-Adelante Marisa, habla con tranquilidad y tú-me apunto. -Escucha antes de salir corriendo de aquí. Soy tu padre Helen y hare todo lo posible por verte feliz, así sea que tenga que tragarme mi orgullo y estrechar la mano con ese tonto Lobo- bueno al parecer desde el descubrimiento de la vida "libertina" de Gabriel ahora ya no es la persona más favorita de mi padre.

Antes de salir su mirada cambio por una que no supe descifrar, tal vez era orgullo con una mezcla extraña de ternura. Mi padre parpadeó y termino por cerrar la puerta de mi habitación.

-Helen escúchame atentamente- puse atención en Marisa, hay Dios no más noticias malas, porque si recibo otra creo que me dará un infarto. –No lo hice con mala intención pero... bueno ya, le pedí a Rose la ahora novia de tu padre que tomara una muestra de sangre- asentí con la cabeza, claro que lo recordaba pero no se adonde quería llegar con todo esto, cuando lo más urgente era localizar a la familia Johnson.

-Si lo recuerdo, una anemia ¿verdad?- eso me había dicho Rose, una muestra de sangre para confirmar. Habían sido unos días feos y agotadores, yo por supuesto le echaba la culpa a la separación. -Pero no te preocupes me repondré, comeré mejor, seré una chica lista-

Tome la tableta electrónica buscando alguna noticia del accidente de Gabriel, Dios que este bien. Mi corazón comenzaba a retorcerse ante mi angustia. No debo ser fuerte y cuando lo haga tomare a ese estúpido Lobo de las orejas y le gritare tanto que mi garganta se secara. –Pero ahora lo importante es salir de aquí, averiguar qué fue lo que paso y correr junto a...-

-¡Estas embarazada!-

No grite, estoy absolutamente segura de que no grite, de mí no salió ni un estúpido jadeo. Pero pude sentir como mi garganta se sacaba dejándome sin habla.

-¡Hay no! Siéntate-

Me deje caer con ayuda de Marisa.

-¿Helen? No me asustes, estas peor. Respira despacio... ¿Helen?-

Oí mal, si eso fue. Mi tonta cabeza no capto bien las palabras que grito Marisa.

Respire lentamente, céntrate Helen me regañe, esto es importante.

Sonreí a mi amiga que estaba al pendiente de mi rostro.

-Perdón Marisa, mi cabeza ya sabes en tensión entiendo las cosas al revés- suspire y respire otra vez.

-¿Qué decías de las pruebas?- la rubia me tomo por los hombros, creo que temblaba.

La ruda Helen estaba estremeciéndose como una gelatina.

-Escucha Helen. Tú. Estas. Embarazada.-

Tres cortas y simples palabras cambiaron todo mi mundo, literalmente mi mundo giro y no solo por el intenso mareo que me llego de golpe al igual que la noticia. Gire mi cabeza hacia la puerta ¡Oh! Santo cielo por eso mi padre, tenía esa expresión, por eso estaba así. Él nunca me dejaría regresar con Gabriel si no fuera por una buena razón y ¡Cielos! Esta era una y una muy buena.

Recapitulando mi vida me deje a llorar, la fuerte Helen se marchó por la ventana en cuanto mis lágrimas comenzaron a salir manchando la camisa favorita de mi mejor amiga que me sostenía entre un abrazo de amista y apoyo... Mi amiga. -¡Hay por Dios Marisa! lo sabias y se lo contaste primero a mi padre-

Me aleje de ella para poder mirar su culpabilidad esculpida en su rostro.

-No tenía opción Helen, tus hermanos serán muy, pero muy guapos pero a veces tiene mierda en el cerebro. No me dejarían pasar a tu habitación para verte, entonces utilice mi carta con tu padre, era lo mejor, decirle la verdad a él-

Cautivada por el Lobo. (3)Where stories live. Discover now