Ahora es un hecho

Start from the beginning
                                    

- Sé que no es una obligación, y estoy seguro de lo que estoy diciendo – respondió Jeonghan frunciendo el ceño. Seungcheol siguió sintiendo pánico.

- ¿Estás seguro? ¿Quizás te sientes confundido? Quizás no es lo que crees quizás solo me quieres y no quiero que te confundas y que luego te sientas incómodo y yo no quiero lastimarte Jeonghan yo no-

Jeonghan tocó su mejilla con su mano sin dejar de mirarlo a los ojos en ningún momento. Seungcheol se quedó callado al instante, sin cerrar su boca y sin apartar la mirada de Jeonghan y sus bonitos ojos somnolientos y sus cejas y su nariz y sus labios sonrientes y su rostro angelical y...

- Si ya no te gusto puedes solo decirlo – dijo suavemente alejando su mano, peinando nervioso su largo cabello negro con la yema de sus dedos.

- Aun me gustas – respondió de inmediato el más alto y esta vez fue Jeonghan quien sintió sus rodillas debilitarse. Nunca había visto tan rojo a Seungcheol, y de seguro él estaría casi o más rojo que él.

Y comenzó a reír. No sabía qué decir, no sabía qué hacer, solo podía reír nervioso y cubrir su boca con sus manos porque estaba nervioso, estaba feliz, estaba lleno de amor y cielos hacía tanto tiempo que no se sentía de esta manera. Se sentía dichoso. Seungcheol tampoco supo qué decir ni mucho menos qué hacer así que solo estiró sus brazos y envolvió a Jeonghan con ellos en un fuerte y cálido, tratando de trasmitir todo lo que sentía por él.

- N-No sé qué sigue ahora – dijo Seungcheol de pronto con una voz tan suave que apenas se reconoció a sí mismo.

- ¿Podríamos... intentarlo? – murmuró Jeonghan y Seungcheol sintió su pecho derretirse y su estómago dar un salto. El más alto solo alcanzaba a ver las orejas rojas de Jeonghan y sonrió más amplio, apretando aún más el abrazo. Respiró profundo intentando guardar cada aroma de ese momento,

- Me parece bien – respondió y escuchó una risita que le erizó la piel.

El perrito blanco comenzó a ladrarles aburrido, entonces se dieron cuenta del rato que llevaban así abrazados a mitad de la plaza y se separaron muy avergonzados, riendo un poco y caminando lento para que el perro pudiera seguir su paseo y no volviera a enojarse. Fue Jeonghan quien buscó su mano tímidamente entonces, entrelazando sus dedos con las manos tibias de Seungcheol, y de pronto el suelo se sintió como pisar nubes. Seungcheol no podría estar más feliz

Cuando a la mañana siguiente Seungcheol despertó le tomó 10 segundos recordar todo el día anterior, y cuando lo hizo gritó contra su almohada con toda la felicidad que sus pulmones le permitieran pues 10 segundos fue tiempo suficiente para tomar su teléfono, ver el mensaje en la pantalla ("Buenos días ♥") y sentir el corazón latir como corazón de colibrí.

Le gustaba a Jeonghan. Por el cielo le gustaba a Jeonghan.

La tarde anterior había sido la tarde con más emociones que hubiese experimentado en su vida. Luego de romper el abrazo por los ladridos del perro al que paseaba, caminar ("de la mano" recordaba una y mil veces) por el parque y devolver al animal a su dueño habían ido a una cafetería a servirse algo. Y todo había sido risitas nerviosas, roces de manos y sonrojos adolescentes. Jeonghan dio vuelta el azúcar sobre la mesa y Seungcheol golpeó su taza con el codo al intentar ayudarlo a limpiar, dejando todo mojado. Fueron realmente un desastre, pero Seungcheol creía nunca haber visto a Jeonghan tan radiante y agradecía a todo lo que lo escuchara por permitirle vivir ese momento.

Al finalizar el día lo fue a dejar a la puerta de su departamento, y al igual que el cliché de cómo se conocieron, la despedida de su primera cita fue casi sacada de película romántica. Jeonghan le sonreía aun con el rubor marcado en sus mejillas y un brillo en sus ojos que nunca antes había visto.

Quizás es hora de olvidar [JiHanCheol]Where stories live. Discover now