Capítulo Tres

315 17 1
                                    

Estábamos en una burbuja, que no habíamos siguiera notado que la música había dejado de sonar, en vez de esta se encontraba una un poco más lenta. Nos apartamos en busca de aire, y apenas pude abrí los ojos, lo vi a él con un brillo raro en sus ojos y me dio la sonrisa más seductora que había visto en el mundo.

Me guio hacia la mesa y por la mirada que me lanzó mi amiga pude notar que nos había visto. Los demás conversaban muy animadamente parecieron no notar el beso. Un poco antes de llegar a la mesa ignazio me toma del brazo y me habla al oído –Te gustaría ir a un lugar más tranquilo?- me mordí el labio inferior, sabía lo que significaba aquella proposición. Miento si digo que no me lo esperaba de él, pues si había escuchado ciertos rumores y a decir verdad la idea no me desagradaba. –Bueno si, solo déjame avisarle a Nicole- y caminé hacia ella.

-Ignazio me pregunto si quería ir a otro lugar- dije estando lo suficientemente cerca como para que los que estaban alrededor no escucharan. Mi amiga peló los ojos y me miró con una sonrisa de complicidad.

-anda amiga, disfruta tu noche con tu amor- dijo ella, creo que estaba más emocionada que yo.

-¿pero qué diré en casa?- esa era mi preocupación.

-no te preocupes por eso, llama y di que te quedaras en mi casa, yo te cubro- abracé a mi amiga y le susurre un 'gracias'. Me despedí de Piero y Gianluca y su nueva amiga Maria y salí para encontrarme con Ignazio, quien me esperaba cerca de los ascensores.

-iremos a mi habitación- dijo mientras tomaba mi mano y nos adentrábamos al ascensor. Asentí ya que estaba comenzando a sentirme un poco nerviosa.

Piso 32, sacó su tarjeta y abrió la habitación, era una suite sencilla. Noté que busco un champange en el mini bar y sacó dos copas.

-brindamos?- dijo mientras servía esta en ambas copas y me tendía la copa. –Por una Bella Notte-

Lo siguiente que recuerdo son sus manos a ambos lados de mi cintura, acorralándome contra una pared y sus besos bajando por mi cuello. Esa noche cumplí lo que sería para muchas un sueño, una fantasía, sin pensar en las grandes consecuencias que esto traería. Mentiría si digo que no lo disfruté. Sus manos acariciando mi cuerpo, recorriendo uno a uno cada rincón. Sus suaves embestidas matándome de placer, haciendo que me aferrara fuertemente a las sabanas. Nuestros gemidos de placer, que no hacían más que aumentar el calor de la noche. Mis manos pasando por su trabajado pecho con una leve capa de vello, mis uñas clavándose en su espalda al llegar a la cima de nuestro acto. Esa noche duró hasta la madrugada, cuando finalmente caímos rendidos por el sueño y cansancio.

Fui despertada por los rayos del sol impactando mi rostro, cuando logré depertar por completo recordé la magnífica noche que había tenido y sentí su brazo abrazando mi cintura. Suavemente lo retiré y logré levantarme de la cama. Busqué algo con que taparme y cerca encontré su camisa blanca regada en el suelo, producto de nuestro encuentro. Sonreí solo al imaginar el paradero de mi ropa. Me la puse y me quedaba gigante que llegó a cubrirme hasta un poco arriba de las rodillas y caminé hacia el baño.

Al verme en el espejo puse una cara de espanto. Maquillaje corrido y el cabello muy despeinado. Limpié los restos de maquillaje de mi rostro, lavé mi rostro e intenté peinarme un poco, hice lo que debía hacer y salí cuidadosamente del baño. Al verlo ahí durmiendo tan placenteramente quería disfrutar un poco más del momento que sabía que pronto llegaría a su final y me recosté a su lado, contemplándolo, tratando de tomar fotos con mi memoria fotográfica. Detalle sus lunares, sus largas pestañas, su perfilada nariz y no pude evitar recorrer suavemente con mi dedo sus hermosos labios rosados y carnosos. Logré contemplarlo así un par de minutos más y luego comenzó a despertar.

-Buongiorno bella- dijo al abrir por completo sus ojos.

-Buenos días- contesté sonrojándome al percatarme de que él seguía desnudo. El solo rió y planto un beso en mis labios para luego levantarse, colocarse los boxers y caminar hacia el baño.

Tomé un largo suspiro y me levanté en búsqueda de mi ropa. A los minutos salió él del baño.

-te queda mejor que a mí- voltié y lo encontré recostado al marco de la puerta del baño y reí.

-lo siento no encontraba mi ropa en la mañana- dije volviéndome a sonrojar.

-lo decía en serio, estas irresistible con mi camisa puesta- dijo acercándose hacia donde yo me encontraba. Posó su mano en mi mejilla acariciándola y con la otra acomodó un mecho de mi cabello detrás de mi oreja. No pude evitar morderme el labio inferior ante su gesto.

-fue una noche inolvidable para mi Valeria- dijo mirándome a los ojos para luego besarme de manera dulce y tierna que hizo que me flaquearan las rodillas.

-lo fue para mí también- contesté tratando de que mi voz no sonara muy torpe.

Terminé de recoger mi ropa y pasé al baño a cambiarme, al salir le devolví su camisa blanca.

-creo que ya debería irme- anuncié tomando mi bolso que había quedado en una silla.

-no quieres quedarte a desayunar?- negué amablemente, prefería no toparme con ninguna fan o con los chicos y tener que dar explicaciones. Saqué mi celular del bolso y envié un mensaje a Nicole de que me recogiera. Ignazio me acompaño hasta la puerta y ahí tomó mi mano derecha y la besó, luego la izquierda de igual manera y luego me besó en los labios. Un beso de despedida, intenté memorizar en ese momento el rocé de nuestros labios, sus manos acunando mis mejillas y su olor tan varonil y dulce a la vez. Y terminó. Abrió la puerta dejándome pasar.

- Adiós Ignazio- dije sintiendo como se rompía mi corazón al saber que ya había terminado.

- Adiós Valeria-

Bajé hasta el lobby como una zombie, recordando cada momento de aquella mágica noche soltando una sonrisa nostálgica en mi rostro. Caminé hacia una cafetería, pedí un café negro para aguantar ya que aún tenía mucho sueño y a los pocos minutos me escribió Nicole indicándome que ya está afuera del hotel.

-Cuéntame cada detalle- dijo mi amiga al segundo en que subí a su auto.

-Fue mágico, inolvidable. Fue una bella notte- dije recordando las palabras exactas que había dicho Ignazio la noche anterior.

Una Bella NotteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora