, un incómodo silencio los envolvió, haciendo que la escena se volviera tensa.

—¿S-sabes todo lo q-que deberías de saber o te e-explico algo?— se atrevió a preguntar el de pijama cómoda, por supuesto, sin observar directamente a la chica que tenía frente a él.

—L-lo más básico lo se p-por la escuela... Así que creo que estaré bien.

—De acuerdo...— el muchacho hizo una pequeña pausa. —Lo bueno es que s-sólo serán tres o cuatro días... No es mucho.— soltó mientras trataba de calmarse.

[ML] Atrapados en otro cuerpo.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن