No dijo ni hizo nada al respecto, simplemente se quedó ahí sentado, en una esquina. A oscuras parecía más débil y magullado de lo que estaba a la luz del día. Fuera, la noche había caído y por tanto el departamento parecía un lúgubre lugar abandonado, aunque la música destensaba un poco la situación.

Oí voces en el rellano y reconocí a Amanda y Steve. Miré a Fury, alertándole con la mirada, pero él se mostró impasible al respecto. Minutos más tarde la ventana del salón se abrió y de ella apareció Steve con su escudo. Aún sin poder verlo, sentí cómo su rostro se contraía en una mueca de confusión y cómo sus pisadas se volvían más cautas y silenciosas, con el escudo en alto dispuesto a atacar o defenderse de cualquier amenaza que se lanzara contra él.

Se acercó, y su proximidad significó un repentino nerviosismo en mi persona. No fue hasta tenerlo delante cuando finalmente me percaté de lo muchísimo que lo había extrañado. Cualquiera habría esperado un reencuentro de película, con abrazos que te levantan del suelo y te hacen girar, o bandas sonoras románticas como fondo, pero lo cierto es que nada de eso sucedió. 

Steve, contemplando el panorama con el que se había topado al llegar al salón, totalmente a oscuras, frunció el ceño. Lo primero en lo que se fijaron sus ojos fue en mí, al lado de Fury y con algunas magulladuras y raspones cubriendo mi rostro y brazos. Su mirada, al principio confusa y recelosa, se llenó de miedo y preocupación.

─¿Sharon? -preguntó en un hilo de voz, dando un paso adelante hacia mí- ¿Qué te ha pasado?

Permanecí en silencio, pues no podía darle el privilegio de contarle toda la historia en ese momento. Miré a Fury y Steve dirigió su mirada a él, ahora llena de desconfianza y frialdad. Apretó más su escudo, pues sus nudillos se volvieron más blancos de lo que normalmente estaban, y contuvo la respiración durante una milésima de segundo, tratando así de calmarse.

─No recuerdo haberle dado una llave -comentó, de pronto recobrando la normalidad en su voz.

─¿De verdad cree que necesito llave? -le respondió el director con una pregunta retórica- Mi mujer me ha echado de casa.

Lo miré, obviamente al tanto de que era mentira. Steve también sabía que mentía, o al menos, que estaba ocultando una parte de lo que realmente quería explicar.

─No sabía que tuviera mujer -dijo Steve, haciendo que alzara una ceja ante lo absurdo que me pareció su comentario.

─Hay muchas cosas que no sabe de mí -se limitó a contestar Fury.

─Estoy de acuerdo -murmuré esta vez yo, ganándome una mirada por parte del rubio.

─Y ese es el problema.

La mandíbula de Rogers se contrajo en una línea marcada que me hizo entender lo frustrado e impotente que se sentía. Sus ojos se centraron en la pantalla que Fury le estaba mostrando, con un mensaje escrito que decía que habían oídos por todos lados.

─Siento mucho haber hecho esto, pero no tenía otro sitio donde ir.

De nuevo, le mostró el teléfono con otro mensaje diferente. "Shield está infiltrada", con esas tres palabras el rostro de Steve se crispó en una solitaria mueca de rabia y disgusto. Me miró y comprendí el significado de su mirada, cómo se enfadaba consigo mismo, no por no darse cuenta, si no por no haber querido admitirlo desde el momento en que se lo dije.

─¿Quién más sabe lo de su mujer?

─Solo mis amigos.

─¿Eso es lo que somos? -inquirió Steve mirando a Fury fijamente, fijándose también en mí.

THE WOMAN OUT OF TIME | CAPTAIN AMERICA 2 ✔Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum