Prólogo.

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Julio del 2019

                Hoy se suponía que tenía que ser el día más feliz de mi vida, pero no se sentía como tal, me miré al espejo en mi hermoso vestido blanco y alisé una arruga inexistente de mi vestido. Suspiré. Tenía muchos sentimientos encontrados. Hoy me iba a casar... pero no me sentía emocionada, no me sentía enamorada, a pesar de que el Diego era un chico fantástico, lo quería mucho, pero nunca pude volver a enamorarme desde que destrozaron mi corazón...

—Hija ¿Estás lista? — preguntó mi padre. No estaba lista y quizás nunca lo estaría... Pero debía hacerlo. Tomé una respiración profunda, cerré mis ojos y luego expulsé todo el aire.

—Sí, estoy lista papá. —él me ofreció su brazo y lo tomé. Luego nos dirigimos al auto que me esperaba para llevarme a la iglesia.

                El camino pasaba rápidamente, prontamente estaría en mi destino, y no sé qué sería de mi vida a partir de ahí. ¿Tendría la misma vida aburrida de mi madre y de mis hermanas? Cuando era más joven, estaba determinaba a cambiar ese destino, yo no quería terminar como ellas, pero creo que era inevitable. Me voy a casar y luego tendré su misma vida aburrida, pero es la única manera de protegerlo...

—Hija estoy tan feliz por ti— dijo mi padre. —Pensé que este momento nunca llegaría, desde chica fuiste tan distinta a tus hermanas, ellas soñaban con casarse y tener una familia, en cambio tú soñabas con estudiar y trabajar, tu madre nunca apoyó eso, pero yo sí siempre admiré que quisieras ser independiente, de no depender de nadie... Pero a veces es bueno tener a alguien al lado, alguien en quien apoyarse y estoy seguro que con Diego serás muy feliz— le di una pequeña sonrisa. Sí, había logrado obtener mi licenciatura en ciencias de la Ingeniería con un mayor en Química, pero aún me queda un año para obtener el título de ingeniería Civil Química, pero quizás vaya a tener que aplazarlo un poco porque al licenciarme me ofrecieron trabajo en una empresa y no dudé en aceptarlo porque era un buen trabajo y necesitaba no tener que depender del dinero de mis padres, pero ahora no sé qué pasará conmigo con el trabajo más la universidad no tengo tiempo y ahora que seré una mujer casada no sé qué haré, mi madre y mi suegra insisten en que deje todo y me dedique a la casa, pero yo no quiero...

—Llegamos— suspiré. Mi padre se bajó del auto y lo rodeó luego me ofreció su mano para bajar, la tomé y luego me agarré de su brazo. Desde ahora en adelante mi vida iba a cambiar, y ya no había vuelta atrás. Caminamos en camino a la puerta de la iglesia, esta se abrió. Pude ver en el final del pasillo a Diego, mi prometido y futuro esposo, tenía una sonrisa en su rostro cuando me vio, intenté replicar esa sonrisa, pero solo logré que una mueca se formara en mi cara. Yo no estaba tan feliz como él, quizás hace unas semanas lo estaba, pero todo había cambiado... Me di cuenta que aún no había olvidado a ese imbécil que destrozó mi corazón hace cinco años atrás... Pero maldita sea esta la única forma de protegerlo y de proteger mi corazón, no quería que me lo volvieran a romper nunca más...

                La marcha nupcial comenzó a sonar y mi padre avanzó, en cambio yo me quedé ahí parada. Mi padre me miró extrañado. Le di una media sonrisa tranquilizadora y lo seguí. Cuando llegamos al frente del altar mi padre saludó y le dio unas palabras a Diego. Luego se fue y nos dejó a los dos en frente del sacerdote.

—Te ves preciosa Jose— me dijo Diego con sus ojos brillando. Le sonreí y tomé su mano, él me la apretó. Luego el sacerdote comenzó con la misa. Era tan raro estar casándose, nunca lo pensé, nunca estuvo en mis planes, aunque siempre estuvo en los planes de mi familia, desde que era chica que estuvieron planeando este matrimonio, los miré de reojo, todos tenían una sonrisa de oreja a oreja y me miraban orgullosos. Suspiré, al parecer todos estaban felices, excepto yo...

—¿Diego Saenz, aceptas a María Josefina Fontaine como tu legítima esposa, amarla y respetarla, de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

—Sí acepto— respondió Diego sin vacilar.

—¿María Josefina Fontaine aceptas a Diego Saenz como tu legítimo esposo, amarlo y respetarlo de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe? —preguntó el padre. Miré a Diego que me miraba con una sonrisa esperando mi respuesta, luego miré al padre que no me quitaba la vista de encima. Oh mi Dios, tenía que hacer esto. Tomé aire, bien, responde María Josefina, di que sí. Apreté la mano de Diego para tener la fuerza y...

—¡NO! — escuché una voz gritar. Todos nos giramos para ver quién venía. Oh mi Dios no, ¿por qué? — Pendeja tú no te puedes casar, por favor no me hagas esto— dijo él llegando a mi lado.

—Charles ¿qué estás haciendo aquí? Vete— respondí.

—No, pendeja tú no lo amas... Y me dijiste que me la jugara por ti, y eso estoy haciendo por favor no te cases— suplicó.

—¿Jose qué está pasando? ¿Qué hace él aquí? — preguntó Diego bastante confundido.

—María Josefina, pendeja— dijo Charles arrodillándose en frente de mí. —Yo te prometo que ya no hay peros para mí, yo te amo y no te dejaré ir... Nunca más te dejaré ir, puede que hace cinco años lo haya hecho, pero fue una estupidez, fui cobarde tenía miedo de lo que podía pasar si seguía contigo, pendeja tú le das sentido a mi vida, le das alegría a mi corazón. Dejé todo por ti porque no puedo soportar estar sin ti. Por favor ven conmigo— él estiró su mano. Solo tenía que tomarla, pero no sabía si era lo correcto, no sabía qué hacer... No podía hacerle esto al Diego, pero tampoco podía dejar ir así al Charles... ¿Qué mierda hago?

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Pd: esta es la segunda temporada de I'm not the only one

Stay with me || Charles Aránguiz #IMNTOO2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora